¿Hay que bajar impuestos?


Alerta spoiler: el título de esta nota bien podría haber sido “¿Faltan dólares? Complemento para indignarse”.

La campaña de la oposición –tanto Milei como Cambiemos, en sus distintas variantes-  se focaliza en dos cosas: primero, una reforma laboral; segundo, disminución del gasto público. Para esto último proponen una nueva reforma previsional, despidos masivos en el Estado, privatización de algunas empresas y, la gran medida salvadora de la nación: eliminar impuestos.

Porque claro ¿Quién podría dudar que Argentina es el país del mundo donde más impuestos se pagan? A decir verdad, fuentes, no hay ninguna, pero para Clarín, La Nación, A24 y otros medios de oposición, pareciera ser una verdad incuestionable “¡HAY QUE BAJAR IMPUESTOS!”

Lo que estos candidatos no dicen es que, justamente, el gobierno del dúo Fernández se dedicó a bajarle impuestos al gran capital de manera sistemática.

Desde que asumieron los Fernández, hubo una fiesta de exenciones impositivas, particularmente, para la exportación: en 2020 se dieron algunas excepciones temporales en distintos rubros, pero en 2021 se  sancionaron los principales decretos, que luego fueron prorrogaron en 2022 y 2023, eximiendo de gravámenes a la industria autopartista y automotriz[1]; de hidrocarburos[2] y de servicios empresariales (programación, servicios contables, etc.).[3] Ni hablar de otras formas de subsidios como el dólar “soja”, luego renombrado dólar “agro” por ser extensivo a casi cualquier producto alimenticio, que también constituye otra forma de quitarle impuestos a la exportación, bajo la forma de dólares diferenciales.[4]

Gobierno y oposición culparon primero a la pandemia, y ahora a la sequía por la “falta de dólares”, aducen que, debido a la escasés de cereales y oleaginosas para exportar, el Estado percibe menores ingresos en concepto de retenciones.

Pero al decir esto ocultan que la disminución de los impuestos a la exportación supera con creces la caída de la recaudación tributaria por derechos de exportación.

Veamos un ejemplo concreto. Si la recaudación por derechos de exportación la convertimos a dólares, para poder compararlo con las exportaciones, y tomamos como base de cálculo el año 2019, previo a la crisis internacional, obtenemos el siguiente cuadro de situación:

Cuadro 1: Evolución de la recaudación por derechos de exportación, y de las exportaciones totales, tomando como base el año 2019.
Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Economía, INDEC y Ámbito Financiero.

Esto significa que en el año 2020 las exportaciones cayeron un 16%, una cifra realmente significativa ¡Pero los ingresos por derechos de exportación cayeron un 55%! ¡Esto tres veces más que la caída de las exportaciones!

Los cuatro años estudiados siguen la misma tendencia, inclusive cuando hay recuperación. Por ejemplo, el año 2022, a pesar de presentar un record histórico de exportación de granos, tanto en términos de volumen como de valor ¡La recaudación del Estado fue menor a la del año 2019!

¿Y la sequía? Si consideramos el primer semestre del año, y lo comparamos con el primer semestre del 2019, obtenemos que en 2023 se liquidaron un 8% más de exportaciones ¡Pero se recaudó un 56% menos de impuestos!

Con estos números sobre la mesa, pareciera ser que el “neoliberal” no es Mauricio Macri, sino Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa.

En el gráfico N°1 se ilustra esta situación. En trazo continuo se expresa la recaudación tributaria por derechos de exportación en millones de dólares (eje derecho) y en gráfico de barras se las exportaciones en millones de dólares FOB (eje izquierdo).

Como se puede ver, a partir de la asunción del gobierno actual, si bien hubo una caída de las exportaciones en el año 2020, la disminución de la recaudación por tal concepto fue muchísimo mayor. Con la recuperación del año 2021, la recaudación tributaria por exportaciones tampoco se recupera en el mismo nivel. Solo se observa un gran salto en el tercer trimestre del año 2022, correspondiente al programa dólar soja, que aceleró las liquidaciones. Pero no hay que dejarse engañar por ese pico, ya que lo que se hubiera liquidado durante el trimestre restante, simplemente se adelantó para pagar deuda externa. Por eso, tan pronto como se liquidaron esas exportaciones, la recaudación cae de manera estrepitosa nuevamente, esto, a pesar que las exportaciones continuaron presentando un desempeño superior al de la pandemia.

De hecho, el nivel de exportaciones en el segundo trimestre del 2023 es superior al del mismo período en 2019. Sin embargo, la recaudación de derechos de exportación es notoriamente menor.

Gráfico 1: En trazo continuo, recaudación por derechos de exportación, en millones de dólares (eje derecho); y exportaciones en millones de dólares FOB en gráfico de barras (eje izquierdo).[5]
Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Economía, INDEC y Ámbito Financiero.

-¡Bueno che, pero ahora se están cobrando mayores impuestos a la importación!

No, tampoco. A pesar de la supuesta falta de dólares y las dificultades para importar, la recaudación por derechos de importación continúa siendo marginal, presentando inclusive una tendencia a la baja, como se puede observar en el gráfico 2.

