El veto presidencial a la ley de financiamiento universitario multiplicó y ensanchó las acciones de protesta y la organización en el movimiento estudiantil del sector.
En decenas de universidades de todo el país se ha revitalizado la acción de dicho movimiento. Ese es un dato político de primera magnitud dado que los avances del gobierno nacional contra la educación pública (en el marco de un creciente y agudo deterioro de las condiciones de vida que atraviesa a la mayoría de la sociedad), reciben como respuesta nueva lucha, nueva organización, que suman a la sostenida resistencia que viene protagonizando la clase obrera y otros sectores del pueblo trabajador.
Este nuevo fenómeno que presenta la lucha de clases se produce a pesar de las mezquinas y cerradas prácticas de las agrupaciones estudiantiles ligadas a los partidos políticos. La práctica de aparatos, en algunos casos, se ve sobrepasada por la base del movimiento que toma en sus manos las acciones.
Como en otros ámbitos de la sociedad se enfrentan en la práctica dos concepciones de lucha totalmente opuestas: la de la democracia representativa y la de la democracia directa; la de los aparatos, que intentan imponer las decisiones, y la de la base estudiantil que pugna por ser arte y parte de la lucha.
Que la lucha se extienda, no se encierre ni vaya a la zaga de los intereses partidarios y sectarios, que sea parte de una lucha más general contra el plan del gobierno, será posible si se masifica y se impone la democracia directa como método no sólo de decisión sino también de organización.
Un método que permita que las decisiones de la mayoría sean ejecutadas por la base estudiantil movilizada, que promueva cada vez mayor participación, que se organice desde las aulas, los claustros y así en todos los niveles para garantizar que la protesta y las acciones sean cada vez más masivas y convocantes.
Desde esa práctica verdaderamente democrática surgirán las nuevas referencias en el estudiantado universitario que permitan lograr sus conquistas y. al mismo tiempo, sumar al torrente de resistencia del resto del pueblo trabajador a los fines de derrotar el plan del gobierno.