La verdadera razón del crecimiento de la fábrica Manaos


Esta semana han salido en varios medios de comunicación, portales y redes, una serie de entrevistas que el mismo Orlando Canido (dueño de la empresa Manaos) pagó para que se las hicieran.

En las mismas se la pasa contando su «humilde historia» de como llegó a tener «la planta productiva más grande del mundo empezando con nada«, (fomentando la meritocracia, vale decirlo) y, a la vez, gastando unos cuantos millones para «la gran fiesta» que prepara por los 20 años de la fábrica.

Pero en el abajo, en la realidad de las y los trabajadores hay una realidad muy dura.

Bronca es lo que recorre la planta de Virrey del Pino, porque se sabe muy bien por qué Manaos no para de crecer.

Dicho crecimiento no es casual. Desde hace 20 años que son obligados a trabajar 12 horas, en temporada alta los fines de semana, cobrando en negro las horas extras, sufriendo el maltrato y muchos más padecimientos.

Este empresario cuenta con sus socios del sindicato SUTIAGA, quienes se encargan de justificar los despidos en todas las plantas de aguas y gaseosas (Coca Cola, Pepsi y varias más) y también de apretar y hacer echar a todos los compañeros y compañeras que se quieren organizar de forma independiente.

A todo esto hay que agregarle el desmonte de tierras que están llevando adelante en Santiago del Estero (hechos que están siendo denunciados por organismos del cuidado del medio ambiente y la naturaleza) acompañados con matones a sueldo para enfrentar a los pueblos que se quieran organizar para resistir (como lo sucedido en el 2015).

Cómo mencionamos , en el abajo hay mucha bronca e indignación, en las charlas surgen comentarios como «este viejo es intocable», «tiene mucho poder», «no los para nadie». Justamente es eso lo que quieren hacer sentir a la masa de obreros que ven con mucho desprecio esta clase de propaganda mentirosa. Lo hacen para que se los vea como gigantes imposibles de derrotar, para que nadie intente alguna vez organizarse por fuera del gremio, para que agachen la cabeza y solo piensen en producir y nada más.

Pero no hay que darles con el gusto. Es verdad que una sola persona no puede pararles la mano, la realidad es que ellos le temen a la organización por abajo y a la rebeldía que anida en cada compañero y compañera.

Es por ello que es necesario transformar esa bronca en lucha y en unidad, haciendo crecer la organización necesaria para golpearlos dónde más les duele, en la producción, en sus ganancias, e ir por las reivindicaciones más sentidas. Y a partir de allí ir construyendo un genuino movimiento obrero con trabajadores y trabajadoras de otras empresas, en conjunto con los sectores oprimidos.

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