Algunas reflexiones sobre la posición del gobierno de Milei y el 24 de marzo


El pasado 24 de marzo el gobierno nacional difundió un video en el que enarbola el supuesto objetivo de reivindicar una memoria, verdad y justicia “completas”. Allí se tergiversa, se oculta, se miente la historia, como siempre lo ha hecho la clase dominante con el fin de despojar al pueblo de la misma y consolidar su dominación ideológica sobre el conjunto de la sociedad.

Abordaremos dicho material para finalmente hacer conocer nuestras conclusiones.

LA VIOLENCIA POLÍTICA

En el video se sostiene que la violencia política en nuestro país comenzó con la fundación de las organizaciones guerrilleras en las décadas del 60/70.

Sin embargo, el Estado Nación argentino fue fundado sobre la sangre de los pueblos nativos en el siglo XIX. Las sucesivas campañas contra los mismos fueron realizadas con la consigna “civilización o barbarie”. Barbarie que la burguesía desató contra hombres, mujeres, niños y niñas, llevando a cabo un virtual exterminio de esas comunidades.

Entrado el siglo XX, la violencia política de clase ejercida por la burguesía no tuvo límites.

En 1919 más de 700 muertes y una cantidad contada por decenas de niños desparecidos en la represión contra la huelga de los Talleres Vasena, en lo que se conoció como la Semana Trágica; en 1921 la represión contra la huelga de La Forestal, en la provincia de Santa Fe, dejó un saldo entre 500 y 600 víctimas (según el diario La Vanguardia) y algunas investigaciones ascienden el número a más de 1.000; entre 1920 y 1922, en la Patagonia, la represión del ejército a la huelga obrera arrojó 1500 muertes; en 1955, el bombardeo con más de 10 toneladas de explosivos sobre la Plaza de Mayo (ejecutado por aviones de la Marina) asesinó a más de 300 personas; en la década del 60 las movilizaciones obreras y estudiantiles (en Tucumán, Corrientes, Rosario, Córdoba) dejaban como saldo muertos y heridos producto de la represión estatal. Cabe agregar que esa violencia ejercida por las instituciones de la burguesía estaba acompañada de grupos civiles que ejercían la violencia amparados por las mismas y que los sucesos de la Patagonia, la Semana Trágica o la Forestal ocurrieron en gobiernos «constitucionales».

Es en este contexto histórico en el que aparecen las organizaciones político-militares en la década del 60, entre ellas el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), fundado por nuestro Partido en 1970. Ni más ni menos: era la violencia organizada de los explotados y oprimidos contra la violencia de la clase dominante ejercida por décadas.

La dictadura de 1966 / 1973 prohibía la actividad política. Y el intento de subordinar a la clase obrera sería explícito en los años posteriores  entre 1973 / 1975 (la imposibilidad de hacerlo terminó en la intervención de la dictadura de1976).

Cabe agregar que en el período 1973 / 1975 grupos paramilitares operaban en contra de dirigentes obreros, estudiantes y campesinos. (Eso explica que la agudización de la violencia política tuviese su continuidad -inclusive- después de Lanusse).

La burguesía oculta la violencia de su clase al mismo tiempo que le atribuye a la violencia del pueblo todos los males. De esa manera intenta despojar al pueblo de su derecho a la resistencia y a la lucha en todas sus formas, intenta denigrar e impugnar la violencia de los de abajo. En el video cierra su discurso con el llamado a la convivencia, la pacificación, la reconciliación, superar las heridas, precisamente en el momento en el que es el propio gobierno el que enarbola un discurso de violencia política y de “protocolos” represivos.

Así como de todo se apropia, la burguesía también lo hace con el ejercicio de la violencia.

LA TEORÍA DE LOS DOS DEMONIOS

Durante la década del 80 esta teoría tuvo sus impulsores, incluso dentro del gobierno radical de Alfonsín. Con la misma se justificaba la acción de la dictadura militar que, presuntamente, había actuado para salvar a la Nación.

La enérgica lucha de los organismos de DDHH y del pueblo argentino para exigir el juicio y castigo, sosteniendo además la emblemática consigna “no hubo errores, no hubo excesos”, más las pruebas irrefutables que se volcaron en el juicio a las juntas militares, se impusieron sobre tan flagrante mentira.

Allí se demostró que la dictadura puso en marcha un plan sistemático de desapariciones y asesinatos para imponer una profunda transformación de la estructura productiva en nuestro país. Para que ese plan político y económico fuera posible de implementar se ejecutó el Terrorismo de Estado y la represión clandestina no sólo sobre las organizaciones político-militares sino sobre las organizaciones sindicales, estudiantiles, barriales, culturales, etc.

Así como hoy, el plan de la dictadura era derrotar a la clase obrera y toda expresión popular de resistencia. Tanto fue así que la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) logró establecer que, de las denuncias recabadas por ese organismo, el 30,2% de las desapariciones se produjeron en la clase obrera, 17,9% personas empleadas en otras ramas productivas y comerciales, 5,7% docentes, 5% a personas con trabajo autónomo y 1,3 periodistas. Si se incluyen profesionales de distintas disciplinas, el porcentaje asciende a un 78%.

