En una entrevista publicada en el portal Letra P (https://www.letrap.com.ar/nota/2021-7-28-15-58-0-toyota-se-mete-en-la-puja-por-la-electromovilidad-y-pide-bajar-impuestos), el CEO de Toyota Argentina, Daniel Herrero, no se anda con chiquitas. Deja a las claras cómo es que un monopolio trasnacional de su envergadura pone sobre la mesa los temas que le interesan al mismo.
Ya desde el inicio afirma: “Cada auto que vendemos en Argentina tiene 55% de impuestos, así que hay un lugarcito ahí para subvencionar este cambio climático”. Adaptando una vieja publicidad gubernamental que rezaba ( y mentía) “los impuestos del pueblo vuelven al pueblo”, Herrero dice en su afirmación que los impuestos deben ir, como siempre sucede en el modo de producción capitalista, a subvencionar las nuevas tecnologías para adecuar la producción automotriz a los nuevos modelos llamados no contaminantes. Así prosigue diciendo: “Tiene que tener intervención el Estado por un tema de infraestructura y tendremos que ir migrando. Hablamos con YPF para poner estaciones de recarga de vehículos eléctricos y pensar a futuro en las estaciones de hidrógeno”; es decir, “el Estado es mío y debe financiar los proyectos que a mí me interesan y convienen”. Una categórica demostración de que para los monopolios la discusión más Estado/menos Estado es para la tribuna.
La nota también destaca que la expansión de la minería del litio es una de las patas estratégicas que promueve el Ministerio de Desarrollo Productivo, con Matías Kulfas a la cabeza. Por lo tanto, lo que Herrero reclama es avanzar en lo que ya está decidido y en lo que el actual gobierno, fiel a los intereses monopolistas, está llevando a cabo a pie juntillas.
Luego el directivo de la automotriz deja otra perla: “Hablamos con el sindicato y le dijimos que la única manera de hacer un proyecto sustentable era si trabajábamos en un nivel de competitividad similar al del mundo. Nuestros competidores no eran Ford o General Motors, sino la fábrica de Tailandia”. Qué gran definición! Toyota no compite por mercados sólo con otros fabricantes, sino con Toyota mismo. Ese nivel de competencia tiene que ver con la explotación de la mano de obra, la tan mentada productividad. Convenció al SMATA de su “proyecto sustentable” y así logra que, según anuncia su página oficial, fabrique en la Argentina un vehículo cada 94 segundos. El sindicato, fiel defensor de los intereses de la empresa (si creyó leer trabajadores, por las dudas, repetimos: de la empresa) acepta sin chistar la llamada sustentabilidad, total los que dejan la salud y la vida en la producción son las trabajadoras y trabajadores de Toyota.
Finalizando la nota el mencionado ejecutivo asegura que planifican un aumento del 30% de la producción y del 40% de las exportaciones. Para ello buscan nuevos empleados pero se queja que no consiguen con secundario completo. Entonces sentencia: “Tenemos que trabajar en educación”. Por supuesto que ese trabajo en la educación no se refiere a revertir el proceso de destrucción de la misma, del que el propio Herrero y Toyota (como parte de la burguesía monopolista que decide las políticas en nuestro país) son responsables. La referencia va dirigida a resolver el problema para que su empresa cuente con esa mano de obra que necesita. Ejemplo más claro del retroceso educativo en la Argentina no podría encontrarse. La clase dominante no pretende ya una educación para formar mano por millones, sino por los cientos o pocos miles que su producción demande. El resto, es población sobrante desde la concepción de la descompuesta y retrógrada burguesía.
Estado que subsidie sus proyectos; gobiernos que los pongan en marcha; sindicatos que le garanticen la “paz social”. Así piensan y actúan los monopolios.
Sin embargo, otro factor que no es mencionado, el de la lucha de clases, será el que en definitiva determine hasta cuándo durará este pretendido lecho de rosas que hoy transita Toyota (y el resto de los monopolios) para aumentar la explotación y sostener la esclavitud asalariada.