Chile: el 10% de las AFP, los derechos humanos y las elecciones

En Chile la lucha de calles se ha vuelto a manifestar, en un ambiente de crisis económica mundial, circo electoral y control de la población utilizando la pandemia como excusa. En este contexto la lucha de calles ha tomado nuevo impulso estos días.

Reproducimos a continuación una nota de la hermana organización América Rebelde donde se analiza la situación


CHILE: EL 10% DE LAS AFP, LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS ELECCIONES

 En los últimos días han aparecido varios llamados de organizaciones de trabajadores a realizar un paro nacional, por un lado, y por otro a organizar la huelga general. Si bien en apariencia todos estos llamados conducen a Roma en este caso pareciera que no.

La burocracia sindical y el reformismo

Desatado el estallido social se dieron todas las condiciones para desarrollar una huelga general productivo que permitiera tumbar, derrocar al conjunto de la institucionalidad burguesa neoliberal y abrir un proceso popular de proporciones esto con un pueblo amplia y masivamente movilizado a los largo y ancho de Chile. Las condiciones objetivas y subjetivas de las masas estaban dadas.

Pero como es costumbre, los partidos reformistas privilegiaron el acuerdo con los partidos burgueses y acordaron desactivar la salida popular a la crisis del capitalismo e imponer la salida burguesa tanto en la firma del Acuerdo Nacional de noviembre del 2019 como en la participación misma en el calendario electorero que se desarrollará este 15 y 16 de mayo si es que las señoras pandemias y cuarentena lo permiten.

La crisis que ya arrastraba el capitalismo en Chile se vio ahondada como consecuencia de la pandemia y del bicharraco del Covid 19. Este permitió paralizar el estallido social y esconder debajo de la alfombra las masivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos todo con el incremento de la pobreza y de hogares proletarios que han pasado hambre.

Si el reformismo y el progresismo encontraron la llave para cautelar los intereses de la clase dominante mediante la firma del acuerdo y del itinerario electoral también encontraron otra forma para la domesticación del descontento social con permitir el retiro del 10% de los fondos de pensiones una, dos veces, para ahora “pelear” una tercera vez y ya anunciando un cuarto retiro en el futuro. Esto presentándolo como una política de izquierda y escondiendo que son los trabajadores quienes pagan la crisis sin que se haya tocado un centavo de los bolsillos de los poderes económicos que han aumentado sus ganancias sideralmente en este año pandémico. El Covid no ha pasado por los hogares de los ricos.

Ante esta última situación, el gobierno de Piñera que ha resultado ser el peor jefe de campaña para la derecha fascista ante estas elecciones, nuevamente se ha opuesto a este nuevo retiro. Los partidos progresistas y reformistas si apoyan el retiro y han hecho de este factor algo similar al desembarco de Normandía.

En el área chica

Una vez ya instalada la salida burguesa a la crisis (acuerdo + plebiscito + elecciones + convención constitucional) el progresismo se enfrenta a un posible callejón sin salida. No sólo fracasó en la idea de unir a todo el espectro, sino que la fragmentación se produjo como bomba de racimo. Se inscribieron 180 listas y han proliferado las precandidaturas presidenciales llegando a 10. Todas estas candidaturas pre presidenciales se encuentran estancadas en el mismo porcentaje de apoyo de cada una hace ya meses. La falta de credibilidad, de propuestas que vayan hacia el derribo de los 11 pilares del neoliberalismo, y no limitarse a un cambio constitucional, es lo que hace que la población no sienta el entusiasmo ni la confianza hacia ellos. Se les percibe a todos ellos como parte de la condenada y decadente clase política.

Ante esta situación derivada del estancamiento general de la salida pactada a la crisis, lo único que queda, faltando tres semanas para las elecciones, es levantar consignas como elementos de campaña a sabiendas que no se van a cumplir ¿Cuáles?

No resulta lógico ni menos creíble que las confederaciones de trabajadores de los sectores estratégicos, algunas de ellas, amenacen con un paro nacional si es que el gobierno de Piñera recurre al Tribunal Constitucional (TC) para frenar el cobro, por tercera vez, de un nuevo 10% de los fondos de pensiones. Esto quiere decir que si el gobierno no recurre al TC ¿no hay paro entonces? Es decir, el único factor que mueve a estas confederaciones como al “endurecimiento” del discurso de los progresistas para exigir la renuncia de Piñera ¿es el cobro del 10%? Veamos.

