Algunas perlitas de Milei en Davos

El discurso de Milei estuvo plagado de incongruencias y barbaridades, algunas las trataremos aquí, pero antes queremos reafirmar lo que decíamos en el artículo de ayer: el objetivo central de su discurso consistió en promover el anticomunismo, aunque sea, como medida de prevención.
Ahora si, hagamos un repaso de algunas de las barbaridades que dijo, porque la verdad algunas, no tienen desperdicio.
Arrancó diciendo que el mundo no experimentó crecimiento económico en su PBI desde “el año 0 hasta el año 1800”, para luego decir que fue gracias al capitalismo que se obtuvieron los mayores niveles de crecimiento, y que gracias a ello el 95% de la población mundial superó la pobreza “extrema”.
Con este párrafo se sintetiza toda la incongruencia de su discurso: no solo que no se medía el Producto Bruto Interno en la época de Jesús, ni en la de Juana de Arco, ni en la de Cristobal Colón, sino que tampoco se podía hablar de Producto Bruto Interno porque los sistemas económicos imperantes eran diferentes. Para empezar, no estaban formados los Estados Nación, a lo que cabe la pregunta ¿Qué Producto Bruto Interno habrá medido Milei? Por otro lado, mas grave aún, en el transcurso de esos 1800 años, transcurrieron distintos sistemas sociales: primero el esclavismo y luego el feudalismo en Europa; mientras que en América y algunos puntos de Asia y África la economía se desarrollaba mediante sociedades tributarias. Por más que se quisiera –aun suponiendo que existiesen los Estados Nación, que no existían-, no tendría ningún sentido medir el “PBI” de una sociedad feudal ¿O acaso cómo se incorpora al PBI el trabajo que el siervo de la gleba realizaba para su propia manutención, tales como los telares o el cultivo de autoconsumo, luego de haber rendido el diezmo, o de haber labrado en la tierra del Señor? ¡Si un alumno de primer año de economía dijera semejante barbaridad sería la burla de toda la universidad!
Pero Milei ni siquiera le hace honra al sistema que defiende, ya que la Revolución Industrial no comienza en el año 1800, sino en el Siglo XVIII ¿No será que el “genio de la economía” todavía no aprendió los números romanos?
Formalmente se suele considerar la introducción de la máquina a vapor de James Watt (patentada en 1769) como el punto de inflexión, aunque en realidad se trató de todo un período, en donde ya se venían produciendo muchos adelantos científico-técnicos aplicados a la producción, lo que incluye otros diseños de máquinas de vapor que no tuvieron tanto éxito (como la máquina de Jerónimo de Ayanz y Beaumont, patentada en 1606).
De todas maneras, la Revolución Industrial no sale de un repollo, sino que tiene su origen en la acumulación de diversos adelantos técnicos que fueron incrementando los niveles de productividad e introduciendo mayores grados de división del trabajo. A partir del Siglo XI las ciudades empiezan a crecer aceleradamente, producto de un creciente intercambio comercial, de la roturación de tierras agrícolas (o sea, ganarle campo a la naturaleza secando pantanos), la rotación de cultivos, la invención del molino de viento, etc. Estos adelantos permitieron generar un excedente agrícola tal, que una parte de la población rural se trasladó a las ciudades para ejercer otras labores (división del trabajo) tales como el comercio o la producción artesanal (orfebrería, herrería, telares de alto valor agregado, etc.).
En otras palabras, si no fuera por los enormes adelantos técnicos en la producción agropecuaria, hubiera sido imposible que crecieran las ciudades, y con ello, no existiría el capitalismo que tanto defiende Javier Milei.
Con respecto a la pobreza, el mismo verso de siempre: “para el año 1800 cerca del 95% de la población mundial vivía en la pobreza más extrema. Mientras que ese número cayó al 5% para el año 2020”.
Primero, el concepto de pobreza que manejan los economistas burgueses, es incorrecto, porque la pobreza es un término relativo, no absoluto. No te hace rico o pobre, por ejemplo, comer 1 kg de carne por semana, sino la relación entre cuantos kg de carne consume el sector que mayor riqueza concentra, y cuantos kg de carne consume la enorme masa de la población. El capitalismo mide la pobreza en términos absolutos para dibujar sus propios números y pasar como un sistema que trae “progreso” para la humanidad. Pero la realidad, es que la inmensa mayoría de la población es pobre, porque es población proletaria, es decir, seres humanos que no tenemos otra forma de subsistir que no sea vendiendo nuestra fuerza de trabajo, nuestra capacidad laboral, puesto que no poseemos ningún tipo de capital.
Ahora, si utilizamos los términos burgueses de definición de pobreza, lo primero que tenemos que decir es que en el año 1800…. no se medía la pobreza. No existía concepto de Canasta Básica, ni forma consistente de cuantificarla, ya que no alcanza con los análisis monetario-salariales que se pueden haber hecho de manera posterior, dado que mucha parte del consumo se realizaba mediante el pago en especie o mediante la producción individual, hogareña (por ejemplo, la huerta y el gallinero propios).
