El 19 de julio de 1976 morían en combate Mario Roberto Santucho, Liliana Delfino, Benito Urteaga y Ana María Lanzilotto. Momentos antes, habían sido secuestrados Fernando Gértel y Domingo Menna quien fue brutalmente torturado hasta su muerte. Así caía la dirección histórica de nuestro PRT.
En la memoria de estas y estos revolucionarios están representados todos los compañeros y compañeras de nuestro Partido a quienes arrancaron sus vidas o murieron en combate en el camino de la toma del poder por la clase obrera y la revolución socialista.
Hablar de Santucho es hablar del Partido obrero revolucionario.
Desde los años ’60 del siglo pasado, el Robi fue uno de los creadores e impulsores del partido de la clase obrera, herramienta necesaria para poder desarrollar un plan nacional hacia la toma del poder y la emancipación definitiva de la explotación capitalista a la que nos somete la burguesía.
En esa época, Argentina no contaba con un partido que se planteara la toma del poder por parte del proletariado, la clase que todo lo crea y que, a cambio de su trabajo, no obtiene más que su magro salario que sólo le permite reproducir su fuerza de trabajo para seguir siendo explotada por la burguesía.
Cierto es que en ese entonces existían partidos, supuestamente marxistas, que habían caído en el reformismo y el oportunismo más rancio, y también decenas de organizaciones populares que se planteaban la revolución.
Pero el PRT fue el partido que tomó la firme decisión de llevar la propuesta revolucionaria al interior del proletariado e incorporar a la vanguardia de esa clase a las filas del partido para llevar adelante la tarea revolucionaria necesaria con el fin de lograr el objetivo revolucionario.
La firme determinación de Santucho y las ylos compañeros del PRT dio sus frutos y, desde ese momento, de lo pequeño a lo grande, con presencia física del partido o sin ella, en cada huelga, en cada lucha, vibraba vigorosa la idea de la emancipación proletaria de la explotación capitalista.
Muchos hombres y mujeres del proletariado y de lo mejor de los sectores populares se incorporaron a las filas del partido, incidiendo en forma directa en la lucha de las y los explotados en contra de la burguesía, de sus gobiernos de turno y del Estado que la sostiene en el poder.
A pesar de la derrota infligida al PRT con la caída de su dirección histórica, hubo compañeros y compañeras que alzamos las armas de los caídos y continuamos por la senda marcada a fuego en el camino de la toma del poder y la revolución socialista. Sosteniendo con firmeza al PRT con sus ideas marxistas leninistas, durante un duro período, el cual lleva décadas,
Período en que la burguesía, ayudada por cierta intelectualidad reaccionaria vestida de progresista, “decretaron” que la clase obrera ya no constituye la fuerza revolucionaria detrás de la cual se encolumnarán los sectores populares que quieren y necesitan cambiar su vida de oprobio y sin futuro.
La idea del capitalismo permanente e inmutable que ampliamente difundió la clase dominante se enseñoreó en las filas del proletariado y, en la actualidad, el empuje de la misma situación de pobreza sostenida a la que es sometida la clase obrera, los desengaños cada vez más evidentes de las promesas de mejora de su situación en los marcos de este sistema, más los esfuerzos de nuestro partido y demás destacamentos revolucionarios, blandiendo las ideas marxistas leninistas, se va revirtiendo poco a poco aunque todavía sea insuficiente.
Por eso, llevar las ideas revolucionarias y construir la organización del Partido de la clase obrera a cada industria, parque industrial, barrio y centro educativo, es la tarea impostergable que dotará de conciencia de clase al proletariado para transformarla, a través de la práctica del enfrentamiento, en conciencia para sí al dar el salto en calidad que le permita comprender su tarea emancipadora, no sólo de su propia clase sino de todo el pueblo oprimido.
Recordar a Santucho y la dirección histórica caída hace 46 años, es seguir desarrollando el camino iniciado por esos hombres y mujeres que, con su ejemplo, abonan la sangre de cada militante actual de nuestro partido en cada una de las tareas revolucionarias que, en esta fase de resistencia de la clase obrera y el pueblo, venimos transitando en la lucha de los proletarios. En la unidad de las bases, en las asambleas de trabajadores y sectores populares con la práctica de la democracia obrera, en donde el protagonismo de las masas, es la expresión más genuina del quehacer revolucionario.
El gran aporte de Mario Roberto Santucho, figura en la que se sintetiza el esfuerzo de esos cientos y miles de revolucionarios y revolucionarias que ya no están, fue la creación y el desarrollo del partido obrero revolucionario.
La herramienta imprescindible que necesita la clase obrera para dirigir el camino de la toma del poder y la construcción del socialismo.