Conocidos los números de la inflación de abril se vuelve a confirmar que los alimentos superan el promedio de las alzas. Más todavía, los productos listados en el programa “Precios Cuidados” aumentaron entre abril de 2020 y abril de 2021 el 53,4% mientras que el promedio general del rubro en el mismo período fue de 46,4%. Todo según las cifras del INDEC, que de por sí son amañadas como toda estadística oficial.
Este dato reafirma lo que ya hemos dicho en otras oportunidades; el aumento de los precios se da en mayor medida en los productos básicos de la canasta familiar, como los alimentos, debido a que en ese rubro se concentra el principal gasto de las familias trabajadoras. Y se confirma también que la inflación es el mecanismo con el que la burguesía monopolista busca atenuar la caída de su rentabilidad.
La crisis estructural del modo de producción capitalista se explica en lo que Marx llamó la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Este fenómeno objetivo que se manifiesta en la base de la producción obliga a la clase dominante a intentar permanentemente un incremento en el grado de explotación de la fuerza de trabajo para, de esa manera, aumentar la tasa de plusvalía. Lo que significa disminuir proporcionalmente el salario.
Si bien la burguesía ha avanzado, y avanza, en ese objetivo, la magnitud de la crisis requeriría de una profundización aun mayor de ese proceso. Si la clase burguesa no puede explotar aún más a la clase obrera busca a través del aumento generalizado de los precios (la inflación) obtener más ganancia aumentando el precio de las mercancías. Y, fundamentalmente, las que más consumen las masas laboriosas que son los alimentos. El salario que no puede disminuir, producto de la lucha de clases, lo disminuye con los aumentos generalizados.
De allí que el problema inflacionario, si bien tiene factores económicos que inciden en el mismo, es un problema eminentemente político.
El burgués buscará una y mil formas de no ceder a los reclamos salariales que excedan lo que sus números exigen. Por eso muchas veces es más lo que pierden por la producción que no se realiza que por el aumento que se niega a otorgar. Cuando la lucha quiebra sus cálculos, que es lo mismo que decir avanza sobre sus ganancias, tendrá a mano el aumento de los precios para atenuar esa pérdida.
Lectores desprevenidos podrían afirmar: “Entonces es el aumento de los salarios lo que genera la inflación”; absolutamente no. Lo que genera la inflación es la lucha de clases en la que el capital siempre (repetimos, siempre) intentará perder lo menos posible. La lucha salarial es sólo una de las manifestaciones que presenta la lucha de clases, que está enmarcada en una lucha más general contra las políticas de la burguesía monopolista en su conjunto.
Por ello cada lucha salarial que se presenta en cada empresa está enmarcada en esta lucha general contra toda una política de la clase dominante, y esto es lo que debemos entender para que cada reclamo de la clase obrera sea visto en un marco general de luchas contra la clase enemiga. De donde se desprende que debemos avanzar en la unidad política en el enfrentamiento clasista dado que las luchas salariales aisladas podrán obtener conquistas, pero no alcanzarán para quebrar la política general de la burguesía monopolista.
Al mismo tiempo las vanguardias obreras tienen un papel preponderante que cumplir en explicar este proceso a las masas trabajadoras en el camino de erigir una política independiente de la clase proletaria, para de ese modo comprender que nuestro objetivo histórico como clase no es solamente luchar por aumentos salariales sino terminar con la explotación, lo que significa derrotar a la clase burguesa.
En este período que atravesamos de la lucha de clases estas cuestiones son altamente necesarias de abordar; el avance en la conciencia, y por ende en la organización independiente, permitirá pasar a niveles de enfrentamiento clasista de otra calidad y dotar a la lucha de un horizonte más amplio del marco economicista al que la burguesía monopolista nos quiere limitar.