Los y las trabajadoras del “Frigorífico Frutioro”, que, en sus orígenes, era una cooperativa conformada por productores de la zona, en la Ciudad de Fernández Oro, se encuentran cortando el acceso del predio de lo que un día fue el lugar de su trabajo
Porque, hace ya más de cinco años, en la temporada 2017, estas trabajadoras y trabajadores, mujeres en su mayoría, que eran de temporada y post temporada de la fruta, al volver a la producción se encontraron con las puertas cerradas de su puesto de trabajo, sin aviso, sin responder sus telegramas, en un despido en los hechos que demuestra el total desprecio por nuestras vidas que tienen los patrones que viven del robo del producto de nuestro trabajo.
Desde entonces, han venido transitando un camino de lucha por el cobro de la indemnización que les corresponde, luego de entregar, en algunos casos, más de treinta años, su salud afectada por las condiciones de trabajo y su vida misma.
Esa organización que sostienen, que ha llegado hasta hoy, y se plantea independiente de sindicatos y partidos del sistema capitalista, con asambleas; surge desde los propios inicios de la actividad, cuando debían luchar contra los pagos en cuotas, o en harina y papas como pretendían los burgueses dueños de la empresa (Sergio Cavallín y César Riechert son los nombres de los explotadores en esta ocasión).
Y se sostiene al día de hoy en reclamo de lo que les corresponde por indemnización por despido por sus años de trabajo.
El monto total de indemnización que corresponde a estas 54 familias, es de unos $100 millones. Hoy la firma “Cooperativa Obrera” está efectuando una oferta de compra del predio, pero los ex-patrones sólo ofrecen abonar, de esa deuda, un 30%, embolsillándose los muchos millones restantes; que, en una distribución igualitaria, no representa más que unos $550.000 para cada trabajadora. Una miseria, un insulto más.
El predio en el que estaba su puesto de trabajo, hoy se encuentra alquilado a distintas empresas: Clean S.R.L. y Next Logistic S.A. entre ellas; esos alquileres se encuentran embargados en el juicio por indemnización iniciado en el 2017 que aún se encuentra en trámite; sin embargo, los muy ladinos, cobran los alquileres en negro, retaceando los fondos destinados a garantizar el cobro del reclamo por vía judicial, en complicidad con estas empresas.
Ante esta situación de hartazgo, manoseo, e insulto a la que son sometidos, la medida incluye el corte de salida y entrada de camiones en el predio, afectando así también los negocios de quienes son cómplices de la patronal. El día viernes por la madrugada, uno de los camiones en el predio, salió llevándose todo puesto, incluso un trabajador en el lugar, que afortunadamente no sufrió daños de gravedad.
Ese mismo día, se presentó en el lugar el Fiscal Penal de la Ciudad vecina de Cipolletti. Se podría pensar que el delito es someter al hambre al pueblo trabajador, o sacar un camión llevándose por delante un trabajador… pero no, para la “justicia” el delito es cortar los negocios de un puñado de explotadores.
También se apersonó el intendente, amigo de los empresarios, quien dijo mucho sin decir nada, haciendo “como si” le importara el reclamo, pero en los hechos concretos poniéndose del lado de la patronal.
Hasta un sindicalista anduvo por ahí, aunque ni él mismo sabía muy bien que estaba haciendo ni para qué estaba… Sí, allí, ante la organización y decisión de los y las compañeras, no pueden llevar la lucha al carril de las instituciones que tanto les sirven a la clase explotadora.
Y ahí vemos cómo actúan, cómo siempre, clase contra clase; que es como también debemos actuar nosotros, quienes trabajamos.
Porque los mismos patrones que ayer, pidiendo subsidios al Estado porque la competencia capitalista los dejó afuera, lloraban lágrimas de cocodrilo usando la necesidad de los trabajadores en su discurso, hoy cierran filas junto con los otros empresarios, el intendente, la justicia de la burguesía, el sindicato, todos, para intentar amedrentar o llevar al desgaste con la “calesita” institucional al pueblo trabajador.
Mientras tanto, por debajo el hambre, la necesidad, la violación de todo derecho, el sojuzgamiento de nuestra clase.
Porque este hecho se enmarca en el ajuste generalizado que se está llevando adelante, que no es más que el avasallamiento de las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora para sostener los negocios de unos pocos, con la complicidad y beneplácito de toda institución estatal, sindicatos incluidos.
Es por eso que es necesaria nuestra unidad, nuestra solidaridad como clase explotada. Porque la situación que viven los y las trabajadoras de Frutioro, no es diferente en esencia, aunque pueda serlo en su forma, a la situación que vivimos como clase en todo sector de trabajo y que, más tarde o más temprano, nos obligará a luchar para poder subsistir.
Y es por eso que, así como la burguesía, los patrones y todo su séquito de lameculos funcionarios, si bien disputan negocios entre sí, se unen para enfrentarnos a quienes producimos las riquezas que ellos disfrutan. De la misma manera, como clase explotada, debemos unirnos para enfrentarlos, unir nuestra rebeldía contra tanto espanto, construyendo, de lo pequeño a lo grande, y de lo simple a lo complejo, en solidaridad y fraternidad, una organización con la más amplia unidad y democracia, que nos permita enfrentar esta vida miserable a la que pretenden someternos, confluyendo en un partido de lucha colectiva y organizada, que lleve adelante un plan de acción y unidad con los sectores populares oprimidos para enfrentar y vencer a la clase que genera todos nuestros padecimientos.