Siempre la clase dominante nos ha transmitido, falsamente, para confundirnos, que hacer política es sólo cuando en época de elecciones uno o varios candidatos hacen promesas de campaña (que nunca cumplen), cuando discuten entre ellos o cuando vamos a votar.
Esa debe ser nuestra única participación en política. Y si nos va mal, hay que votar mejor.
Por otro lado, en las empresas, cuando hablamos con nuestros compañeros sobre la situación que se vive, las condiciones de trabajo, los bajos salarios, la necesidad de unirse y organizarse, de luchar, etc., como todo ello representa una amenaza para los empresarios intentan aislarnos y desprestigiarnos a los trabajadores; a coro con el gremio cómplice, nos acusan que eso es hacer política con la intención de hacernos creer que está mal y que no es el lugar para hacerlo.
Respecto de ello, debemos decir que tienen razón. Claro que es hacer política el tratar de defender lo nuestro, nuestros intereses. Y no tiene nada de malo; al contrario, debemos hacerlo para lograr defender nuestros derechos y conquistar mejores condiciones de trabajo, además de discutir la política que ejecutan los distintos gobiernos contra nuestra clase.
Ellos no admiten que los primeros en hacer política son los patrones, los empresarios, justamente para alcanzar sus objetivos principales de mayor productividad, de mantenernos divididos, de incrementar sus ganancias, etc.
Se organizan, hacen SU política, la que les conviene a ellos. Pagan a los medios masivos para desinformar, ocultar o tergiversar; a los gremios para frenar las luchas y detectar a los trabajadores que se quieren organizar; a los políticos de turno para que voten leyes a favor de sus empresas; a jueces, policía y todo lo que tienen a su alcance. Plata les sobra.
Lo que más le duele a la burguesía es que nos organicemos porque saben que somos los trabajadores, las grandes mayorías explotadas, los que lo producimos todo. Que si nos rebelamos pueden perder, y mucho. Que es allí en la producción donde están sentados sus intereses de clase, donde a través de la explotación de nuestro esfuerzo acumulan sus riquezas.
Entonces por eso, cuando nosotros hacemos NUESTRA política, la debemos hacer con total convicción e independencia de clase, con nuestros objetivos, nuestras mejores herramientas de organización, desde las bases y con métodos asamblearios, ejecutando nuestra democracia: la democracia directa.
En ese camino iremos construyendo también nuestro propio proyecto político como clase en unidad con todo el pueblo oprimido.