SÍ LEYO BIEN:
¿TODO PARA JUSTIFICAR EL ATAQUE A MARIO ROBERTO SANTUCHO? ¿O PARA ESCONDER SU REFORMISMO?
El PTS, partido político trotskista y parte central del FIT, frente electoral autodenominado ”la unidad de la izquierda”, de izquierda por declamación y socialdemócratas por vocación, en su pasquín La Izquierda Diario, el 19 de julio pasado, en el 45 aniversario de la caída en combate de Mario Roberto Santucho, Secretario General y fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores, publica un artículo, o mejor dicho, re publica un artículo de 2018 recordando la fecha titulado: “A 45 años del asesinato de Mario Roberto Santucho: Lecciones de batalla”. Y como es de su costumbre e interés de clase, el único objetivo inequívoco de la nota es tirar un manto oscuro sobre la historia más importante de la lucha de clases de nuestro país.
Desde vaya uno a saber qué prácticas y fundamentos teóricos sacados de sus cuentos de hadas de revoluciones que nunca tan siquiera se atrevieron a soñar, es de donde vierten conceptos tan pobres y lamentables que infantilmente demuestran la clara intencionalidad de confundir a su joven militancia de la verdadera historia y los problemas de la revolución en Argentina.
El sicario (con balas de salva) que utilizan es un tal Facundo Aguirre, que al parecer le han encomendado la tarea de que ante todo aniversario o hecho recordatorio importante de la lucha de clases de nuestra historia de los años 70, se mande un parrafito. Así lo hicieron con la ejecución de Aramburu, con el Cordobazo y con la muerte de Santucho. Los argumentos son que todos los actores políticos protagónicos del campo de la clase obrera y el pueblo, llámense organizaciones políticas revolucionarias, organizaciones de masas obreras, sindicatos clasistas, dirigentes sindicales, etc., todos, fueron aparatos por fuera de las masas y la lucha de clases. Hasta se atrevieron a afirmar que Agustín Tosco no tuvo nada que ver con la insurrección conocida como el Cordobazo.
Utilizan un argumento recurrente que ni siquiera cualquier desprevenido y despistado sería capaz de tomar seriamente: la auto organización de la clase obrera. Supuestamente, los revolucionarios de los 70 rechazábamos la auto organización. La primera pregunta que se tienen que hacer es: ¿ustedes plantean la auto organización de la clase obrera?; cuando son los campeones del bastardeo de la auto convocatoria y, lo que es peor, hoy (como lo hicieron toda la vida) cuando ven que no pueden controlar o meterse en la auto convocatoria hacen entrismo y después se alían con la más rancia burocracia para quebrar las decisiones asamblearias de los trabajadores. Así lo intentaron en el conflicto de la salud en Neuquén y en el de los vitivinícolas de Mendoza. Porque hablemos de hechos recientes para que no le mientan a los desprevenidos. Son atrevidos y mentirosos; y si no fuera que militan en una actitud y conducta contra revolucionaria, no valdría la pena contestarles.
Pero hilemos más fino. En realidad el reformismo en nuestro país se para, teóricamente, del argumento de la auto organización para esconder o disfrazar el economicismo del que están imbuidos. Más grave aún; para encontrar una justificación a su no estrategia revolucionaria, simplemente porque no la tienen. Porque el programa político del trotskismo en Argentina es el sostenimiento del sistema capitalista. Se llenan la boca desde la denuncia contestataria, pero de ninguna manera desde la organización política de la clase obrera. No lo gritan a viva voz pero en notas como esta que publicaron se traducen todas sus concepciones hasta filosóficas, políticas e ideológicas de su razón de existir.
Pero vamos a seguir jugando al tiro al pichón. “El PRT-ERP rechazaba la auto organización de las masas y la creación de organizaciones de combate surgidas de la lucha de clases por el ideal de una zona liberada que Santucho copiaba del general vietnamita GIAP…”. Claro, hablar de organizaciones de combate surgidas de las masas, ya es demasiado. ¿De dónde surgieron las unidades militares de todo el campo revolucionario de la época? Ese canto lírico al espontaneísmo niega que precisamente nuestro partido, y en particular Santucho, nunca subestimó a las masas sino, muy por el contrario, esa fue la virtud más grande de nuestro partido: la de confiar en las masas obreras porque creemos en la organización política de los obreros con un proyecto revolucionario para la toma del poder, que sólo puede ser elaborado por un colectivo partidario, y es así que se pudo constituir el ejército. Fue el papel de los revolucionarios y la situación subjetiva de las masas; se conjugaron ambos factores que terminaron facilitando la construcción de múltiples y poderosas organizaciones de la clase obrera y el pueblo para la lucha por el poder. Y con ello el extraordinario salto cualitativo en la consciencia de las masas, y en particular del proletariado.
Pero claro, semejantes fantochadas del PTS ya no pueden sorprender. ¿O se olvida el FIT, incluido el PTS, de la jornada del 17 de diciembre en la plaza del congreso contra la reforma previsional?; que con una columna de 10.000 militantes salieron corriendo y se llevaron por delante una masa de 500.000 personas cuando era un deber moral de ustedes, deber moral no ya revolucionario sino de las leyes básicas del barrio, enfrentar la represión para que no disuelvan la movilización de masas y que ésta estuviera en mejores condiciones de enfrentar la policía. Pero no, “los combativos” salieron en estampida quizás esperando que la auto organización de masas los defienda. Pero es verdad, ustedes no tenían la fuerza; pero no por número sino porque carecían y carecen del valor y la moral revolucionaria que provee la aspiración de hacer una revolución.
¿Es necesario desnudar estos debates de estas fachadas revolucionaristas que se llenan la boca de auto organización de la clase obrera? Claro que sí, porque para esconder su carácter parlamentarista y burgués atacan el pensamiento y acción de toda una época de nuestra clase obrera y sus dirigentes (que no fueron víctimas, como afirman en el artículo).
Porque organizar la lucha de clases es una conducta que define que la herramienta partido político de la clase obrera no es un fin en sí mismo supeditado al marco jurídico de la burguesía. Entonces recurren a conceptos que intentan argumentar que la acción de los revolucionarios siempre está por fuera de la lucha de clases, cuando en realidad ocultan o justifican no llevar adelante las tareas propias del partido leninista, que son las de dotar de la ideología revolucionaria a la clase de vanguardia sin especular con “mejores momentos” en el que la clase obrera esté preparada para ello. Entonces, estas tareas y el objetivo de la revolución y el poder quedan como si fueran una cosa inalcanzable.
En definitiva, este es el verso de lo espontáneo que levantan. Una ilusión óptica de la historia para embarrar el presente y el devenir de la revolución.