Perello: un espejo del régimen capitalista

La empresa Perello está produciendo a toda máquina.

Es temporada y los camiones repletos de helados van de un lado a otro, bien resguardados y protegidos, tal como un tesoro.

La mercancía al que todo capitalista le rinde culto, tiene la preocupación del empresario a punto tal que gasta fortunas en envases y publicidad.

La publicidad de Perrello nos habla de las más estrictas normas de calidad y muestra una mínima parte de su proceso productivo: variedad de productos y trabajadores al ritmo de las maquinarias que no paran de escupir cremas. Nos habla de lo bello de su producto en variedad de sabores y colores, nos habla de la pujanza de la empresa y del compromiso con su calidad.

Pero la calidad no es un atributo en la que el capitalismo invierta en función de los verdaderos productores que son los trabajadores y empleados. Por el contrario, la vida del trabajador se reduce a producir en condiciones paupérrimas a las que le tiene que brindar lo mejor de sí, en perjuicio de su propia existencia, de su propia vida y la de sus familias.

Porque lo importante para el capital es la mercancía y las ganancias creadas por los trabajadores, independientemente que produzcan vehículos, bikinis o helados.

El ser humano que la produce -por el contrario- es el portador de la fuerza de trabajo a la que el capital con su régimen deshumanizado busca cosificar separando su humanidad, de su propia actividad laboral, transformando esta capacidad de trabajo en una maquina sometida y vilipendiada a mas no poder al servicio de sus ganancias.

De allí que si se agota o se enferma no tiene empacho en sacárselo de encima como un envase descartable.

De allí que esté sumamente interesado y se esfuerza en naturalizar condiciones de trabajo flexibles y salarios miserables para ver facilitada toda esta labor explotadora y destructiva en función de sus mezquinos intereses de clase.

Lejos de toda calidad laboral están los trabajadores en el régimen capitalista y en lugares como Perello de manera exacerbada.

Con ritmos frenéticos de producción, 6 jornadas a la semana e inclusive en algunos casos también los domingos.  Totalmente en negro, con salarios miserables muy por debajo de los convenios y apenas por arriba del salario básico de 32.000 pesos que otorga el gobierno.

De 28.000 pesos pasaron a percibir un salario de 36.000, dividido en premio de producción y salario, lo que expresa aún más, la ruindad de las patronal por lo escaso y miserable.

Por si fuera poco, tal aumento, si se le puede llamar así, solo lo perciben los trabajadores recién ingresados. El resto de la masa de trabajadoras y trabajadores no ha recibido nada más que un incremento desmedido de los ritmos de producción.

Producen durante las 24 horas miles de litros de helado.  Trabajan en cámaras a bajas temperaturas y no tienen pago por horas de frío, ni por trabajo insalubre, ni por nocturnidad, y ni hablar del pago las horas extras cuando se hacen.

Con estas condiciones la producción se ha multiplicado e incrementado las ganancias de forma exponencial. Lo que ha permitido abrir más locales de expendio desde el oeste al sur del conurbano y el territorio de nuestro país.

Se ha contratado más personal con las condiciones de trabajo totalmente flexibilizadas mencionadas y se ha incorporado nuevas maquinarias. Pero aun a pesar de todo ello no hay plata para para aumentos de salarios, ni para el trabajo en blanco.

Contradictoriamente, si hay guita para mantener el silencio cómplice del sindicato y para a los encargados en función de sostener un régimen absolutamente inhumano.

A decir verdad, Perello no se distingue en nada de los regímenes de trabajo de los países asiáticos.  La mala fama que se ha ganado queda más que confirmada.

Esta empresa, ubicada en General las Heras provincia de Buenos Aires, está en una zona agroindustrial donde la producción agrícola de transgénicos es predominante. Y como si fuera poco cuenta con una planta productora de agro tóxicos.

Junto con ello -claro está- no faltan las fumigaciones, ni las consabidas justificaciones de los funcionarios de la municipalidad y de la Sociedad Rural del lugar, que se hacen los giles o que justifican que estos pesticidas no contaminan porque lo que producen es “ecológico”.

Más aun, los mismos funcionarios tanto los populistas como el intendente o los opositores, a sabiendas de esta situación, están consustanciados con que una empresa como Perello esté instalada en las Heras. Ellos viven también de sus prebendas además de sus propios negocios a expensas del empeoramiento de la situación social y laboral de los trabajadores.

Mucho se habla del medio ambiente en estos días. Lo de Chubut es un testimonio brutal de la inmundicia capitalista. Pero, ecología no solo es la preservación y cuidado de la naturaleza sino también del ser humano y su calidad de vida y trabajo. La calidad de vida es un hecho y una necesidad ecológica de la clase obrera. No hay una separación entre las condiciones de destrucción de la naturaleza y las condiciones de destrucción de la vida de los trabajadores. Por lo tanto, la lucha por las condiciones de trabajo dignas con salarios dignos implica calidad en la naturaleza. ¿Por qué? Porque el ser humano es naturaleza.

Los trabajadores de Perello, como también la clase obrera en su conjunto, sufren en carne propia la destrucción de la naturaleza y la lucha por la calidad por las conquistas de derechos políticos, por condiciones de trabajo dignas, por salarios dignos es una lucha por la preservación de la naturaleza.

Ambas están íntimamente unidas. de allí que la lucha contra los agro tóxicos contra la ampliación de las áreas de siembra y de fumigación debe convertirse en una lucha general de los trabajadores y el pueblo.

Organicemos la bronca, organicemos nuestra lucha desde las bases.

Avancemos desde pequeñas asambleas hasta asambleas masivas en la conquista de derechos políticos.

Contrariamente a lo que la anarquía de este régimen de explotación y saqueo hace, planifiquemos nuestra acción desde la independencia.

La guita está y Perello la tiene. Vamos por aumentos de salarios.

No solo son nuestros derechos sino nuestras necesidades impostergables.  Somos la clase obrera la que todo lo produce y la que desde la lucha debe constituirse en la fuerza capaz de avanzar en un proyecto revolucionario que barra con todo este flagelo que es el capitalismo.

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