Detrás del DNU de Milei, maneja los hilos la oligarquía financiera


Un Decreto de Necesidad y Urgencia que contiene unas 300 derogaciones de leyes, de las cuales en presidente enumeró 30 en su discurso por cadena nacional.

Detrás de ese número exorbitante, pretenden meter (saltándose su propia legalidad, la legalidad de la Constitución burguesa y su división de poderes) lo esencial: la reforma laboral.

Aumentar los ritmos de producción, legalizar el trabajo informal, implementar el banco de horas, anular el sistema de indemnizaciones…todas cuestiones que hemos tratado en profundidad en una nota del 21 de diciembre (DNU de Milei: los principales artículos de la legislación laboral). Dicho sea de paso, la principal central obrera, la CGT, “reaccionó” con un estado de alerta (¿?) y una movilización para el miércoles próximo a los Tribunales.

El paro, (que de por sí no soluciona nada) bueno, se verá una fecha para febrero. ¡Se enojaron los gordos!!!

La cuestión es que este decreto, de aplicarse (debe pasar por el Congreso, pero, de hecho, a los 8 días de anunciarse entra en vigencia) anuncia claramente las intenciones de la burguesía monopolista, desesperada por sostener su cuota de ganancia.

Por eso señalamos: se trata de una declaración de guerra a la clase obrera y el pueblo. Básicamente se trata de poner todos los recursos del Estado al servicio de los monopolios, comenzando por la enorme transferencia de recursos: el plan es simplemente licuar nuestros salarios a través de mecanismos como la devaluación, que fue brutal y se suma a las implementadas en el gobierno Alberto Fernández, y la inflación que, como ya se anunció, continuará elevada durante todo el 2024 y, como comprobamos a diario, no para de hacer sentir sus efectos, en especial en los alimentos, lo básico y elemental que no se puede dejar de consumir.

Por supuesto, estas agresivas medidas de ajuste van a tensar la lucha de clases en las fábricas, en los barrios, en las calles. Por eso, como la burguesía sabe muy bien que viene una etapa de enfrentamiento, no oculta sus recursos y es más, pretende legitimarlos a partir del apoyo de ciertos sectores de la sociedad: ahí hizo su aparición el protocolo de seguridad de Patricia Bullrich que, más allá de lo pintoresco y hasta ridículo de la demostración de fuerza con el aparato represivo en la calle, no deja de preocupar, en la medida en que, como sabemos, habrá una escalada en el enfrentamiento, en la medida en que día a día se vuelven más agobiantes las condiciones de vida.

Pero en medio de tanta información apabullante, detengámonos en un ejemplo práctico. Se trata de la quita de subsidios; hablemos del transporte público. Se dice (no hay precisiones al respecto) que va a ser un proceso paulatino pero que, en definitiva, apunta a subsidio cero para las empresas de transporte público de pasajeros.

Colectivo: boleto mínimo a 800 pesos en esa situación, el tren a 1100 pesos. Veamos. Un trabajador debe tomar el tren en Merlo, 1100 pesos. Pero para llegar a la estación, como vive adentrado en el barrio, primero hay que subirse a un colectivo. Y cuando llega a la capital, el subte. Entonces: 800 pesos de colectivo, más 550 de tren (si es que sigue funcionando el beneficio de la sube dentro de las dos horas de viaje) y, digamos, unos 800 pesos de subte (ya se pasaron las dos horas), dan un total de 2150 pesos para ir a trabajar. Digamos 2000 pesos. Y otros 2000 para volver. ¡Cuatro mil pesos por día!! Multiplicado por veinte días laborales digamos, son 80.000 pesos al mes.

Esa es la dimensión de la locura a la que nos quieren arrastrar. Y ni hablar de comprarse algo por ahí, un sándwich si es que no se almuerza en el trabajo, un agua…ahora bien, se dirá: ¿pero les conviene a los patrones que los trabajadores no puedan concurrir a su trabajo?

El punto es que se trata también de disciplinamiento: de casa al trabajo, del trabajo a casa, como dijo alguna vez un Presidente…de este modo, viajar, comer lo indispensable, no comprar nada de más, cero esparcimientos, en suma, no ir a otro lugar que no sea el trabajo. Una combinación ideal: control, explotación, dominación, disciplina.

Todo está calculado en los papeles, pero se olvidan de un elemento que hace a la ecuación y puede alterar el resultado final: la clase obrera en especial, y los trabajadores y el pueblo en general, son protagonistas de esta historia.

La lucha de clases va a recrudecer y los planes de la burguesía no se van a ejecutar, así como así. Será tarea de los cuadros revolucionarios el estar atentos al movimiento de masas, procurando instalar el debate político allí donde se encuentren, preparar a las compañeras y compañeros para salir en unidad a combatir esos planes que pretenden reducirnos a la miseria para seguir llevándose en pala las ganancias que producimos nosotros.

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