La actual lucha autoconvocada docente en la provincia de Salta es algo más que un reclamo económico.
Es una clara lucha por la dignidad que lo abarca todo, lo económico, lo político y lo social.
Y en ese batallar cotidiano (que lleva años) se van afianzando metodologías y organizaciones en donde prevalece la verdadera democracia, que es la democracia directa.
Todo está en juego y todo está en disputa.
La clase dominante, el gobierno salteño, y todo el circo electoral vienen de un duro golpe en ese terreno y tras esa caída se profundiza la lucha autoconvocada de la comunidad docente, se masifica y la batalla se da ganando en la calle.
Ni corto ni perezoso el poder institucional, “democrático”, parlamentarista, mueve todas sus fichas para ahogar el conflicto. Ayer por la noche preparó sus fuerzas represivas en cantidades inusitadas: 1.500 efectivos para dar un escarmiento y hacer retroceder el ímpetu de la lucha.
Nada de ello la amedrentó y la “represión” anunciada trastocó en negociación.
La lucha de la comunidad docente ha penetrado hasta el hueso de las instituciones y ha creado una grieta en el poder, que ni el grito desesperado de Sáenz: “AQUI NO HAY GRIETAS” puede tapar. La grieta es la de este poder autoritario, omnímodo, represor, y el pueblo a quien pretenden seguir explotando, ninguneando y humillarlo.
El gobierno recibió a los autoconvocados y mejoró las propuestas.
Las asambleas decidirán hoy por la tarde el qué hacer, en un marco de luchas intestinas del propio poder en donde reina el pase de facturas entre el ministerio público y el gobierno.
Es que en este (su juego democrático) están sometidos a una crisis política muy profunda.
El pueblo salteño está cansado y así lo hace saber a cada momento. La comunidad educativa supo erosionar el blindado del gobierno y su gobernabilidad.
La lucha autoconvocada (no sin dificultades, pero en los hechos), ha cuestionado la institucionalización que propone el sistema y que abarca también a los gremios, que no han respondido ni responden a las necesidades de las bases.
Esa autoconvocatoria viene experimentando la democracia directa y es un ejercicio de años.
Como a nivel nacional y en otras experiencias -no pocas- se está haciendo imperioso destacar nuevas organizaciones políticas, construirlas, darle forma con un contenido político que puedan sostenerse en el tiempo y transformarse en fuerza de lucha y de organización para elevar el grado de conciencia política e ideológica lo más cerca de las bases.
La movilización permanente expresada de diversas formas es la garantía que esas luchas arriben a buen puerto.
Esas organizaciones políticas independientes deben estar sometidas a las asambleas y el respeto de la democracia directa por sobre todas las cosas. Pero, a la vez, son organizaciones políticas que surgidas de la lucha van ampliando la mirada y la visión que la lucha de las masas va produciendo en cada situación.
En Salta y con la comunidad docente como el sector más dinámico se están expresando las clases sociales.
Por arriba, el poder está cascoteado con su “democracia representativa” y parlamentarista; y por abajo, la democracia directa que puja por desarrollarse.
Pero todos estos hechos conseguidos por las masas movilizadas -de una u otra forma- deben encausarse hacia la lucha por el poder. Y es allí en donde el papel de los revolucionarios comienza a pesar y dar sentido a la necesaria organización política de las nuevas vanguardias que surgen de la propia lucha.
Las viejas vanguardias, el “luchismo” están un paso atrás de las necesidades políticas del pueblo, anteponen sus aspiraciones electorales a la movilización permanente a la cual subestiman.
De este lado, por el contrario, se hace necesario poner sobre la mesa la construcción en diversos planos de las organizaciones políticas independientes que respeten a rajatabla las metodologías que las masas se van dando por sí mismas para enfrentar las políticas de la burguesía monopolista y sus gobiernos.
Es un largo camino que hay que transitar, pero sin esas organizaciones políticas independientes del sistema, que desde ya respeten la autoconvocatoria y el ejercicio de la democracia directa, la movilización por sí misma no clavará nuevas y más profundas estacas para la liberación de nuestro pueblo.
En los hechos de estas horas en Salta y con el pueblo en la calle, el estado deliberativo se extiende a otros planos. No se limita al reclamo económico solamente, lo trasciende todo y desenmascara frente al pueblo todo el papel del Estado y sus instituciones degradadas.
En el plano nacional es una estocada a toda la burguesía monopolista.
El ausentismo a la hora de ir a votar y la movilización de la comunidad educativa advierte al poder que las cosas están muy mal por abajo. Y que este pueblo indómito que se expresa en Salta tiene y tendrá connotaciones en el debilitamiento estructural del poder.
Es hora de profundizar lo hecho. Avanzar en la organización política independiente, y continuar con la movilización permanente, tome la forma que tome.
Esta lucha es un acto de justicia popular y verdaderamente democrática.