Pero no solo eso: utilizando los propios datos del Banco Mundial, la pobreza “extrema” en el año 2019 era de casi el 10% para la población global, y no del 5% como afirma Milei. Parece que el único problema de Milei no son solamente los números romanos, con los arábigos también se confunde el hombre… y eso que el “5” y el “10” son dos números bastante diferentes.
Su defensa al capitalismo radica en afirmar que es el sistema que “sacó a la gente de la pobreza” cuando es justamente al revés: el capitalismo, al generar cada vez mayor concentración de la riqueza, genera cada vez más pobreza, porque la brecha de ingresos es cada vez mayor. Según la BBC, por ejemplo, en el año 2010 cerca de 400 billonarios concentraban una riqueza equivalente al 50% más pobre del planeta. Para 2016, esa cantidad de empresarios se redujo a 62%, justamente, porque los pobres son cada vez más pobres. Para el año 2019, los niveles de concentración económica fueron tan grandes, que tan solo 8 empresarios concentraban la misma riqueza que el 50% más pobre de la humanidad. Ese “dato”, evidentemente, se le pasó a Milei, que debía estar muy ocupado en Twitter mientras algún pasante de la Di Tella le redactaba el discurso.
Ni hablar que todo esto lo fue a decir a una conferencia que congrega lo más concentrado del capital trasnacional, literalmente les fue a “bajar línea” a sus financistas, a los mismos a quienes después les va a ir a pedir préstamos. No pareciera tener ni lucidez para la historia, ni para los negocios.
Pero el verdadero motivo por el cual Milei está en el poder; por el cual distintos sectores del capital lo financian; por el cual peronistas y radicales le hacen el juego, es que defiende a ultranza el sistema capitalista, con una vacuna de anticomunismo preventivo.
Para el, casi todo es “socialista”. Hasta los organismos internacionales de crédito, como el FMI, son socialistas. Pero esto no lo dice porque realmente piense que lo son, sino porque como buen defensor del capitalismo, lo que pretende es invertir las cosas: el mundo es un caos, este sistema no da para más, no funciona, cada vez nos explotan más, cada vez hay que trabajar más horas y alcanza para menos; surgen nuevas guerras y matanzas para disputar los negocios de unos pocos; calentamiento global, pandemias; ausencia de perspectivas de futuro; Estados cada vez más represivos, ya sea con discursos “de derecha”, de “izquierda” o “populistas”. Eso es el capitalismo, es este sistema que basa su desarrollo en la economía de mercado, en la explotación del trabajo asalariado; es el sistema que cuenta con Estados que garantizan gigantescos beneficios a los grandes monopolios. Es un sistema que no da nada más de….
– ¡MOMENTO!
Exclama Milei, eufórico.
¡Digamos que esto se llama socialismo! ¡Digamos que el capitalismo es otra cosa! ¡Una cosa nueva, que se yo, diferente! O sea ¡Mejor aún! ¡Capitalismo es ese pasado bueno, nostálgico, anhelado, en que como la concentración global de la riqueza era menor, había mayores sectores de la sociedad que aspiraban al “salto social”!
Y es que la burguesía necesita construir un nuevo relato. En los 90’ el relato era que las revoluciones habían sido derrotadas, y el capitalismo, vencedor, imponía su yugo sobre los vencidos proletarios. A partir de la década del 2000 el relato cambió, proliferó el progresismo y el discurso pasó a ser que se estaba “luchando contra el capitalismo”. Ahora, el nuevo relato que propone Javier Milei –y esa es su gran apuesta, por eso dio ese tipo de discurso- es que hemos tenido gobiernos socialistas, y que hay que retomar la senda del capitalismo puro y duro para “volver a tiempos mejores” –por cierto, algo contradictorio con su reivindicación del gobierno de Menem y el Ministro Cavallo ¿No? ¿Esos también eran socialistas?-.
Y para empiojar un poco más las cosas, se impone una definición de socialismo absolutamente inventada: se iguala socialismo a estatismo. Es decir, Milei plantea que para los socialistas, todo el capital debe estar en manos del Estado. Claro, lo que le falta decir es que el Estado que él defiende y del que él forma parte, no es ese Estado al que aspiramos los comunistas. La “centralización del capital en el Estado” por la que luchamos los revolucionarios, es la centralización en un Estado completamente diferente, con otras instituciones, con otra forma de organización, con otra clase en el poder. Y ese Estado solo se puede construir destruyendo éste Estado que el defiende. Ese Estado solo se puede construir destruyendo al capitalismo, cosa que no han hecho ninguno de los “socialistas” o “colectivistas” que el menciona: ni el peronismo, ni el chavismo, ni el lulismo, ni los frenteamplios latinoamericanos, ni los Podemos en España, ni el Partido Verde en Alemania, ni tantos otros que aquí no caben.

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