Comenzado el estallido social (octubre 2019) se dieron todas las condiciones objetivas y subjetivas para la convocatoria a una Huelga General Productiva Indefinida. Fueron los partidos reformistas y progresistas que controlan las confederaciones de los sectores productivos estratégicos los que frenaron esa posibilidad y optaron por el acuerdo interburgués y su itinerario.

Las condiciones de rebelión sumado a la permanente, generalizada y sistemática violación a los derechos humanos que arrojó 5.000 presos políticos, 35.000 personas judicializadas, 500 víctimas de trauma ocular, 8.000 denuncias de tortura, 290 mujeres violadas y abusadas sexualmente, 48 asesinados, y dos personas completamente ciegas es más que suficiente para haber convocado a una huelga general hace ya bastante tiempo y no solamente por el 10%.

La impunidad total en todos los crímenes contra la humanidad es también argumento suficiente, como la exigencia inmediata de la libertad sin condiciones de tod@s l@s pres@s polític@s para convocar a un paro nacional pero tampoco lo han hecho y la impunidad sigue su curso como también los presos siguen esperando su liberación.

La situación de desempleo, de pérdida de los escasos derechos laborales, el aumento de los abusos patronales y la precarización del empleo son todas derivadas de la pandemia que ha venido a ahondar la crisis de las familias proletarias todo mientras las ganancias de los grupos económicos siguieron su curso. Esto también ameritaba un paro nacional pero tampoco fue convocado por las burocracias sindicales reformistas y progresistas.

En la media cancha

Las distintas facciones burguesas saben que la salida institucional impuesta al pueblo ante la crisis no las tiene toda a ganar y que se encuentra al borde del abismo más allá de la suspensión producto del bicharraco. También saben que la nueva constitución no cambiará los pilares que sustentan el modelo neoliberal y que por lo tanto el descontento continuará. Saben también que para los intereses burgueses Piñera ha sido más que una solución un problema y crecen los sectores burgueses que ven en su salida la única solución. Es ahí que Piñera sólo tenga un 5% de apoyo. Pero, después de sacar a Piñera ¿qué?

Desde el progresismo, quien fuera el primer díscolo y rebelde de la Concertación, el ex y eterno candidato presidencial Marcos Enriquez-Ominami (MEO), es ahora un gatito de chalet de la misma concertación. Una vez que rompió su alianza con el Partido Comunista emigró para aliarse con sus antiguos adversarios de la Concertación privilegiando su alianza con el partido más reaccionario al interior de ella: la Democracia Cristiana.

Desde esa alianza estratégica, MEO, lanza una idea “innovadora”. La única salida posible que ve es la formación de un “gabinete transversal, de unidad nacional” ante la crisis eso incluye desde el progresismo hasta la derecha fascista. Es lo que el denomina “intervenir el gobierno” no derrocarlo.

Desde esa nueva configuración del mapa político propuesto por MEO no es de extrañar el apoyo de la ex militante del Partido Comunista, ex Partido Por la Democracia, ex Revolución Democrática y ex Frente Amplio, Javiera Parada (hija del militante comunista degollado en la dictadura de Pinochet, José Manuel Parada) al precandidato de la derecha y ex ministro de economía de Piñera, Ignacio Briones (Evopoli). Forma parte de ese intento por lograr una solución a medio camino que no es el derrocamiento de Piñera pero tampoco su mantención es decir todo y la cosa ninguna.

Por otro lado, otro sector del progresismo pretende reactivar el proceso de destitución de Piñera presentado por el ex democristiano, Jaime Mulet a sabiendas que no tiene destino y que no es más que un elemento de campaña negociable al igual que todo lo anterior.

Todas estas situaciones se encuentran alejadas de las necesidades de la población, de los trabajadores y el progresismo requiere reconectarse para re entusiasmar a la población y cosechar el caudal de votos y de adhesión que no les está llegando -todo a tres semanas de las elecciones- y que mejor que levantar la consigna del Paro Nacional, ahora unido al 10% y a la renuncia de Piñera. Si no impulsaron la huelga general en medio del estallido ¿por qué creerles ahora?

Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Pero es necesario también separar la paja del trigo por más bíblico que sea el refrán.

Sectores clasistas y combativos (Central Clasista de Trabajador@s, CCT, y la Asociación Intersindical de Trabajador@s, AIT) están llamando a preparar la huelga general. Esto teniendo en sus espaldas el conjunto de las demandas de los trabajadores desde una clara confrontación con la clase patronal. Claro está en este sector clasista no se encuentra ninguna de las confederaciones de los sectores estratégicos de la producción que reconocen domicilio sindical en las centrales burocratizadas. Esta preparación y acumulación de fuerzas obedece a lógicas totalmente diferentes que las anteriores y muy alejadas del contubernio que significó la salida pactada inter burguesa a la crisis. Es la huelga general desde la óptica de la lucha de clases y de la profundización de las contradicciones y no de su atenuación ni menos desde el colaboracionismo de clase al cual están acostumbrados los reformistas y progresistas frenando siempre el avance popular, el aprendizaje del pueblo y desviándolo a caminos que son más parecidos a mataderos.

El gato cuidando la pescadería

Las salidas pactadas y gatopardista son lo más parecido al gato cuidando la pescadería. Sin lugar a dudas el felino devorará todos los pescados en la vitrina dejando para el consumo masivo solamente las espinas, los esqueletos. Conociendo eso, y al igual que siempre, las distintas facciones burguesas que cruzan todo el espectro político circense pretenden nuevamente utilizar las esperanzas y demandas del pueblo no para solucionarlo sino para beneficio de la clase que representan en el más claro ejercicio del populismo.

Ante estos paros nacionales repentinos convocados por la burocracia sindical y ante el endurecimiento del discurso progresista hacia Piñera sólo cabe la desconfianza hacia ellos y continuar con la construcción desde la independencia de clase, desde la construcción clasista y combativa y obligar a una huelga general productiva popular y prologada. Para ello habrá que poner el pie en acelerador para comenzar la construcción de una dirección revolucionaria y de un sindicalismo revolucionario que desbanque a tanto dirigente oportunista, entreguista y amarillo que asola el mundo sindical y social.

Ante un nuevo y mayor estallido social, la clase dominante se apresta a firmar un nuevo acuerdo nacional desesperadamente para evitar lo que podría ser el derrumbe definitivo del neoliberalismo que se impuso en Chile como su laboratorio y que se expandió al mundo.

Pero el problema no es Piñera sino el poder

Centrar el problema en un sádico como Piñera es volver a cometer el mismo error que cuando se centró el problema en Pinochet y no en la toma del poder. Si bien el derrocamiento de Pinochet, cosa que no ocurrió, como de Piñera, que no ocurrirá de la mano del progresismo y reformismo, constituiría un golpe al corazón de la clase dominante si esto fuera de la mano del pueblo no es la solución definitiva. Distraer de vez en cuando con la destitución o derrocamiento de Piñera de vez en cuando, y no en forma permanente y seria, es distraer a las masas de lo esencial, cual es, la lucha por la toma del poder y desatar toda la potencialidad de las masas, de los pueblos y de la clase.

Cambiar de administrador del capitalismo y del Estado Burgués no es para nada terminar con el modelo de explotación, de depredación, de destrucción del medio ambiente, de la opresión patriarcal, del neocolonialismo, de nuestra dominación y dependencia y es al final postergar nuestra liberación. El problema nunca ha sido únicamente el neoliberalismo por brutal que sea y haya sido sino nuestro enemigo esencial es el capitalismo y la clase que lo sustenta. El monigote que habite en La Moneda será eso un monigote que hará una buen o mala puesta en escena de un circo que ha puesto siempre el riesgo de todas las formas de vida ya sea mediante el extractivismo, por las listas de espera en salud, con los accidentes laborales, los femicidios, los asesinatos como consecuencia del terrorismo policial y de Estado, al interior del Sename, como consecuencia de la pandemia y del hambre.

Ya basta en seguir confiando en los traidores de siempre ¡TODO EL PODER A LOS TRABAJADORES! ¡TODO EL PUEBLO A VENCER, A LUCHAR POR EL PODER!

(REVISTA AMERICA REBELDE)

Compartí este artículo