¿El consumo se recupera?

Últimamente escuchamos mucho en los medios de comunicación decir que “la gente está consumiendo mucho”, que “todavía no tocamos fondo”, que los restoranes explotan y la venta de electrodomésticos también; que los bares, que los boliches, que los cines, que el turismo. Pero ¡¿De qué nos quejamos si estamos consumiendo como nunca?!

Y así nos lo repiten por la televisión, los periódicos y las radios, construyendo una realidad paralela, que muchas veces nos lleva a pensar “bueno, quizás la crisis no es para tanto, o quizás soy yo el que está en la lona”. Porque lo que quieren es justamente eso, que pensemos que está todo bien, y que en realidad es una percepción individual. Parafraseando a Cristina Kirchner, se trataría de una “percepción de bajo consumo”.

En esta nota vamos a ver qué tan así es todo esto ¿El consumo ha aumentado o ha disminuido?

Primero que nada, un aspecto general. La terrible caída del salario y la devaluación permanente del peso lleva naturalmente a que aumente el consumo hacia bienes poco durables. Básicamente, la capacidad de ahorro real para comprar un auto nuevo, ahorrar para comprar una propiedad o inclusive para realizar algún viaje al exterior, cae estrepitosamente, por lo que existe una tendencia a que se acentúe el consumo de bienes poco durables en el mercado interno, incluido el turismo.

Por estos motivos, no sería nada extraño que “aumente el consumo”, no estaría ello indicando ausencia de crisis en los bolsillos del pueblo trabajador, sino más bien un cambio en el patrón de consumo producto de la volatilidad del dinero por un lado, y de la nula capacidad de ahorro por el otro. Esta es en definitiva la máxima aspiración de la burguesía, y en particular del capital más concentrado: que el pueblo trabajador utilice sus ingresos solamente para aspectos esenciales de subsistencia y reproducción como clase.

Dicho esto, veamos que sucede efectivamente con las ventas en el mercado interno.

Gráfico 1: Ventas totales a precios constantes en pesos. Base enero de 2017=100.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras – INDEC.

Vemos que existe una recuperación luego de la importante caída de marzo y abril del 2020, cuando se decretó la cuarentena. No obstante, los volúmenes de ventas no llegan a recomponer la situación de enero del 2017, que tenemos como base de la serie estadística. En términos históricos, la tendencia se manifiesta claramente hacia una caída de ventas, por lo que en cinco años el consumo disminuye, no aumenta.

Sobre esta base vamos a profundizar el análisis respecto a qué es lo que se consume, es decir, qué tienden a comprar los consumidores. De esta manera podemos determinar si efectivamente el consumo de esparcimiento aumenta o si lo hace el consumo para cubrir necesidades básicas. Como el tipo de consumo ha presentado grandes variaciones durante la cuarentena, presentamos los gráficos por separado, para que sean más comprensibles.

Vamos primero con los rubros que presentan una tendencia a la baja, es decir, que representan una proporción cada vez menor sobre el total de ventas.

Gráfico 2: Porcentaje de consumo en “Diversión y esparcimiento” sobre las ventas totales a precios corrientes.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras –INDEC.

En lo que se refiere a diversión y esparcimiento los números son claramente negativos. En rojo resaltamos los valores de diciembre, que son estacionalmente altos. Mientras para los años previos a la pandemia, en diciembre cerca del 8% del consumo interno correspondía a esparcimiento, para 2021 significó solo el 2,91%.

Gráfico 3: Porcentaje del consumo en “Patio de comidas, alimentos y kioscos” sobre las ventas totales a precios corrientes.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras – INDEC.

Los datos evidencian que “los restaurantes y los bares” no están tan llenos como suelen afirmar los medios de comunicación. Los mayores valores estacionales se dan en enero y febrero: enero del 2022 presentó valores de casi dos puntos por debajo del promedio de los últimos cinco años.

Gráfico 4: Porcentaje del consumo en “Electrónicos, CD, electrodomésticos y computación” sobre las ventas totales a precios corrientes.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras – INDEC.

Otra de las cosas que se suele señalar es que “todo el mundo está comprando electrodomésticos”. Bueno, a la vista de los datos históricos recientes, se trata de otra descarada mentira. Tras un leve recupero entre finales del 2020 y el primer semestre del 2021, el rubro profundizó su tendencia a la caída de ventas. Ni siquiera el consumo de computadoras y notebook, que se vio apalancado por el trabajo virtual desde la pandemia, experimentó crecimiento real: mientras en 2020 se vendieron 226.172computadoras, y en 2021 unas 268.911, el año 2018 las ventas ascendieron a 440.102 unidades.

Si analizamos la venta de electrodomésticos por volumen –es decir, en unidades vendidas- observamos también una caída respecto a 2017.

Gráfico 5: Cantidades vendidas de electrodomésticos, en unidades, correspondientes al primer trimestre.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta de comercios de electrodomésticos y artículos para el hogar – INDEC.

Si bien se observa una tendencia creciente en cantidades venidas con respecto al 2020, todavía las ventas se ubican un 29% por debajo de los valores 2017.

