La disputa entre ellos, es ajena a la lucha por mejorar nuestras vidas


Los dos máximos exponentes de la politiquería burguesa Argentina, vociferaban ayer, con la potencia de cacatúas alarmadas, en contra de la política que, a su juicio individual, representa el otro.

Una, victimizándose en contra de la embestida, supuestamente final, a favor de su condena judicial e inhabilitación para postularse a cargos públicos. El otro, fuera del país, en gira privada con fondos públicos, regada con chispitas oficiales que, según creen (él y su séquito) le sirven para encubrir institucionalmente el viaje, despotricando e insultando al jefe de gobierno español al que asocia con las convicciones políticas de su oponente femenina.

Cristina Kirchner y Javier Milei, de ellos se trata, por si queda alguna duda, fieles ambos a sus personales estilos, hacían gala de la descomposición del sistema y mostraban con descaro el pus de toda la institucionalidad que día a día se resquebraja un poco más ante los ojos de los trabajadores y demás sectores populares que sostenemos el país.

La expresidenta y vice, con el doble discurso que la caracteriza, llamando a la unidad de todo el peronismo advirtiendo que debían deponerse personalismos e intereses personales en aras del bien común, aunque, contradictoriamente, su conferencia hacía centro en su persona habiendo llegado a dicho acto, además, como candidata autonombrada para las próximas elecciones.

El presidente, con su discurso directo anticomunista, apuntaba a su homónimo ibérico a quien critica, al igual que a Cristina Kirchner, porque está convencido que ambos, con su populismo, dejan una puerta abierta para la inserción de las ideas revolucionarias entre los trabajadores y los sectores oprimidos.

Entre ambos difieren en las formas y no en el contenido profundo de la explotación del trabajo asalariado, el recorte a los jubilados, el llamado gasto social (educación, salud, etc.), sintetizado en la fórmula “Estado eficiente”. Ambos defienden a rajatabla el sistema capitalista basado en la apropiación del fruto del trabajo obrero y del esfuerzo popular en aras de la ganancia de lo más concentrado de la burguesía monopolista, porque digámoslo claramente, en esta fase del desarrollo capitalista, no hay lugar más que para los negocios de ese mínimo sector social.

Ninguno de ambos mencionó siquiera la situación degradada de los ingresos de trabajadores, jubilados y pensionados, la falta de oportunidades para los jóvenes que tienen que procurar sus medios de vida, el abandono a los más necesitados y excluidos del sistema, las persecuciones políticas en contra de las embrionarias organizaciones populares y de obreros.

Ambos exponentes políticos de la disputa burguesa, hacen oídos sordos y, ¡peor!, intentan esconder las múltiples luchas resistentes a las políticas del poder que van desarrollándose, aunque aún locales y aisladas, a lo largo y ancho del territorio nacional. Los enfrentamientos entre políticos burgueses no tienen nada que ver con la realidad de las mayorías populares y la expresión de ambos personajes no hace más que confirmar lo que decimos.

Las luchas a las que nos referimos, mencionadas en detalle en otras notas diarias de esta misma página y en nuestro órgano de propaganda nacional “El Combatiente”, tienen un punto común que las une, aunque todavía no se haga consciente entre la gran masa de obreros, trabajadores y sectores oprimidos.

Se trata de la lucha por mejores condiciones de vida.

Algunos movimientos, citaremos uno que fue el más conocido: la movilización conjunta de médicos residentes y de planta, enfermeros y trabajadores, pacientes y familiares de ellos del Hospital Garrahan, jubilados, discapacitados y sus familiares abandonados a su suerte, ex presos políticos, trabajadores de otras ramas, estudiantes y público en general que se dieron cita para reclamar frente al Congreso la semana pasada, es un síntoma más que auspicioso, pues todos, desde sus reclamos sectoriales, hilaban una aspiración común que los une políticamente en el mismo objetivo mencionado más arriba.

Porque todos los reclamos y enfrentamientos (fuerza contra fuerza) contra esta política de la burguesía, van tejiendo, desde las bases de sus propias realidades sectoriales, locales y regionales, esa aspiración común que sólo se resuelve mediante una lucha política nacional de intereses contrapuestos, una lucha de clases antagónicas, entre la burguesía en el poder, con su gobierno de turno, su aparato judicial y legislativo, su herramienta sindical enfrentada a los trabajadores, y su aborrecida institucionalidad democrática formal sustentada en un sistema electoral al que, cada vez más cantidad de sectores le va dando la espalda, por un lado, y los trabajadores, con los oprimidos del pueblo en general, por el otro.

Avanzar en el reclamo para que se extienda y se transforme en enfrentamiento contra la burguesía y sus instituciones, profundizar y generalizar los que ya aparecen como enfrentamientos francos, unificar bajo la común bandera de una mejor condición de vida y organizar la lucha inmediata, es la única salida que tenemos como obreros y pueblo oprimido, pues con fuerza propia podemos transformar la cosa pública y debilitar, simultáneamente, el poder que nos oprime. La propia experiencia que vamos haciendo nos va mostrando que ése es el camino a seguir.

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