Milei, su concepto de libertad, el anticomunismo y el “valor subjetivo”


No hay oportunidad que no sea aprovechada por el autocrático presidente Milei para denostar al comunismo, como si éste generara caos económico y desajustes sociales con falsos argumentos tales como que el Estado capitalista regulador es comunismo, y otras mentiras por el estilo, al tiempo que ensalza a un supuesto capitalismo liberal y a la “escuela austríaca” con su “valor subjetivo” y otras ideas decadentes, afirmando que a través de esa vía se podrá llegar a la luz del túnel que nos dará la felicidad.

Según él, el Estado capitalista regulador es nocivo para la sociedad ya que quita libertades. De ahí, su famosa consigna “Viva la libertad, carajo”.

Ahora, cómo explica entonces que, con ayuda del inefable Sturzenegger, desde el poder ejecutivo del Estado capitalista hayan decidido aplicar un DNU que modifica más de 350 artículos de leyes, decretos ley, y normativas que modifican conceptos constitucionales. ¿Acaso eso no es regulación estatal?

Su “ataque” al Estado regulador es una burla al estilo de su “combate” a la casta. Lo que demuestra el Sr. Milei, además de su mediocridad, es que lo que quiere es otro tipo de regulación distinta a la que se venía haciendo, pero regulación al fin.

No obstante, si la cosa fuera nada más que errática y payasesca, no pasaría de otro papelón de un cúmulo frondoso que repetidamente nos regala repitiendo conceptos, ideas absurdas con las que nadie puede acordar, a excepción de quienes se ven beneficiados.

Porque resulta que el presidente no está solo y, en este momento, representa a un sector de la burguesía monopolista que intenta liderar a toda su clase y, con ella, a la sociedad en su conjunto con el fin de extraer la mayor cantidad de plusvalía para compensar la caída irremediable de la tasa de ganancia.

Afirma que defiende la libre competencia, aunque el DNU que pergeñó junto a su equipo, es un guante que calza a ese sector de la burguesía monopolista entre los que se encuentran Elsztain, propietario de IRSA, Cresud, Brasil Agro, Austral Gold, cantidades enormes de tierras, etc.; Roca, propietario de Techint, Tenaris y Ternium, capitalista del gasoducto Norte, etc.; Eurnekian, propietario de Aeropuertos y Terminales de cargas aéreas, Aeropuestos Argentina 2000, empresas de energía y agroindustrias, Unitec Bio, Infraestructura, Helport, Servicios Financieros, Converse Bank, entre otros negocios; y Galperín, propietario de Mercado Pago –aunque ya no aparece como CEO-, con estrechos vínculos con sectores financieros tales como JP Morgan, Flatiron Partners, Goldman Sachs, GE Capital, Banco Santander Central Hispano, etc.

Tal como se ve, resulta que la libre competencia es la imposición de un grupo de monopolios al resto de su clase burguesa y a toda la sociedad tal como lo hemos dicho.

La asimetría existente al interior de la clase dominante, no es obstáculo para beneficiarla también en forma completa, y a eso se debe el beneplácito de la UIA, la AEA y el coro de las distintas cámaras de los capitalistas a pesar de sus puntuales desacuerdos con algunos puntos (aquellos que los involucra como “aportistas” al Estado).

Esto es realmente serio para la clase obrera y el pueblo pues se trata de un plan de saqueo gigante de los ingresos de la clase obrera y sectores populares. O sea: más grande del que actualmente sufrimos.

El presidente asocia la libertad a la defensa de la propiedad privada, pero resulta que la propiedad privada basada en el trabajo propio es la que a través de las medidas insertas en el DNU apunta a saquear, más aún de lo que venían haciendo los gobiernos anteriores, a grandes sectores de masas para ampliar la propiedad privada capitalista sustentada por una minoría parasitaria y reducidísima de la sociedad. ¿Es eso libertad o cadenas reforzadas?

Resalta la necesidad de recaudar dólares para poder equilibrar las cuentas del país y, con ello, promete un futuro mejor para el pueblo oprimido y explotado.

Pero, ¿qué es lo importante, los dólares o el trabajo?

Provocando a su autopercibida inteligencia que lo ubica como integrante sobresaliente de las “fuerzas de dios”, le preguntamos al Sr. presidente, ¿qué podría hacer con todos los dólares que se dispone a recaudar a costa del sufrimiento popular si no recurre a la fuerza del trabajo proletario para que lo hagan crecer y se realicen en forma de ganancia y de capital?

¿Dónde quedaría su teoría del valor subjetivo, caballito de batalla de le escuela austríaca, si esos dólares, transformados en máquinas, materias primas, insumos, energías y el imprescindible salario, no se ponen en manos del proletariado al que odia y mira con desprecio, para que esta clase trabajando colectivamente, en forma material, los transforme en mercancías y servicios contantes y sonantes para que alguien los compre y así se pueda realizar la plusvalía que les extraen los capitalistas a los trabajadores?

La “obsoleta teoría del valor del trabajo”, según la aseveración de este personaje de historieta, a pesar de ello se abre paso permanentemente desde las verdaderas y materiales relaciones de producción entre capital y trabajo, vigentes en este putrefacto sistema, en el cual se acentúa el protagonismo del capital por sobre el trabajo, aunque la verdadera ecuación que aparece escondida es el protagonismo del trabajo sobre el capital porque el tiempo de trabajo necesario de la clase obrera contenido en cada mercancía es la verdadera generadora del valor.

Todas sus fantasías sobre la libertad, los “intercambios voluntarios” entre el trabajo y el capital, el “papel nefasto del Estado” al que dice aborrecer, en realidad son cadenas para los trabajadores y el pueblo oprimido, mayor explotación de la fuerza de trabajo, saqueo sobre los ingresos populares, y «pulir» el Estado al servicio de los monopolios más concentrados para la optimización de ganancias.

La crisis política en la que está sumida la burguesía se va a profundizar al ritmo de las actuales medidas. Porque cuando aparecen los favorecidos se multiplican los detractores dentro de su propia clase que quieren esos privilegios. El capitalismo no se va a ordenar por el contrario, se va a volver más inmanejable profundizando sus contradicciones y crisis. Porque el caos del sistema es argentino y mundial.  La corrupción sólo va a cambiar de manos y va a continuar con mayor virulencia porque a esta altura del dominio del capital financiero, la misma constituye el modus vivendi del capital; y todo este escenario repercutirá en la lucha de clases que actuará sobre todas estas, variables intensificándolas, ahondándolas y generando un crecimiento de la resistencia de la clase obrera y sectores populares.

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Un comentario sobre «Milei, su concepto de libertad, el anticomunismo y el “valor subjetivo”»

  1. A pesar de la andanada de mentiras con que pretenden sostener sus ganancias sobre el hambre del pueblo, la realidad misma, los padecimientos, el sufrimiento de nuestra clase sometida a una vida indigna, no puede ocultarse con sus fantochadas

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