FATE: construir desde abajo la organización independiente

Se viven momentos donde, por los niveles de empobrecimiento que vivimos en el pueblo, la vida se torna cada vez más intolerable. Del otro lado niveles altos de productividad, sectores de la industria que están haciendo grandes negocios pero que, como buenos burgueses, quieren más y más.

En Fate venimos de años donde no hemos sido ajenos a todo el ajuste que desde la clase dominante vienen intentando llevar a cabo, en ocasiones pueden avanzar, en otras el pueblo ofrece resistencia.

Ritmos cada vez más agotadores, jornadas extenuantes y una pérdida en el poder adquisitivo del salario que es totalmente contradictoria con las ambiciones del sector automotriz y el alza en la producción del sector.

Queremos hacer un paréntesis para explicar por qué decimos “pérdida del poder adquisitivo”. Porque los “aumentos” salariales no dejan de estar arreglados a través de mecanismos como el INDEC que todas y todos sabemos que son porcentajes ficticios y no reflejan la realidad de todos los días.

Si bien la nota quiere ahondar en la cuestión más política de la organización independiente, no queríamos dejar pasar de largo este tema dónde la burguesía, a través del SUTNA, mete la ideología dominante en el seno de nuestra clase haciendo propaganda de manera contínua en que “los trabajadores del neumático elevamos nuestro salario real” cuando la única realidad es que lo único que se elevó fue el nivel de plusvalía que Madanes Quintanilla nos roba

Desde este lado de la vereda urge más que nunca que las y los trabajadores y sus vanguardias se pongan por delante el objetivo de impulsar y consolidar organizaciones que tengan total independencia de las patronales y de todo aquello que replique métodos y formas que responden a intereses ajenos a nuestra clase social, la clase obrera.

¿A qué nos referimos con eso de los métodos y formas?

En la fábrica la herramienta sindical lleva adelante metodologías que nada difieren de las tradicionales burocracias que ya todos conocemos, más allá de auto-declamarse clasista.

Se debaten y resuelven entre cuatro paredes los rumbos y destinos de las y los trabajadores quienes no tenemos poder de decidir absolutamente nada.

La lucha y la movilización son el único camino, entendiendo ambos en el sentido más amplio y cotidiano, pegados a la máquina, en asambleas que se transformen en órganos de decisión y resolución donde todas y todos participamos y llevamos adelante de una manera realmente democrática lo resuelto colectivamente.

Esta práctica debemos impulsarla de lo más pequeño a lo más grande, desde esas cosas que parecen minúsculas pero que nos sirven para, en la práctica, hacer consciente a la mayoría de que ese es el único camino.

Gestar la movilización y la unidad en el día a día, desde cada uno de los sectores, desde cada turno, romper el aislamiento al que nos someten.

Comprender que la disputa electoralista no es el principal desafío, sino que aquel radica en construir desde bien abajo, involucrando en nuestra conducta de todos los días al total de las y los laburantes.

La democracia representativa es la máxima expresión que tienen hoy los burgueses para llevar adelante sus negocios a costa de nuestro sacrificio.

La democracia obrera o democracia directa es, por el contrario, el único camino por el cual la clase obrera puede y debe ir dando los pasos necesarios en el camino de su emancipación y liberación de todo el pueblo.

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