En este periodo electoral, pareciera que lo importante es lo que dicen o lo que callan los candidatos a la presidencia y todo el coro que los acompaña.
Sabemos claramente o, al menos, intuimos, que lo que dicen a favor del bienestar del pueblo son mentiras que vienen repitiendo en cuarenta años de democracia burguesa que no es más que la imposición, por vía institucional, de los dictados de la clase burguesa.
Y lo que callan es lo que van a hacer para que en el estrecho margen impuesto por las leyes del funcionamiento del sistema capitalista de un lado y la lucha de clases del otro, se fuerce hasta su máximo límite la situación que dé como resultado un beneficio para la clase capitalista.
Entonces eso es lo importante para ellos.
Pero fuera de lo que digan, lo que propalen a través de sus medios masivos y de que nos quieran convencer de que, con buenas ideas o malas ideas, los gobernantes o un grupo de burgueses pueden modificar el proceso del país, la realidad está dada por una lucha de intereses contrapuestos que es una verdadera lucha de clases antagónicas. Y bajo el sistema capitalista esa realidad va camino a su profundización.
Debido a que la historia no puede ir para atrás, para modificar esa realidad hay que organizar y profundizar esa lucha de clases, porque por ese camino llegaremos a una sociedad en la que desaparezcan las clases con su antagonismo.
Esta es la disputa. La burguesía miente descaradamente cuando nos habla de unidad mientras que sostiene el capitalismo y con él la existencia de las clases cada vez más desiguales y enfrentadas.
Por eso, lo importante para los trabajadores y sectores populares es lo que hagamos para que el gobierno actual y el que asumirá el 10 de diciembre no ajusten más nuestras condiciones de vida, y para que conquistemos mejoras en lo político, lo económico y lo social a la vez que aportamos a una mayor crisis política de ellos haciéndolos retroceder.
Combatir decididamente todas las medidas que tomen contra el pueblo trabajador es fundamental para desgastar el propio sistema capitalista que se desliza abruptamente en su decadencia histórica y pudrición irreversibles.
Siendo que en esta etapa de resistencia los trabajadores aún no tenemos las herramientas adecuadas que necesitamos para liberarnos de la explotación de los parásitos minoritarios dueños del capital al que utilizan para someternos, y tomando en cuenta que la construcción de las mismas es una labor práctica, debemos dar combate a fin de ir desarrollando y profundizando no sólo la lucha que los debilita, sino también la unidad desde las bases y las organizaciones políticas necesarias para constituirse en la fuerza que dé fin al poder que ejerce la burguesía y su Estado en la sociedad y desarrollar revolucionariamente una nueva sociedad socialista basada en el trabajo colectivo y mancomunado de toda la fuerza laboral nacional, y la eliminación del parasitismo burgués que vive a costa del trabajo ajeno.
Esas organizaciones políticas (Partido proletario y organizaciones de masas) no tienen nada que ver con lo electoral ni con estructuras construidas desde acuerdos y cabildeos entre políticos que viven de una actividad desligada de la producción y la vida real que se desarrolla en las fábricas, los centros de trabajo, los barrios y los ámbitos educativos.
El Partido proletario (al que hay que robustecer y extender en su influencia) es la organización de los revolucionarios proletarios que, con consciencia de la lucha de clases, va trazando el plan para avanzar en el camino de la liberación. Es el partido de carácter nacional que representa los intereses históricos e inmediatos de la clase obrera y trabajadores en general, capaz de unirlos a los demás sectores oprimidos con su programa de acción y un plan nacional que vaya señalando el camino hacia el objetivo de la toma del poder para la definitiva liberación del yugo de la explotación y la opresión.
Las organizaciones políticas de masas (hoy en germen y dispersas) son las que, desde las bases, van nucleando a sectores de la clase obrera y el pueblo en sus lugares de trabajo, estudio y vivienda por influjo de la necesidad de unirse bajo un mismo cuerpo, independiente de cualquier tutela burguesa y de todo tipo, que dé continuidad a la lucha por las conquistas. En muchas de ellas, la labor de los hombres y mujeres del Partido proletario es fundamental para orientar en la garantía del imperio de la democracia directa y el rumbo de los mejores caminos de la lucha diaria hacia el objetivo final. Desde abajo hacia arriba esas organizaciones confluirán en una gran organización nacional que reúna políticamente a las grandes mayorías laboriosas. No puede tejerse por arriba lo que no tiene sólida base por abajo.
Ambos tipos de organizaciones que son independientes entre sí, pero estrechamente relacionadas, hoy hay que desarrollarlas y robustecerlas ya que se necesitan vigorosas para volcar la correlación de fuerzas a favor del proletariado y sectores oprimidos que hoy luchan sin encontrar un cauce único que potencie sus fuerzas.
Esto es lo verdaderamente importante y en esto radica nuestra acción como clase y como pueblo laborioso para poder salir de esta situación miserable a la que nos llevó el poder burgués con su democracia de pacotilla.