¿Y de qué vive el Estado entonces? ¿De dónde recauda?

El principal impuesto, ese que ni Bullrich, ni Larreta, ni Espert, ni Milei quieren tocar, es el IVA (Impuesto al Valor Agregado), que es un impuesto que pagamos principalmente el pueblo trabajador ¿Por qué? Porque se le cobra al consumidor final, de esta manera, el consumo productivo –o sea, el capitalista que compra materia prima, por ejemplo, para ponerla a funcionar en un proceso productivo- queda exento de IVA, pero la enorme masa asalariada debe abonar del primero al último producto que consume con ese impuesto: desde el sachet de leche hasta el litro de aceite.

Y mientras la recaudación por derechos de exportación cae a pique, producto de la eliminación de impuestos que ya llevó acabo el actual gobierno, la recaudación del IVA no para de crecer.

En el gráfico N°2 se puede ver esta situación, donde se grafica la participación de los derechos de exportación, de importación y del IVA, respecto a la recaudación tributaria total del Sector Público Nacional No Financiero.

Gráfico 2: Exportaciones en millones de dólares FOB (eje derecho); participación del IVA, de los derechos de exportación e importación, sobre los ingresos corrientes del Sector Público Nacional No Financiero.
Fuente: Elaboración propia a partir de Ministerio de Economía e INDEC.

Se puede ver,  muy claramente, cómo el peso de la recaudación por derechos de exportación cae con la sequía, aunque lo hace en un nivel muchísimo más pronunciado que las exportaciones, y en contrapartida aumenta el peso del IVA en la recaudación pública, siendo de esta manera los millones de trabajadores y trabajadoras quienes pagamos el costo de la “eliminación de impuestos”.[6]

Pero el problema todavía se agrava: con esta reducción impositiva disminuye a su vez la recaudación tributaria. Menos ingresos públicos requieren un mayor ajuste en los gastos del Estado, siendo la principal variable de ajuste los salarios estatales y el sistema previsional, o sea, jubilaciones.

Es un círculo vicioso: reducción de impuestos al capital, reducción de los fondos que recauda el Estado, por lo tanto, mayor ajuste sobre el denominado Gasto Social.

Por eso, cuando te dicen que “hay que eliminar impuestos” no se refieren a los impuestos que nos cobran a las y los trabajadores, sino a los impuestos al gran capital, a los impuestos de exportación e importación.[7]

Y el actual gobierno nacional, bien se hace el sota, escondiendo que “faltan dólares” porque redujo a menos de la mitad los aranceles de exportación. Todo sea por acrecentar las ganancias del gran capital trasnacional.

Como vemos, en realidad no hay discusión: la burguesía ya tiene su programa económico trazado, y lo está implementando. Bullrich, Larreta y Milei, agitan abiertamente este programa, mientras que Massa y Cristina, que no lo agitan públicamente, lo vienen implementando hace ya casi cuatro años.


[1] Decreto 150/2021 prorrogado al 2023 según Decreto 81/2023.No obstante, en 2020 ya habían percibido una disminución arancelaria según Decreto 1060/2020. Otras ramas industriales gosaron del mismo beneficio según Decreto 789/2020. Además, en 2022 se hizo extensivo a la industria autopartista según Decreto 831/2021.

[2] Decreto 722/2021

[3] Decreto 1034/2020

[4] Para profundizar sobre estos mecanismos, ver:

PRT (27 de mayo de 2023) ¿Sobran dólares? Inflación, importaciones, deuda externa y reservas. Un análisis desde una perspectiva de clase. Disponible en: https://prtarg.com.ar/wp-content/uploads/2023/05/Informe-Especial-SOBRAN-DOLARES-1.pdf o bien un tratamiento del mismo artículo en https://www.youtube.com/watch?v=XgU5H-C5sTU&t=19s

[5] El Ministerio de Economía informa la recaudación tributaria en millones de pesos. Para su conversión a dólares se procedió de la siguiente manera: desde diciembre del 2016 hasta marzo del 2020 se calculó el promedio diario compra/venta para el dólar Blue. Desde marzo 2020 hasta julio del 2023 se utilizó dicho promedio para el dólar MEP. En ambos casos la base de datos utilizada fue Ámbito Financiero.

[6] De más está decir que los impuestos internos recaen siempre sobre el consumidor final, y como la inmensa masa de estos consumidores son asalariados, cualquier aumento de impuestos internos –que no gravan importaciones ni exportaciones- funciona como un mecanismo más de reducción salarial.

[7] Hay otros impuestos, que figuran como impuestos internos, que a su vez esconden aranceles de exportación. Aquí no los hemos considerado. Efectivamente, cuando Espert y Milei señalan cuáles son exactamente los impuestos que habrían de retirar, se refieren a ellos.

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Un comentario sobre «¿Hay que bajar impuestos?»

  1. Excelente la nota y muy clarificadora en medio de tanto humo que venden los medios de desinformación masiva.

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