Por otra parte, y como para que quede claro que las FFAA actuaron como brazo armado del Estado burgués y de la facción que se impuso en ese momento, se ha comprobado que empresas como Ford, Mercedes Benz, Ledesma, Acindar, Siderca, Molinos Río de la Plata, tuvieron directa intervención en entregas, torturas y desapariciones. Al mismo tiempo, el ministro de economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz y el secretario de hacienda de la época, Juan Alemann, participaron en forma directa o conocían cabalmente la política de desapariciones forzadas.

Por si faltara algún argumento para refutar la teoría de los dos demonios y que el combate contra el terrorismo fue y es una falacia, el robo de bebés, la apropiación de los bienes de personas desaparecidas, el secuestro y la tortura planificadas y ejecutadas desde el Estado en forma clandestina, así lo demuestran.

SOBRE LA CIFRA DE DESAPARECIDOS

Que en el video aparezca un individuo que declare que él inventó la cifra de 30.000 desparecidos, es un insulto a la inteligencia del pueblo. Si es una u otra cifra nunca podrá saberse porque el Estado, tanto durante la dictadura como con los distintos gobiernos que la sucedieron, negaron sistemáticamente la apertura de los archivos de la represión: además que al hablar de desaparición de personas se está hablando que no existen cuerpos, ni tumbas, ni certezas sobre su paradero, excepto por la inclaudicable lucha de familiares y organizaciones que nunca dejaron de lado la búsqueda. La consigna “son 30.000” toma importante relevancia en este momento histórico pues no sólo sale a enfrentar el negacionismo y la mentira, sino que además ratifica que esa cifra es la memoria viva de un pueblo que, mayoritariamente, rechaza y repudia la represión y el autoritarismo en defensa de las libertades políticas conquistadas.

De lo que se pudo establecer fehacientemente hasta aquí, documentos desclasificados en EE.UU. revelan que, hacia 1978, las cúpulas militares reconocían una cifra de 22.000 personas muertas o desaparecidas. El propio diario La Nación, sostenedor acérrimo del gobierno de Javier Milei, publicaba esta noticia en marzo de 2006 (https://www.lanacion.com.ar/politica/el-ejercito-admitio-22000-crimenes-nid791532/).

SOBRE EL AJUSTICIAMIENTO DEL CAPITÁN VIOLA

Al respecto de este tema, transcribimos el editorial de El Combatiente N°146 del 4 de diciembre de 1974.

“El domingo 1° de diciembre una unidad del ERP abatió en Tucumán al Capitán de Inteligencia Humberto Viola, en cumplimiento de las represalias contra la oficialidad del ejército contrarrevolucionario ordenadas por el Comité Central de nuestro Partido como respuesta al asesinato de 16 guerrilleros en Catamarca. (NDR: que fueron fusilados una vez hechos prisioneros).

En el curso de la acción y en circunstancias que aún no conocemos fehacientemente, murió la niña de 3 años María Cristina Viola y resultó herida la niña María Fernanda Viola de 5 años, ambas hijas del Capitán represaliado. Este desgraciado hecho, que lamentamos profundamente, es un exceso injustificable que mancha la limpia trayectoria de nuestro ejército guerrillero.

Consciente de la responsabilidad que le cabe ante nuestro pueblo, el Buró Político del PRT, dirección político-militar del ERP, tomó la resolución de investigar este exceso, adoptar las disposiciones que correspondan y comunicarlas al pueblo argentino. Al mismo tiempo, en homenaje a la sangre inocente de esas criaturas, en previsión de que no se repita hecho semejante y considerando alcanzado su objetivo, nuestro Buró Político resolvió dar por cumplida esta campaña de represalias, ad-referéndum del próximo Comité Central”.

No es nuestro objetivo debatir o polemizar con una de las personas heridas en ese hecho y que aparece en el video. Entendemos que hacer conocer la posición asumida por nuestro partido en ocasión de producirse este suceso tan lamentable e injustificado es atenernos a la verdad histórica.

CONCLUSIONES

La facción burguesa que hoy gobierna persigue algo que no es nuevo. El negacionismo, reinstalar la teoría de los dos demonios, afirmar que la dictadura militar que tomó el poder en 1976 vino a salvar al país del “comunismo apátrida”, se viene fogoneando desde hace varios años.

Lo que el gobierno de Javier Milei y Victoria Villaruel hace es darle un nuevo impulso, abierto y desfachatado, a una visión de la historia que calza como un guante en la campaña anticomunista que realizan.

Además, necesitan apalancarse en determinadas posiciones “ideológicas” como un intento más de resolver sus crisis políticas a través de la violencia de los de arriba. Cuestión sobre la que el pueblo argentino, hace más de 40 años, no les da espacio.

Como parte de esa campaña, el video persigue ampliar la base social que apoye el plan de la burguesía monopolista: atacar directamente a la clase obrera como blanco al que hay que derrotar y disciplinar políticamente como condición para que su política de ajuste, supresión de conquistas y avance sobre las libertades políticas y sociales conquistadas, pueda ser aplicada y transite por un camino despejado de resistencia y lucha.

Porque, en definitiva, el anticomunismo que con tanto ahínco sostienen Milei y compañía es la batalla de fondo que la burguesía asume contra su enemigo de clase, la clase obrera, la única capaz de encabezar junto al pueblo un proceso que cuestione y desafíe su dominación, tal como se ensayó en la década del 70.

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