A las y los compañeros asesinados y torturados durante la última dictadura en la ESMA no los olvidamos, seguimos sus ideales y banderas, y continuamos su lucha.
Sabemos que los sufrimientos y muertes fueron una de las formas que tenía el Estado burgués para seguir defendiendo la propiedad privada, la explotación y la expropiación en la producción capitalista.
Ni en aquellos duros momento ni más tarde nos dejamos ganar por la cómoda idea de que es posible alcanzar la libertad y la justicia si no luchábamos (tal como lo seguimos haciendo hoy) por la revolución socialista.
No pedimos ninguna tregua cuando los asesinos uniformados estaban en su apogeo. No la concedimos después, cuando fueron reemplazados por civiles.
Que ciertos farsantes nunca involucrados en la lucha de clases o contra la explotación, jamás comprometidos en la resistencia a la dictadura, realicen un brindis de Fin de Año en el predio donde torturaban y asesinaban a compañeros y compañeras (como lo realizaron anteriormente políticos de la burguesía con sus asados y su champaña) no es mas que burlarse de la convicción y la moral de aquellos revolucionarios y revolucionarias que en ese mismo lugar sufrieron la tortura ejecutada por brazo armado de la dictadura de la burguesía.
Resulta repugnante más aún cuando en estas fechas se cumple un nuevo año para muchos compañeras y compañeros secuestrados en la ESMA.
Nuestro mayor repudio a estos desclasados, cooptados por el Estado monopolista, vestidos de “representantes de los trabajadores”, pero que en realidad no son más que herramientas al servicio de la burguesía.
Siguen no sólo silenciando la explotación de las y los trabajadores, sino que también mancillan y contribuyen a hacer desaparecer la verdad histórica de la lucha de clases y el socialismo.