Todos los días nos llegan noticias referidas al aumento de nivel de tensión de la lucha de clases, a lo largo y a lo ancho del país, siendo lo más interesante el hecho de que esta lucha va adquiriendo dinamismo y fuerza en el proletariado industrial.
Por supuesto, los medios de comunicación, en manos de la clase dominante, se empeñan en ocultar y tergiversar esa información, con el claro objetivo de que no llegue a las masas.
Esta vez, nos acercan un informe de la situación que atraviesan las y los trabajadores de la planta de Pepsico de Mar del Plata, ubicada en el Parque Industrial General Savio.
El hecho es que se comenzó el año con la noticia de un nuevo intento por parte la patronal, esta vez con mayor decisión, de implementar el 4to. turno en las diferentes líneas de producción. Esto significa en los papeles aumentar la jornada laboral a 12 horas diarias, o turnos de 8 horas con un solo franco a la semana. Y, además, rotando los días laborales.
Esto generó mucho malestar y movimiento entre las y los compañeros, por lo que el sindicato STIAPBA (sindicato de trabajadores de industrias de la alimentación de la Provincia de Buenos Aires) no tuvo otra opción que llamar a asamblea.
La gran mayoría de compañeros/as se manifestó en contra de esta iniciativa patronal que lo único que busca es aumentar los niveles de producción (explotación) ya que lograrían no detener la producción, sobre todo los días feriados y los fines de semana, que actualmente son tomados como horas extras y son opcionales.
Esta semana deberían haber comenzado las pruebas piloto del cuarto turno en la línea (Doritos) pero el número de compañeros anotados no fueron los suficientes.
Como represalia, la patronal decidió descontar de los sueldos de algunos trabajadores/as una parte del porcentaje de los premios por producción (premio en efectivo que se entregan si se llega a ciertos niveles establecidos) argumentando que no se llegó a los niveles esperados, porque se detuvo en ciertos momentos el funcionamiento de las maquinas.
Estos parates se dieron en el contexto de las altas temperaturas que azotaron a nuestro país y que dentro de las fábricas se volvieron insoportables. Cuestión que fue motivo de queja, malestar y acciones por parte de las y los trabajadores en esas jornadas agobiantes, a pesar de que la patronal por supuesto, no quería por ningún motivo detener la producción.
En suma, frente a toda esta situación y puntualmente como respuesta al intento de implementar el cuarto turno, y el día viernes pasado se llevó a cabo un paro de 2 horas en los tres turnos, al que el sindicato tuvo que convocar, frente a la presión de las y los trabajadores.
Por supuesto, los intentos de aumentar los niveles de productividad para achatar los salarios (y de ese modo tratar de sostener los niveles de extracción de plusvalía) en la planta no son nuevos. Tenemos el antecedente de julio de 2020 (como el más resonante de los últimos años) cuando las y los trabajadores rechazaron un aumento salarial del 6% en plena pandemia, cuando decretaron “esenciales” desde el gobierno, entre otros, al sector de la alimentación. Se decidió en ese momento, en asamblea, ir al paro, como medida de lucha frente al acuerdo entre la Cámara empresaria del sector y el sindicato, plantado de espaldas a las y los trabajadores.
Según lo que informó en ese momento desde la federación/sindicato) el acuerdo salarial paritario para el sector contemplaba en julio el pago de una suma extraordinaria por única vez de 6.000 pesos de carácter no remunerativo, en agosto sólo un 6% de aumento sobre la base del convenio a abril 2020 (no remunerativo) y en septiembre un 0,5% más que pasa a abonarse de forma remunerativa con el 6% del mes anterior. Asimismo, acordaron retomar las negociaciones en septiembre. Una verdadera vergüenza.
En relación al conflicto, algunos sectores de trabajadores, al difundir el reclamo y la medida de fuerza, sostuvieron: “La conducción gremial participó abiertamente de esta estafa. No promovió asambleas más que para cuestiones informativas, defiende el acuerdo hablando de ‘situación excepcional’. Las y los laburantes sin embargo no se comieron el verso y pasaron por encima de la burocracia y están en paro total. No se acepta el aumento miserable”.
Este informe de la situación en Pepsico Mar del Plata ilustra lo que está sucediendo en muchas fábricas y centros productivos del país, en los que se recalienta la lucha de clases, y crece la resistencia obrera frente a estos intentos de la oligarquía financiera para sostener sus niveles de ganancia.