“Sentate que te explico” o “vení que te miento”

La clase dominante, los poseedores de la riqueza, tienen la “sabiduría” del engaño y la mentira. ¡Hay que tener capacidad para ello! Es innegable: llevan décadas y décadas de dominación y siempre intentan sacar un “conejo de la galera”.

El presidente Fernández nos habló de 20.000 millones de pesos destinados a “inversión” para educación y ¡Cristina tuvo loas con el discurso de Biden prometiendo un nuevo sueño americano! Lo concreto es que la tarifa de luz aumenta 9% y la inflación de abril sigue indomable, sobre todo en alimentos.

El pueblo trabajador poco les cree a estos “señores”. El “patrón” es capaz de hablar y justificar el por qué no te aumentó, te muestra números, estadísticas, y si es necesario llora al lado tuyo de lo mal que le van las cosas. Cree que te confundió (quizás lo ha hecho por un tiempito) y de vuelta la burra al trigo. Así se manejan los dueños de todo.

En grande, a esto se lo llama AJUSTE, sea que lo hagan de un día para otro, sea que lo vayan haciendo en período interminable. Sea que lloren con vos, sea que se rían de vos.

Este gobierno eligió el camino del “sentate que te explico”… las cosas están mal, está el Covid, hago lo que puedo, te doy un bono de $1.500 para el jubilado….y vemos.

Pero en este camino hay piedras en el zapato. En el abajo, a los políticos del sistema, a los gremialistas-empresarios, a los mecanismos institucionales se los soporta pero no se les cree.

Esa “charlita” de “vení que te convenzo” se trastoca cuando surge el “¿por dónde me vas a embocar?”. Venís con la palabrita difícil de ajuste fiscal que quiere decir: “hacé más esfuerzo, trabajá más y cobrá menos que la platita va para rescatar a los señores llorones que les va muy mal”.

El abajo sufre, aguanta, no se les cree a los de arriba, se profundiza el dolor. Pero los “señores” del poder, los del gobierno de Alberto y Cristina y toda la troupe del arco institucional, desgastados en su mismísima esencia siguen adelante en cumplimiento de los mandatos de la oligarquía financiera.

Ese poder de la mentira y el engaño para sostenerse en un sistema capitalista aún rinde frutos, aunque sus resultados más se parecen a un fruto pasado, casi putrefacto que a un fruto vivo y reluciente.

El actual sistema capitalista ya casi no puede sacar frutos, pero están los energúmenos y parásitos de la sociedad que lo tienen todo y no hacen nada.

Pero cuando nos quieren convencer que estamos mal y que entre todos vamos a sacar el país adelante el problema no pasa tanto por si les creemos sino por el qué hacemos para romper con esta situación de décadas cada vez más agravada. Y es allí en donde se impone elegir caminos de reformas o de revolución.

Elegir los caminos de reformas es elegir el camino que el sistema nos propone. “Sentate y charlemos de la crisis y del esfuerzo que tenemos que hacer”, ponele el voto a este o al otro, no te equivoques y verás que las cosas irán mejor. O sea: trabajá, poné más el lomo y te voy haciendo el ajuste todos los días, la inflación de abril ya rompió el molde del presupuesto anual, el salario se deterioró un poco más, pero siguen con la pandemia, nos tiran infinitos debates para abajo pero el deterioro económico y social avanza paso a paso.

Pero ¿qué pasa cuando el verdadero mal humor social se recalienta y no tiene válvula de escape? Es difícil de prever, pero miremos nuestra propia historia y la de otros pueblos, como el de Colombia en los pasados días. “Cansados de tanto cansancio” reza un refrán popular y los hechos se van sucediendo porque las clases existen y actúan, de una u otra manera, todo termina expresándose.

Pero de este lado de la barricada, en donde existe el verdadero dolor también estamos cansados de experimentar que la bronca explote y que luego los dueños del poder se apoderen de esa bandera y sigan ajustando como les exige el sistema. A veces lo han hecho con “populismo” a veces lo han hecho con “neoliberalismo”, en definitiva, siempre más capitalismo.

Para dar vuelta esta lógica de la lucha de clases y para que cada rebeldía no termine en “saco roto” es necesario que esa resistencia tome cuerpo con organizaciones independientes de todo lo institucional y que repliquen experiencias políticas autoconvocadas, profundamente democráticas que han sido capaces de empantanar al sistema de ajuste de cuentas contra el pueblo, quizás el más feroz de la historia de nuestro país.

Ese camino se va haciendo y sin o miremos la lucha autoconvocada de Neuquén y Rio Negro y decenas de otras que -de una u otra manera- le van dando forma a una resistencia que crece y que -consciente o inconscientemente- prepara las fuerzas para otra calidad de resistencia y rebeldía.

Pero hay que trabajar mucho para que todos esos torrentes de resistencia se encaminen a una nueva institucionalidad revolucionaria. La labor consciente es necesaria para que los oportunismos montados en sus aspiraciones electoralistas se filtren en el devenir de la lucha.

Estamos convencidos que este camino que se está desplegando. En donde coexisten luchas para no perder, con luchas por conquistar, en donde aún pesa el “paraguas” burocrático de los gremios empresariales para chantajear a los trabajadores con experiencias que -de una u otra forma- están rompiendo con ese peso de dominación.

Las clases están tomando posición más aguerrida y la clase obrera industrial has comenzado a activar posiciones que por décadas no ocupaba. La organización política independiente en todos los planos permitirá aceitar este proceso que necesariamente debe apuntar a un cambio revolucionario de poder.

En el abajo los estamos midiendo- Asimilamos que nuestras fuerzas crecen como clase y como pueblo, pero sentimos e intuimos que aún son insuficientes para avanzar en una nueva calidad de rebeldía y de resistencia.

El desafío de la hora es seguir en este camino iniciado de nuevas institucionalizaciones autoconvocadas con prácticas asamblearias democráticas de nuevo tipo y acumular fuerzas para cambiar la correlación entre las mismas.

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