Ahora veamos aquellos sectores donde las ventas tienden a incrementar su participación en la torta de consumo. Se trata de “Ropa y accesorios deportivos”, “Indumentaria, calzado y marroquinería”, “Perfumería y Farmacia” y “Amoblamientos, decoración y textiles para el hogar”. Los últimos dos aumentaron abruptamente su participación en el consumo durante los meses de cuarentena, y actualmente se están estabilizando con una tendencia a perder participación. Por la naturaleza de este tipo de consumo, no interesa para esta nota.

En el caso de perfumería y farmacia constituye un consumo de tipo esencial, sobre todo en un contexto de pandemia, por lo que sería muy aventurado todavía indicar si su estabilización post-pandemia tenderá a ser más elevada o menos que antes de la misma.

Por el lado de amoblamiento y decoración, también exhiben un pico muy agudo durante la cuarentena, seguido de una caída muy abrupta en la participación de la torta de consumo, que todavía se está estabilizando como para marcar una tendencia, que por ahora se manifiesta bajista. En otras palabras: se consumió mucho en materiales de construcción livianos durante la cuarentena, y ahora se está consumiendo cada vez menos. También hay que resaltar que el teletrabajo llevó a las y los asalariados a realizar inversiones de distinto tipo en el hogar, sea porque se aceleró el desgaste de bienes debido a un uso más intensivo, o ya sea porque fue necesario adquirir nuevos bienes para desempeñar tareas laborales desde el hogar.

No obstante esto, tampoco se puede decir que la caída en el consumo en esparcimiento se deba al aumento en el consumo en amoblamientos, ya que partimos de la base general de que todas las ventas vienen en caída. O sea, aquí analizamos los cambios en el parámetro de consumo en base a un mercado que exhibe una tendencia de contracción, no de expansión.

Veamos pues los otros dos rubros que exhiben una tendencia alcista en la torta de consumo:

Gráfico 6: Porcentaje del consumo en “Ropa y accesorios deportivos” e “Indumentaria, calzado y marroquinería” sobre las ventas totales a precios corrientes.
Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras – INDEC.

Como se ve con claridad, la mayor parte del consumo final está destinado a indumentaria. Estamos hablando de entre el 50% y el 70% del consumo en comercios, de acuerdo al mes que tomemos como referencia. Su tendencia además es alcista, lo que demuestra que los ingresos se destinan cada vez menos para esparcimiento o adquisición de bienes durables para el hogar, y cada vez más para la subsistencia cotidiana.

Podemos ver además la cantidad de espectadores en cines. Claro que, de por sí, se espera una disminución en este tipo de consumo debido a la explosión de las plataformas digitales, tipo Netflix. Sin embargo, el consumo en cines cayó un 90% respecto a enero del 2017, un monto realmente escalofriante.

Tabla 1: Tendencia de participación de rubros sobre las ventas totales a precios corrientes.
Fuente:
Elaboración propia en base a Encuesta Nacional a Centros de Compras – INDEC.

Por último, veamos que sucede con las ventas en supermercados. Cabe aclarar que los supermercados proveen principalmente alimentos y bienes de primera necesidad, por lo que, si la proporción de ingresos destinada a esparcimiento disminuye, se esperaría que aumenten las ventas en supermercados.

Gráfico 7: Porcentaje de ventas totales a precios constantes correspondientes al primer cuatrimestre, base 2017=100, para supermercados (línea punteada) y autoservicios mayoristas (línea continua).
Fuente: Elaboración propia en base a la Encuesta de supermercados y autoservicios mayoristas – INDEC.

El resultado no es tan prometedor. Para el consumo mayorista se observa un crecimiento y reciente estabilización del volumen de ventas, mientras que para los supermercados las ventas no han crecido gran cosa desde el 2019, y se ubican un 10% por debajo del 2017.


 ALGUNAS CONCLUSIONES

Los medios de comunicación nos mienten descaradamente cuando afirman que “se ve consumo en la calle”. Claro que las y los trabajadores sabemos que esto no es así, pero siempre es bueno echar mano a las cifras oficiales para desmentir justamente la bajada de línea oficial. La realidad es que las ventas al mercado interno están cada vez más contraídas, tanto en términos de valor como de volumen, al tiempo que el patrón de consumo tiende a ser cada vez más de subsistencia.

Por otro lado, la devaluación de los últimos años naturalmente lleva a que determinadas capas sociales, tales como profesionales con buenos sueldos en comparación relativa a la masa de asalariados, algunos sectores de la pequeña burguesía, etc., salgan a consumir íntegramente sus ingresos en el mercado interno, sin posibilidades de ahorro o consumo en el exterior. A eso hay que sumarle el cierre de muchos locales (aplicable a todos los rubros) lo que disminuye la oferta.

Esta combinación explica, para los “genios comunicacionales”, por qué en determinados ámbitos de consumo, sobre todo de sectores acomodados, se percibe que “los lugares se llenan”.

Claro, se llenan de sectores acomodados que cambiaron su perfil de consumo, sobre una base de sectores quebrados. Hasta esa vida ilusoria, que representa a una minoría insignificante de la población, está atravesada por la crisis de superproducción que vive el capitalismo a nivel internacional, y que en Argentina llega a niveles extremadamente preocupantes para el pueblo trabajador.

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