La tasa de natalidad a nivel mundial viene en caída en los últimos 50 años, de acuerdo con los datos que publica el Banco Mundial. (Gráfico 1/Fuente 1).
La ONU, en su estudio sobre Perspectivas de la Población Mundial del 2019 (2) y hablando de la tasa global de fecundidad (el número promedio de bebés que da a luz una mujer), mostraba que el promedio a nivel mundial había bajado de 3,2 nacimientos por mujer en 1990 a 2,5 en 2019. Según el equipo de investigadores del Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud de la Universidad de Washington (3), la tasa de fertilidad viene cayendo en el mundo y las proyecciones dicen que va a seguir en caída (Gráfico 2).
En nuestro país la situación no es diferente y la tasa de Fecundidad viene descendiendo cada vez más. En 2019 ya estaba abajo de los 2,1. Es decir: nuestra población está reduciéndose (Gráfico 3).
Tanto para la universidad de Washington como para la ONU la “solución” que nos proponen para este problema mundial sería la inmigración, debido a que la tasa de crecimiento poblacional de los diferentes países varía significativamente.
En India, Nigeria y Paquistán –por ejemplo- va a seguir creciendo, mientras que en otros países como China se espera que la población disminuya. La inmigración, que hoy supuestamente es un problema para la burguesía, mañana sería una “solución”.
Pero vale aclarar algo a tener en cuenta que ya vemos hoy: esas personas que emigran con una expectativa de mejora en su calidad de vida, cuando llegan a países más desarrollados que los de su origen, se encuentran con el flagelo del racismo: no se acepta cualquier migración.
Respecto a las diferentes políticas que ya vienen tomando algunos países para afrontar el problema de la baja en la tasa de natalidad, el periódico The New York Times (5) publica lo siguiente:
En Corea del Sur, por ejemplo, el gobierno otorga bonos por bebés, además de ayuda con comida, ropa y juguetes para recién nacidos. Alemania, viene ampliando el tema de las licencias de paternidad con goce de sueldo y ataca el problema desde la otra punta: ha aumentado a 67 años la edad de jubilación y ahora está considerando elevarla a 69.
En resumen: siempre debemos tomar “con pinzas” las estadísticas de la burguesía. La baja de la tasa de natalidad es algo que viene ocurriendo hace décadas y no es lo mismo lo que ocurre en los “países centrales” a lo que ocurre en los que no lo son.
Pero vale preguntarse: ¿las personas tienen menos hijos porque “es lo que desean”? como lo afirma el New York Times. ¿Será realmente esa la razón?
Podemos imaginar por qué muchas personas deciden no tener hijos.
Desde los problemas económicos (lo difícil que es la vida para el pueblo trabajador); el ingreso al mercado laboral de todos los adultos en la familia buscando de alguna manera paliar la situación; la inserción a gran escala de la mujer en las distintas ramas de la producción y los servicios (consumiendo sus tiempos con mayor vehemencia, cuando se ve obligada a jugar ese “doble rol” de trabajadora remunerada fuera del hogar y sin remuneración en la casa); o el alargamiento en el tiempo de la etapa de la adolescencia o la juventud y la imposibilidad de los jóvenes de independizarse; la búsqueda en esa etapa de un lugar en la sociedad priorizando sus estudios; o a lo que se conoce desde la geografía como proceso de urbanización, con la oferta de más y más consumo sobre todo en las ciudades urbanas.
También otras personas deciden no tener hijos por cuestiones más “complejas”: ¿para qué voy a traer una criatura en este sistema que “muele” carne humana?
Escribo esta nota siendo una compañera mujer en edad fértil. En algunos momentos dudé si mi maternidad sería deseada, exactamente por el hecho de no querer traer a un ser humano a este inmundo mundo capitalista.
Pero enseguida, esa idea me apareció asociada al derrotismo.
Y veo que –justamente- ese es un concepto que desde la ideología burguesa tratan de inculcarnos: que bajemos los brazos, que aceptemos este orden de cosas, que nos resignemos a que siempre vamos a vivir de esta manera.
No lo acepto. Como comunistas debemos tener la certeza que la revolución vendrá.
No es fácil, es cierto (¿Quién dijo que era fácil?), peleamos contra un enemigo de clase poderoso, es necesario que transitemos un camino de organización independiente como clase y un montón de cosas más.
Pero creemos firmemente en ese futuro porque nuestras convicciones, nuestras aspiraciones están basadas en la verdad. Y podemos hacerlo.
Es importante que cada uno de nosotros juguemos un papel en todo ese proceso, en el lugar que en cada momento decidamos y nos toque estar.
Y seguir sembrando la semilla del comunismo, no solamente en nuestros hijos e hijas, sino en todos aquellos hombres y mujeres del pueblo que tengamos cerca.
Fuentes:
(1) https://datos.bancomundial.org/indicator/SP.DYN.CBRT.IN
(2) https://population.un.org/wpp/Publications/Files/WPP2019_PressRelease_ES.pdf
(3) https://www.thelancet.com/article/S0140-6736(20)30677-2/fulltext
(4) https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2105709118
(5) https://www.nytimes.com/es/2021/05/24/espanol/reduccion-poblacion-mundial.html