Anoche, por cadena nacional, el presidente Milei leyó un discurso público.
Al centro de la imagen televisiva aparecía Milei sentado a la mesa y flanqueado por los cuatro destacados integrantes del equipo económico quienes se habían situado de pie en cada punta de la misma. La intención evidente fue darle respaldo a dicho equipo, sobre todo, al ministro Caputto.
Colmado de cifras, porcentajes amañados, verdades a media (que, en definitiva, son mentiras) y otras mentiras flagrantes, el presidente no se dirigía a la población ni, obviamente, al pueblo oprimido.
Así como la propia imagen impostada ante las cámaras, el discurso patentizó un propósito defensivo dirigido a la burguesía y, en particular, al sector monopolista que lleva la voz cantante en este momento.
En medio de un plan de gobierno cuyo único objetivo es superar al descalabro económico a costa de los ingresos de la clase obrera y sectores populares, trataba de convencer a los dueños de los monopolios, que su administración va “logrando” los objetivos.
Es que, para ello, requiere del disciplinamiento de la clase obrera y sectores populares, pero las noticias no son buenas al respecto.
La marcha del 24 de enero que desbordó y superó holgadamente los intentos de freno que la burocracia entreguista pro empresarial hizo denodadamente para evitar la concurrencia masiva del proletariado, fue el primer obstáculo de masas que debió enfrentar el gobierno.
Luego, el 24 de marzo, la expresión masiva nacional de repudio a la última dictadura militar y sus crímenes de lesa humanidad cometidos para implementar, en forma “definitiva”, el poder de la oligarquía financiera en el país, cayó como un mazazo a los reiterados planteos negacionistas que pretenden volver atrás lo que la sociedad en su conjunto dictaminó.
El tercer impacto de masas nacional que pega duro a los planes del gobierno se realiza en la fecha con la movilización de los claustros universitarios, acompañados de estudiantes de todos los niveles, trabajadores y grandes sectores sociales.
Si bien, el gobierno, por mandato del sector monopolista que en este momento impone su liderazgo al resto de su clase, ejecuta insistentemente las medidas de disciplinamiento a la clase obrera mediante, por ejemplo, el agregado de las leyes restrictivas contra los trabajadores[1] a la llamada Ley Base que en breve se discutirá en el Congreso, ve con preocupación que la resistencia proletaria y del pueblo va creciendo sostenidamente.
Esto hace que la propia clase y el sector hegemónico actual (el cual cambia permanentemente debido a las disputas intemonopolistas y a la lucha de clases), desconfíen de la eficiencia de Milei y su equipo el cual es ya motivo de críticas y opiniones en contra de economistas, políticos y empresarios.
Las marchas y contramarchas a las que fue obligado el gobierno en función de la lucha, la presión y el descontento popular sobre medidas tomadas y luego desechadas confirman la debilidad política en la que está inmerso. El último retroceso, es el aumento extemporáneo, apresurado e insuficiente del 70% sobre el presupuesto de 2023, para los recursos destinados al funcionamiento de las universidades[2]), el cual no dejó conforme a nadie ya que la inflación anual superó el 200% .
Con toda esta debilidad, que lo lleva a conductas erráticas que lo desprestigian y devela la falsía entre el discurso y la acción a sectores que tenían expectativas en una salida a las penurias populares, el gobierno y la burguesía seguirán insistiendo en el apriete al pueblo, porque es la única manera de realizar hoy sus ganancias cuyos porcentajes van cayendo inexorablemente al ritmo de la concentración mundial de capitales.
Del crecimiento de la resistencia, la organización y el liderazgo de la clase obrera en ese proceso dependerá el curso a favor del pueblo que vayan tomando los acontecimientos, razón por la cual hay que fortalecer, profundizar y extender ese camino.
La carencia que tendremos que resolver, la clase obrera, los sectores populares y, fundamentalmente los revolucionarios, sigue siendo la ausencia de una alternativa revolucionaria visible que empuje a este sistema podrido al terreno de los desechos y con él a la clase burguesa que lo sostiene. En ello radica todo nuestro esfuerzo.
[1] Ver nota en Infobae de hoy en: https://www.infobae.com/politica/2024/04/23/el-gobierno-incluyo-la-propuesta-de-modernizacion-laboral-en-la-ley-bases-con-un-contenido-similar-al-del-dnu/
[2] El presupuesto universitario se divide en dos segmentos: uno que constituye aproximadamente un 94% del total, es el correspondiente a salarios de todos los trabajadores que se resuelve en paritarias, según la ley vigente; y el otro que constituye no más de un 6% aproximadamente del total es el destinado a gastos, pagos y mantenimiento para el funcionamiento de la Universidad.