Las empresas, los dirigentes del SUTNA, el gobierno y -como si todo esto fuera poco- hasta el propio Moyano, se adjudican los “laureles” de las negociaciones espurias llevadas a cabo por más de 5 meses sobre las espaldas de los obreros y obreras del neumático. ¿Esto es así? ¿Dónde radica esta batalla ganada a las patronales? ¿Dónde radica este golpe dado a la burguesía?
Pero el verdadero triunfo fue logrado por el obrero y la obrera que -estando al lado de la máquina, en la producción- introdujo en los hechos un comportamiento de clase.
¿Qué queremos decir? Que a pesar de todos los enjuagues con fines electorales y de los grandes negociados que se hicieron por arriba, las medidas de lucha se realizaron en la base afirmando su condición de clase y respetando la tradición de lucha en largos años de experiencia.
Más allá de estos largos meses con negociaciones a sus espaldas, el triunfo para la clase obrera se da porque en la base se realizaron infinitas formas de debates de carácter político e independiente de los intereses mezquinos de los de arriba. Como cuando se tomaron iniciativas de acción directa contra las suspensiones y contra la instalación de cámaras y vigilancia en cada sector de la empresa FATE. En ese marco de resistencia y en pleno conflicto funcionó la asamblea directa y el debate por abajo, donde tuvieron que retroceder como ocurrió en esta empresa.
Por otro lado, también se destruyó el mito de que las huelgas “hacen ir a los capitales”, argumento que esgrime políticamente la burguesía con el objetivo de meter miedo.
El triunfo se siente y se sentirá en la conquista económica; y eso es muy cierto.
Pero en estas primeras horas de reflexión, cuando aún las trincheras están calientes, destacamos que el principal triunfo de la clase es que en todo este período las avanzadas entraron en diálogo con las ideas revolucionarias, las cuales fueron, son y serán la garantía para que esta lucha trascienda en el tiempo.
En primer término, desde el inicio del conflicto, la principal idea revolucionaria que comenzó a girar fue que la asamblea no podía tener carácter “informativo”. Por el contrario, se comenzó a debatir la necesidad que cada sector debía hacer una asamblea, con todos los compañeros y todas las compañeras, debatiendo el conflicto y que allí mismo se llevaran las ideas y propuestas de resoluciones a una asamblea general.
El espíritu de la dirección del SUTNA fue siempre el contrario. Su objetivo central no era la resolución del conflicto sino aparecer con el interés mezquino de un triunfo electoral, pensado en el 2023.
Lejos, muy lejos de tomar las medidas iniciales con las bases, con acciones directas como las que se llevaron a cabo en la última semana, hasta el paro total cuando todo el arriba presentía el enojo por abajo.
El triunfo es político porque en este conflicto se siguen recuperando las mejores tradiciones de nuestra clase. Y se comienza asimilar en ciertas avanzadas obreras que quienes producimos todo podemos afianzar la idea que ese accionar de clase. Y que se pudo doblegar esa “representatividad” impuesta por la clase dominante. Una “representatividad” que por 5 meses, repetimos, negoció sin debatir con la base los pasos a seguir. Para estos dirigentes alcanzaba con una Asamblea general que les dio mandato. O sea, se delegó en unos pocos todas las decisiones, y solo se hacían Asambleas para informar. Esta metodología nada tiene que ver con el clasismo y con la democracia obrera.
Una experiencia en la que la clase ha visto actuar a los actores principales y a pesar del poder de fuego que tienen, fueron quebrados por la presión que viniendo de abajo los hizo entrar en una crisis política. Sin ir más lejos, fue conocida la reunión entre las 3 empresas del neumático, los directivos de varias automotrices, los dirigentes de los sindicatos SMATA y de la UOM y funcionarios del Gobierno. TODOS UNIDOS para convencer a los dirigentes del SUTNA que firmaran un acuerdo y garanticen la paz social.
En esta situación de recrudecimiento de la lucha y ya tomando un carácter nacional, para la burguesía era necesaria una salida. Y la salida y la resolución del conflicto se hicieron como se hizo todo: a espaldas de los trabajadores y trabajadoras. Negociando con Moyano y otros burócratas de la CGT, cómo se salía “de este problema”, porque un sector de la base comenzaba a desbordar.
Un triunfo de las bases contra todo el aparato empresarial-estatal-gremial
Para garantizar este triunfo en el tiempo se hace necesario persistir en la idea que la resistencia de abajo tiene que pasar a un escalón superior. Y ese escalón superior debe apoyarse en la democracia directa y la organización por abajo, avanzar en este aspecto desde la conciencia de lo que se hizo desde cada sector.
Este triunfo debe ser debatido en cada lugar de trabajo, ayudar a desenmascarar todo engaño por arriba y resaltar que el triunfo se dio cuando se radicalizó el conflicto.
Hay que persistir una y otra vez en esa organización independiente que ponga el acento en la asamblea por sector, abrir permanentemente el debate respecto a que la clase pudo hacer retroceder a toda la burguesía cuando se lo propuso.
El triunfo del neumático no es cualquier triunfo. Hay una profundización de la resistencia obrera a pesar de que los que hoy levantan “banderas proletarias” (como el Partido Obrero) hasta hace muy poquito atrás desconocían absolutamente la existencia de la clase obrera y desconfiaban de su potencial de clase dirigente.
Un triunfo que eleva el peldaño político de diputa entre las clases y que lo va sacando del terreno que domina la burguesía (el parlamentario). O sea: el terreno del engaño.
Hay mucho por hacer luego de estas jornadas que terminaron con un triunfo político de la clase obrera industrial y que abren una nueva expectativa en amplios sectores del proletariado. Pero lo más importante a destacar es que en este conflicto proletario –como también en otros- las ideas revolucionarias van apareciendo en la escena de la lucha de clases.