Carta de un joven trabajador (desde Reconquista, Santa Fé)


«El capitalismo es la basura que cada tanto te recuerda la miseria en la cual somete la vida de los trabajadores.

Allá por el año 2000, despedían a mi viejo, después de servir casi 20 años como empleado de comercio. ¿Edad? 55 años aproximadamente, no recuerdo. Y no solo que lo despidieron, sino que quisieron pagarle la mitad de lo que le correspondía por lo que había trabajado. Esto lo llevó a un juicio laboral que lo hizo penar cerca de 10 años. A pesar de mostrarse fuerte, la tristeza lo invadió, y también el sentirse «un fracaso» (que es lo que el sistema busca que sientas, sin exagerar).

Hoy, 21 de marzo de 2024, con ex compañeros míos de una empresa de comercio (Cetrogar, de Reconquista), con sede en Resistencia, se repite la misma acción con 3 trabajadores. Le pagan lo que se les canta y los compañeros no les queda otra que ir a juicio, trayendo con sigo la misma situación.

Hoy vi a uno de mis ex compañeros con su hijo.

Espero que al hijo le pase lo que a mi y se arme como me armé yo contra esta basura.

Será un enorme mecanismo de resistencia y quizás pueda iluminar el camino para otras generaciones.

Y ojo que esto no sólo fue con “La Alianza” en el 2000 (mi viejo), o con «La Libertad Avanza» (mis ex compañeros de Cetrogar).

A mí me despidieron en el primer gobierno de Néstor y luego en el de Cristina; y me volvió a pasar de nuevo con Macri.

La democracia no es de los trabajadores y el pueblo. Es la democracia de los monopolios (las grandes empresas multinacionales y sus jerarcas), patrones de cada político y política, y dueños de todos los partidos electorales.

Los mismos que barren con las comunidades originarias en tierras con enormes recursos naturales, los mismos que matan a seres humanos como Santiago Maldonado, e instalan la denigración hacia su persona, los mismos que dejaron morir dentro de la fábrica a Agustín Escobar en Recreo, y así no alcanzarían miles de hojas donde anotar.

Son los mismos que desaparecieron compatriotas en la última dictadura militar.

Por eso, el verdadero cambio no será posible a partir de cualquiera de las variantes de la institucionalidad burguesa, incluidos los de antes y estos de ahora, amigos de genocidas libertarios.

La salida es la que Marx, Engel, Lenin, el Che, Santucho, y tantos otros revolucionarios y revolucionarias nos mostraron y nos enseñaron: una gran Revolución de carácter social y política, dirigida por la clase obrera industrial.

Los trabajadores y el pueblo, y sobre todo sus hijas e hijos, por su felicidad y dignidad, no tenemos otra salida que esa Revolución.»

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