Hay un nivel de perversión del marxismo que parece no encontrar fondo. Se hacen malabares para, a través del supuesto uso del materialismo dialéctico, dar un rodeo y acabar apoyando a Massa, o evitando el problema tomar posición política de cara a las elecciones.
Desde la izquierda electoral hasta profesores universitarios, icónicos “marxistas” –no los mencionamos, la lista es muy larga, demasiado para nuestro gusto, y no queremos dejar a nadie afuera- le buscan el pelo al huevo para hacerle el juego a la campaña de Massa.
En términos resumidos, hay dos argumentos.
El primero es que no es necesario hacer una campaña abierta por el no voto a Massa, ya que la tarea es construir partido, construir una fuerza de la clase trabajadora: esa es la esencia, mientras que pronunciarse por el no voto o el voto en blanco termina siendo reducir el problema político al problema electoral. Esta posición la sostienen, por ejemplo, el PTS y el MST, entre otros.
Vamos por partes… primero, electoralismo hubiera sido hacer campaña por el no voto desde el año pasado, o reducir la campaña política solo al problema electoral –cosa que estas organizaciones sí hacen, ya que basan toda su estructura en el armado electoral-, discusión que no cabe en el momento actual. Pero en segundo lugar, tal posición de “discutamos las cosas de fondo por favor, no nos quedemos solo en la coyuntura electoral” además de ser una posición oportunista, para evitar confrontar con el peronismo o no perder votos y seguidores en futuras contiendas, es una posición que niega en sí misma la construcción de una alternativa política, porque la construcción de una salida política para la clase obrera va de la mano con las actitudes y posiciones que asumimos las organizaciones en cada momento preciso de la lucha de clases. No es una declamación a futuro, sino el señalamiento concreto de las tareas del hoy, lo que nos hace constituirnos en alternativa revolucionaria.
Y son posiciones políticas que, para ser coherentes, deben corresponderse con el programa estratégico que declama la organización. Si hablamos de revolución, nuestra posición concreta, táctica, debe ser coherente con ese objetivo estratégico. Todo lo contrario a lo que sucede con estas organizaciones y personajes que evitan hablar abiertamente del boicot a las elecciones por puro oportunismo, y ahora se llenan la boca hablando de la “construcción” de una alternativa para los trabajadores, pero cuando sonaban las campanas electorales de las PASO y las Elecciones Generales, fueron los primeros en desviar la atención de la lucha de clases real hacia el problema específicamente electoral.
Por eso es importante no solo tomar posición política y decir abiertamente qué hacer mañana domingo 19. No por un problema ni de principios, ni táctico, sino porque hacerlo forma parte de la construcción de esa alternativa revolucionaria que tanto se vocifera, pero que tan poco se hace para construirla.
El segundo argumento es el de con qué gobierno estaríamos en “mejores condiciones” para construir esa alternativa. Podríamos denominarla la política del posibilismo: “tomamos la posición que podemos, no la que debemos”.
Básicamente, con Massa la burguesía tendría menor disposición a la represión, lo cual generaría mejores condiciones políticas para avanzar en nuestras tareas, o sea, en la construcción de partido, conciencia de clase, una alternativa para los trabajadores, etc. Este argumento es otra perversión del marxismo, por varias cuestiones:
Primero, por lo que ya se dijo antes: las alternativas políticas se forjan al calor de los acontecimientos históricos, tomando en todo momento una posición de clase. Ojo, que posición no tiene nada que ver con posibilismo ¡Todo lo contrario!
Segundo, porque el malmenorísmo –característico del posibilismo y el oportunismo de izquierda- significa patear el problema hacia adelante. En los términos que se utilizan vulgarmente: el resultado electoral te “corre el arco para la derecha”. Si en 2015 y 2019 el “fascismo”que se venía era un Macri pro represión abiertamente declarada, en este 2023 la discusión es si un psicópata como Milei o un hombre de la embajada de Estados Unidos como Sergio Massa ¿Qué nos deparará la próxima contienda electoral si seguimos jugando al malmenorísmo?
Tercero. Esta concepción pervierte al marxismo porque se aleja del análisis de las clases sociales. La burguesía no define sus políticas en función de los discursos de campaña, sino en función de la dominación de clase. Es falso igualar la palabra a la acción. Ya lo dijo Menem “Si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”. La política burguesa es la política del embaucamiento, de la mentira para mantener la dominación y obtener mayor margen de maniobra para realizar los ajustes que necesitan para sostener la tasa de ganancia. El resto, es puro circo. Y quienes llaman a votar por Massa bajo el argumento disfrazado de pseudo-marxismo de que de esa manera la clase obrera se encontraría en mejores condiciones, están haciendo un llamado abierto a que las masas confíen en las palabras de la burguesía y en todo el sistema democrático burgués.
El llamado a votar una fuerza burguesa no solo no aporta un ápice a construir conciencia de clase, sino que atenta en su contra, porque no educa a la clase obrera: no desnuda el carácter burgués del Estado y de su democracia representativa; no abona a romper con sus instituciones; no aporta nada a la formación de conciencia de clase, sino todo lo contrario, fortalece el pensamiento burgués en el seno del proletariado.
Por eso, construcción de un alaternativa política, construcción de conciencia de clase; construcción de partido, no puede ir separado de tomar posición política frente a cada acontecimiento de la vida política de las masas. Al contrario, la toma de posición política forma parte de la materialización coherente del proyecto estratégico. La parte y el todo, están relacionadas. No hay discusiones para mañana que transcurran al margen de las discusiones del hoy.
Por eso ¡Basta de pervertir el marxismo! ¡Basta de pretender utilizar el materialismo dialéctico como excusa para justificar los miedos y la confianza en la democracia burguesa! ¡Construyamos una verdadera alternativa política de clase, terminemos con la vulgarización del marxismo y trabajemos para profundizar la lucha de clases, no para amortizar el ajuste de la burguesía!