Massa y el sindicalismo empresarial

Para muchos, seguramente lo que diremos en este artículo no resultará ninguna novedad. Para otros, probablemente, muestre con ejemplos lo que tantas veces hemos planteado desde esta misma página: gobierno, sindicatos y empresas conforman una “santa alianza” que poco tiene que ver con la religión o con motivos humanitarios: es la encargada de sostener las ganancias de unas pocas empresas que monopolizan la producción y los servicios de nuestro país.

¿Ya te diste cuenta que ellos siempre se juntan para ajustarnos?

Uno de los ejes del ajuste hecho público por el “nuevo ministro” es planchar los salarios. Y para eso la burguesía necesita organizarse, o por lo menos tender algunos puentes con el objetivo de aplacar la lucha de clases.

Por eso necesitan que la institucionalidad burguesa juegue algún papel como dique de contención a los justos reclamos y luchas.

Nos interesa en esta oportunidad ahondar en los vínculos preexistentes que Sergio Massa tiene con el sindicalismo empresarial y que no son para nada nuevos. Ahora te tiramos un par de nombres…

Dos de los triunviros de la CGT incursionaron en la política partidaria y formaron parte de los legisladores del Frente Renovador. Héctor Daer fue diputado nacional electo y cumplió un mandato en la cámara baja. Carlos Acuña obtuvo una banca en 2013 como diputado provincial, de la mano del espacio que encabezó Massa.

Por otro lado, el actual ministro es amigo personal de Facundo Moyano, “referente” de los trabajadores de peajes y ex diputado nacional por su mismo espacio político. Suelen compartir eventos políticos y sociales, y sacarse fotos junto a sus familias en cómodas reposeras de playa. A partir de allí gestó su relación con Hugo y Pablo Moyano, con quienes compartió más de un asado para charlar sobre la situación económica de la Argentina.

Algunos todavía recuerdan cuando en el año 2015, Massa llegó a la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) bajo la atenta mirada de Juan Carlos Schmid. Los convenció que él era la mejor alternativa electoral con una agenda que seducía a los gremios: la reducción del impuesto a las ganancias.

Hugo Quintana (jefe de APOC, Asociación del Personal de los Organismos de Control), fue otro de sus “promotores”, menos visibles quizás, pero no por eso menos poderoso: tenía a su cargo una millonaria caja de la obra social que podía darle estructura y sustento al proyecto político de Massa.

La relación con otro “pope” (Luis Barrionuevo) data de la década del 90, cuando el gastronómico lo recibió en su casa de la costa y ayudó al “traspaso” político de Massa y su salida de la UCeDé en una de las tantas vueltas camaleónicas que se le contabilizan al ministro. Más recientemente, su arribo al gabinete encontró el inesperado apoyo de Hugo Yasky, uno de los dirigentes sindicales más “cristinistas”.

En fin, la lista sigue, pero los resultados son los mismos: acuerdos por arriba que postergan nuestras necesidades. Y van…

Por eso los sindicatos actuales no son ni pueden ser un instrumento que nos sirva para llevar adelante nuestras aspiraciones de lograr mejores condiciones laborales, mayores ingresos y avanzar para liberarnos del trabajo asalariado, ese grillete que nos aprisiona y nos mantiene sujeto a la voluntad de la burguesía. Ella es quien decide si nos dará trabajo o no; o lo que es lo mismo: si podremos conseguir los medios necesarios para sobrevivir o no.

He aquí una de las principales razones por la que trabajadoras y trabajadores necesitamos avanzar en la lucha, pero desde nuestra independencia de clase, estemos o no encuadrados en sus leyes.

La garantía que tenemos es que en las decisiones y acciones participemos la mayoría, desde asambleas con democracia directa. Eso es lo que constituye nuestro verdadero capital como clase.

Te dejamos acá el link de un video que ahonda sobre este tema, en donde planteamos cómo entendemos la lucha sindical en el momento actual.


https://www.youtube.com/watch?v=W4XluO2ZlSo&list=PLgtKgiNI-DJcW3bnkG6BE-v0Rd7Ev0aQ-&index=3

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