Ya desde los debates presidenciales Javier Milei viene anunciando que el gran problema para superar la inflación, hoy, es la “bomba de las Leliq”. El agraciado “economista” jamás explicó de qué se trata la bomba, ni cómo pretende resolverlo. Simplemente advirtió que para ello es necesario conseguir financiamiento externo, en dólares, y punto.
Las Leliq son letras de cambio que el BRCA gira a los bancos comerciales. El objetivo teórico sería reducir la cantidad de dinero en circulación, para disminuir presión inflacionaria. Así, el Central entrega Leliq a los bancos y les paga una tasa de interés muy alta, hoy ubicada en 133% nominal (es decir, sin capitalización de intereses). Para tomar una referencia, esto hoy representa un 3,7% más que la tasa Badlar (referencia para los plazos fijo). Aunque en el pasado llegó a representar muchísimo más, no deja de ser un mecanismo de enriquecimiento de los bancos en donde el BRCA le paga una tasa de interés a los bancos comerciales, para que estos a su vez pagen un interés menor a los depositantes de plazos fijos.
¿Y cómo se financia esta fiestita? Con emisión monetaria y ajuste fiscal. O sea, mayor presión inflacionaria, por lo tanto menores salarios, y mayor ajuste en gasto estatal (jubilaciones, salarios estatales, educación, salud, etc.).
Un dato interesante es que este instrumento aparece durante la estadía de Caputo en el Ministerio de Finanzas en 2018, para desplazar a las Lebac ¿Cuál es la diferencia entre las Leliq y las Lebac? Que las Lebac tenían un mayor plazo de vencimiento y eran adquiribles por el público en general, mientras que las Leliq son de adquisición exclusiva de bancos comerciales y compañías financieras, renovables cada 28 días.
En otras palabras, es un negocio que pueden llevar a cabo exclusivamente los bancos. Vos como “ahorrista pillo” no podés participar.
Ahora ¿En qué radica la famosa “bomba” entonces?
Los bancos comenzaron a adquirir cada vez más Leliq –y claro, si es un negoción- al punto tal que hoy la base monetaria es de $8,14 billones, mientras que las Leliq y notaliq suman $9,52 billones. En otras palabras, si los bancos decidieran masivamente no renovar las Leliq, el Central debería duplicar la base monetaria para entregarle ese dinero a los bancos.
Pero la cosa no termina ahí, dado que, durante la última semana, y frente a la creciente volatilidad de la economía, agravada por los malabares del gobierno entrante para, justamente, formar gobierno, hubo un corrimiento masivo de capitales hacia otro instrumento de deuda: los Pases Pasivos.
Estamos hablando de un fenómeno producido durante los últimos 10 días, del que poco se habla en los grandes medios. De $13,2 billones que había en Leliq el 15 de noviembre, hoy hay tan solo $7,5. Mientras que los Pases Pasivos pasaron, en los últimos 30 días, de $9,19 billones a $14,32 billones.
¿Cuál es la diferencia entre las Leliq y los Pases Pasivos y por qué esto debería llamarnos la atención?
Los Pases Pasivos son otros instrumentos emitidos por el BRCA pero a muy corto plazo, estamos hablando de instrumentos a 1 y 7 días. Por este motivo, tienen también una tasa de interés menor (126%). En otras palabras, los bancos están buscando mayor liquidez, o sea, ante cualquier corrida económica, retirar su capital del mercado lo más rápidamente posible.
Decíamos más arriba que la base monetaria es de $8,14 billones, y las Leliq suman $9,5 billones. Sin embargo, sumando estos instrumentos de corto plazo que han elegido las entidades financieras durante los últimos días, la “bomba” suma $23,84 billones, lo que representa un 293% de la base monetaria.
Ahora, más allá de las justificaciones técnicas teóricas de estos instrumentos financieros, el objetivo central siempre fue garantizarle grandes ganancias a los bancos y entidades financieras, en otras palabras, una gigantesca transferencia de recursos desde el pueblo trabajador hacia el gran capital, en donde el BRCA garantiza una tasa de interés muy alta, en un instrumento financiero de acceso exclusivo a los bancos. La diferencia entre la tasa de interés comercial, y la tasa de interés que el BRCA le pagó a los bancos, fue un negocio millonario a costa del conjunto del pueblo trabajador.
Por eso, hablan de la “bomba” para dibujar que en realidad se trata de una operación de bicicleta financiera de la cual han formado parte los últimos dos gobiernos.[1]
Una especulación que, por otro lado, fue financiada mediante emisión monetaria. Y acá es donde se llega a la combinación de mecanismos que hacen que en Argentina haya tanta inflación: a) bicicleta financiera para garantizar grandes ganancias a los bancos, lo cual genera emisión monetaria para garantizar la rueda; b) disminución de impuestos a la exportación para todas las ramas productivas, lo cual disminuye la recaudación y profundiza el déficit fiscal; c) sistema de dólares diferenciales para la exportación, lo que permite importar a un dólar barato y exportar a un dólar caro, es decir, un mecanismo de subsidio directo que vacía las reservas en dólares para garantizar ganancias extraordinarias a las exportadoras; d) como siempre, subsidios a la producción, vía pago de salarios o exenciones impositivas específicas; e) restricción al pueblo trabajador, y también a las pequeñas empresas no asociadas al gran capital, al acceso de todos estos mecanismos de beneficios (cepo al dólar, control de importaciones que se habilitan solo para “amigos” del poder, negocio de las Leliq solo para las grandes entidades financieras, etc.).
Y todos estos mecanismos inflacionarios están asentados sobre un mismo elemento común: la disminución salarial, que va siempre por detrás de la inflación. En otras palabras, son distintos mecanismos que en última instancia están recostados sobre el empobrecimiento del pueblo trabajador y la caída salarial. Ese es el objetivo central, el resto, son los mecanismos mediante el cual se llevan a cabo.
La verdadera “bomba” son los negociados de la burguesía, y el pase masivo de instrumentos de “mediano plazo”, como son las Leliq a 28 días, a instrumentos a corto plazo como son los Pases Pasivos a 1 o 7 días, indica un recalentamiento muy importante de la especulación financiera. Solo la lucha de clases, solo la movilización de la clase trabajadora, puede frenar esta andanada especulativa que apunta, centralmente, a que los pobres sigamos pagando la fiesta de los ricos.
[1] Este es el motivo por el cual Milei acusaba a Caputo como uno de los peores Ministros de Macri. Hoy, que se acabó el show electoral, lo reconoce como “el mejor financista”. Y claro, le garantizó enormes ganancias a los bancos con este instrumento.