La inestabilidad política y económica de este país, sorprende cada vez más. Pasó solo una semana de las elecciones presidenciales y ya vimos de todo: se rompió Cambiemos y sufrimos una de las peores crisis de abastecimiento de combustible de los últimos 40 años, aunque la tan anunciada devaluación post-elecciones nunca llegó… momento ¿Hubo o no hubo devaluación?
La realidad es que sí, hubo una devaluación encubierta bajo el paraguas del nuevo programa exportador. Antes de llegar a disfrutar cualquier triunfo electoral, Sergio Massa ya estaba firmando el decreto 549/2023, que otorga un nuevo dólar diferencial para las exportaciones, por 30 días.
Esta vez, el nuevo programa no es sólo para el agro, ni para las “economías regionales” –que es una forma cool, progre e inclusiva para decir “industria alimenticia”-, sino que también incluye al sector de servicios, industria automotriz y minería, incluido el petróleo. Recordemos que estos sectores ya vienen gozando de exenciones impositivas específicas para la exportación, con lo cual, un nuevo regalito.
El nuevo régimen permite a las empresas acceder a importaciones con un dólar oficial a $350 y liquidarlas a un dólar diferencial de $530. Esto, literalmente es un subsidio. Ya lo explicamos con detalle en varias notas,[1] pero repasando un poquito, esto permite varias cosas:
- El precio de las mercancías en el mercado interno está determinado, en última instancia, por el precio internacional. Si el Estado garantiza un precio internacional a $530 cada dólar, ese será el precio que corra para el mercado interno. En otras palabras, el nuevo dólar diferencial traerá una nueva escalada inflacionaria, y más falta de productos, dado que la prioridad está dada en el mercado externo. O sea, o te aumento el precio del producto “en góndola” o directamente no proveo al mercado interno y destino toda mi producción para la exportación, que es lo que está pasando en algunos segmentos (alerta spoiler: la nafta).
- Algunas ramas productivas, como la aceitera, que importa poroto de soja de Paraguay, y cuyos volúmenes de importación aumentaron con la sequía, literalmente están accediendo a poroto de soja barato, subsidiado, y lo exportan con un valor diferencial.
- Además, con el nuevo decreto permiten a los exportadores liquidar el 30% en dólar CCL, que vale mucho más que el dólar oficial. Está en $860, lo cual aumenta el diferencial que obtienen por exportación.
En resumen, el día lunes hubo devaluación, lo que pasa que todavía no la viste traducirse en inflación.
Ahora vayamos al problema de la falta de combustible.
En esto hay una puja que involucra varias variables. Por un lado, el gobierno había prometido a las petroleras un aumento en el precio de los combustibles del 20%, que todavía no se llevó a cabo. Así lo afirma Emilio Apud, ex secretario de Minería y Energía, quien agrega que en realidad el ministro-candidato pretende postergar el aumento hasta después del balotaje.[2] Claramente la falta de abastecimiento en estaciones de servicio tiene que ver, en parte, con esta presión por parte de las petroleras para forzar un alza en el precio interno.
No obstante, hay todavía otras variables. Según informaron distintos medios de comunicación, al menos cuatro refinerías se encuentran en paradas técnicas programadas (Trafigura en Bahía Blanca, YPF-Ensenada, YPF-Plaza Huincul y Refinor-Salta) ¿Se pusieron todos de acuerdo para hacer paradas técnicas? ¿Raro no?
Más raro todavía el hecho de que salvo en la planta de Bahía Blanca, en el resto la propiedad es de YPF, ya sea total, o como accionista mayoritario en el caso de Refinor ¡Menos mal que YPF es “estatal”!
Así, las petroleras pretenden explicar el desabastecimiento como una falla logística, una sumatoria de errores de cálculo: aumento del consumo por un fin de semana largo, por la cosecha en el campo, por la especulación del usuario final –siempre es gratis culpar al pueblo- y por una disminución de la oferta de combustible, debido a una supuesta parada programada de estas refinerías.
Lo que parece más verosímil, es que estén dedicando sus esfuerzos a la exportación de crudo, en lugar de producir para el mercado interno, sobre todo, aprovechando el ofertón exportador de Massa y sus dólares diferenciales.
Vamos a los números, de los que tanto se enorgullece la Secretaría de Energía: entre enero y julio del 2023 se exportaron 118,7 MIL barriles por día, lo que representa un incremento del 27,4% respecto al 2022.
Pero la producción de crudo no creció al mismo nivel, lo hizo tan solo un 7,1%. Si, igualmente es un montón, pero queda claro que se destinó al mercado externo una porción muy importante del crudo que en 2022 estuvo destinado al mercado interno.
He aquí el verdadero motivo de la falta de combustible: la anarquía de la producción capitalista, y el acicateo de un gobierno que no para de otorgar gigantescos beneficios para la exportación.