En varios medios de comunicación pretenden hacernos pasar que, a pesar de la inflación, los salarios no han perdido “poder de compra”.[1]
En este artículo vamos a desmontar esa mentira, pero primero, veamos como viene el salario.
Como ya lo venimos haciendo regularmente, tomamos como base tres salarios que son representativos del mercado de trabajo: el salario UOM Rama 17 para el sector privado, las Unidades Retributivas de la Administración Pública Nacional, y el Salario Mínimo, Vital y Movil (SMVM) para la economía informal.
Con esa base, obtenemos que durante el gobierno de Alberto Fernández el salario estatal ha perdido el 22% de su poder de compra, el salario informal el 19% y el salario privado ha tenido subidas y bajadas sobre las cuales nos detendremos más adelante. Hoy, luego del último aumento producto de una conflictividad importante en el sector metalúrgico, se encontraría un 11% por encima de diciembre del 2019. Siempre en función de la inflación oficial, es decir del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Ahora bien, si comparamos los no con el IPC, que suele ser el dato más manipulado por el gobierno para evitar “malas noticias”, sino con el aumento de precios específico en alimentos, los resultados son muchísim peores: el salario estatal cayó un 30%, el informal un 27% y el salario UOM, luego de la lucha dada durante el último mes, todavía se encuentra un 1% por debajo de diciembre del 2019.
[1] Ver, por ejemplo:
https://chequeado.com/el-explicador/como-evolucionaron-los-salarios-durante-la-gestion-de-alberto-fernandez/
Ahora sí, veamos la evolución gráfica de estos salarios para el gobierno del dúo Fernández.
Gráfico 1: Poder Adquisitivo del salario en función de la Canasta Alimentaria.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, UOM y UPCN.
En el medio hay que considerar las fuertes fluctuaciones entre cada aumento salarial. Por ejemplo, el obrero UOM, que hoy “le empata” a la inflación en alimentos, hace dos meses venía perdiendo el 14% de su salario real. Son variaciones muy grandes producto de los altos niveles de inflación ¿Y en el medio quién se queda con toda esa plata? Las grandes empresas, claro.
Por eso es verdad que a la burguesía no le conviene la inflación porque complica el funcionamiento general de la actividad económica, pero tampoco se puede negar que le conviene para bajar la masa salarial. El problema radica justamente allí, en que el objetivo de la burguesía es que ese obrero UOM se quede cobrando un sueldo devaluado.
Pero no nos metamos en ese tema ahora. Hasta aquí es lo sucedido durante el gobierno de Alberto Fernández, pero el empobrecimiento de la clase trabajadora viene de mucho más atrás. Veamos su evolución desde diciembre del 2016, que es la última serie estadística homogeneizada que presenta el INDEC.
Gráfico 2: Poder Adquisitivo del salario en función de la Canasta Alimentaria.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, UOM y UPCN.
Como vemos el ajuste viene siendo muy pronunciado. Desde diciembre del 2016 el empleado estatal perdió el 54% de su sueldo real, el informal el 43% y el obrero metalúrgico un 21%.
¿Y en dólares? ¿Qué pasa?
Para ver la evolución del salario en dólares elaboramos un índice con la cotización del dólar de mercado, ya que el oficial constituye un subsidio específico para los grandes importadores, no refleja la economía real. Para eso tomamos como base el promedio mensual del dóalr Blue hasta marzo del 2020, que es cuando comienza a utilizarse el mecanismo oficial de otro dólar paralelo, pero de curso legal, el dólar MEP.
Gráfico 3: Índice de salario en dólares a la cotización mensual promedio del Blue/MEP.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC, UOM, UPCN y Ámbito Financiero.
En el gráfico incorporamos la devaluación de la última semana, con un dólar MEP que cerró en $652. Así, desde diciembre del 2016 el salario en dólares del obrero UOM cayó un 56%, el del estatal un 77% y SMVM un 62%.
Cabe aclarar que cuando presentamos los resultados del poder adquisitivo en pesos, no está contemplada la escalada inflacionaria que arrastra esta última devaluación, pero a juzgar por la gravedad relativa, es una devaluación mucho más grande que la ejecutada por el ex Ministro Martín Guzmán en 2022.
Pero lo más importante de todo es en qué marco se dan estos ajustes. La Canasta Básica Total, que el INDEC utiliza para determinar lo que ellos llaman “línea de pobreza” está ubicada en $248.962 para una familia tipo. Ninguno de los tres salarios analizados en este artículo llega a esa cifra: El SMVM no cubre ni la mitad de esa canasta –que además no contempla ni el alquiler-; el Estatal apenas llega a los $200.000, dependiendo la categoría y la dependencia. Y la inmensa mayoría de los obreros UOM están por debajo de esa canasta. Para darnos una idea, la categoría más alta de la Rama 17 percibe menos de $300.000 por mes.
O sea que estamos hablando de un ajuste terrible sobre salarios de por sí miserables.
Las trampas del INDEC y de las agencias de economía
¿Cómo hacen entonces los medios para decirnos que el salario “empató a la inflación” durante el gobierno de Alberto?
El INDEC elabora un índice salarial mensual en el cual se informa la evolución del salario privado, público y no registrado. Sin embargo, cuando observamos la evolución del índice del INDEC y lo comparamos con casos testigos de salarios y pariatarias reales, la diferencia resulta abismal, sobre todo para el caso del empleo estatal, que es el que informamos en el gráfico 4.
Gráfico 4: Poder Adquisitivo del salario de los empleados públicos en función del IPC.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC y UPCN.
Mientras el INDEC informa una tendencia a leve mejora del salario estatal a partir del 2021, el análisis concreto del caso testigo más representativo para las paritarias estatales demuestra la tendencia opuesta. Para el INDEC, el salario estatal viene perdiendo un 18% desde diciembre del 2016 en función del IPC, mientras que los cálculos sobre paritarias reales indican que esa caída es de un 48%; para el INDEC desde que asumió Alberto Fernández el empleado estatal no perdió salario (da literalmente 0%) mientras que los cálculos reales demuestran que al menos perdió un 28% de su poder de compra.
Pero ojo, porque estas diferencias numéricas no son ninguna casualidad. La burguesía las piensa y las tergiversa adrede, por eso no se puede confiar ciegamente en sus informes económicos y considerarlos una verdad irrefutable. En casos como éste, con un mismo dato (inflación) vemos que se obtienen resultados diametralmente opuestos (evolución del salario real).