A propósito del conflicto del transporte

El conflicto de transporte de este viernes 7 de julio se inscribe el escenario de agudas disputas interburguesas por los recursos del Estado.

En este marco de crisis política, el posicionamiento del gobierno, de determinados núcleos empresarios monopolistas y de las burocracias sindicales de la UTA y sus agudas internas quedó expuesto sin ningún tapujo. Como si fueran una burla, cada una de estas expresiones (inclusive las de Juntos por el Cambio) justificaban sus posiciones “en nombre de las y los trabajadores”.

El ministro Massa abordó un discurso que va más allá de la situación puntual de la disputa, sin ocultar las cifras multimillonarias en subsidios a las empresas monopolistas a costa de un deterioro constante de los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo, de las que él es arte y parte,

En sus palabras no dejó de criticar a determinados núcleos empresariales (a quienes culpa por el paro del transporte) al mismo tiempo que intentaba poner paños fríos llamando a un dialogo consensuado. Alabando a un empresariado dispuesto a ser exitoso sin dejar de percibir multimillonarias ganancias favoreciendo a los trabajadores y a su futuro venturoso porque hay empresarios buenos.

Queremos empresas fuertes, servicios públicos que la gente pueda pagar, trabajadores con buenos salarios, y que todo sea fruto del consenso y el dialogo, dijo aprovechando este episodio para su campaña electoral. Describiendo al mismo tiempo un paraíso capitalista que jamás existió ni existirá.

Señor ministro: los salarios son malos, el pueblo no puede pagar los servicios públicos, las empresas son fuertes, y fruto del hartazgo por todo ello no hay ni diálogo, ni consenso entre empresas, ni hablar de ello con las y los trabajadores.

Omitió decir que en manos de esos empresarios fuertes las condiciones del transporte público para choferes y pasajeros son pésimas. Más aun en el conurbano bonaerense y en buena parte de nuestro país. Bien lo sabemos miles y miles de trabajadoras/res, estudiantes, jubilados y jubiladas, amas de casa, etc.… que sufrimos a diario las penosas condiciones a las que nos vemos obligados a viajar.  Ni hace falta describirlo.

A pocos días de haberse impuesto otro aumentazo de boletos doloroso e inflacionario, esta disputa por la transferencia de subsidios multimillonarios a un grupejo de magnates monopolistas frente a las necesidades insatisfechas de millones y a costa del empeoramiento de las condiciones de vida es un hecho que no pasa desapercibido.

No sólo desnuda la subordinación más escandalosa del Estado y las políticas del gobierno a los intereses estas facciones monopolistas que disputan poder y ganancias, en la maquinaria de dominación de clase que se expresa a través del Estado sino, el grado de virulencia de sus disputas, acentuando más aun la crisis política.  Con ello expone el grado de exacerbación de estas facciones dispuestas a refregarles en la cara a la clase obrera y el pueblo los millones que se apropia a costa suya.

Pero ello no es todo. Este marco de disputas se da en un escenario de irreverente rebeldía de la clase obrera y el pueblo que, sostenidamente, viene generando día tras día más y más enfrentamiento a estas politicas.

Ello atraviesa toda esta situación, de allí que el discurso del señor Massa fue más allá del marco puntual de las internas en las alturas del poder. De hecho, fue un reto político.  “Nunca más la gente de rehén por un conflicto de plata entre empresas y Estado, porque no es el sentido”.

¿Cuál es el sentido, señor Ministro? No hacer olas en medio del circo electoral donde la lucha de clases y el hartazgo meten la cola sin pedir permiso y empaña los negocios futuros y compromete la gobernabilidad.

“85 de cada 100 pesos del costo del transporte hoy los paga el Estado, tenemos que trabajar juntos” les dijo Massa. Le faltó decir: sean astutos muchachos…

Difícilmente se puedan poner paños fríos y encausar este lupanar de luchas interburguesas cebadas por las ganancias detrás del proyecto de una facción monopolista.

Aquellas épocas donde esto podría ser una posibilidad medianamente transitoria ya no volverán. Objetivamente las disputas burguesas dominan la escena. Lo transitorio es más transitorio que antes por las contradicciones de intereses en el poder monopolista y porque la lucha de clases gana terreno.


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