La lucha de clases es incontenible y donde aparentemente no pasa nada (porque no se dice, porque no se menciona), pasa de todo. Y este es el caso de Israel, donde detrás del ataque genocida al pueblo palestino y la guerra actual (más allá del petróleo y cualquier otra motivación de negocios de las grandes corporaciones monopólicas), no es descabellado pensar que también se constituya en esencia, en la búsqueda de un freno a la lucha y a la movilización política que existe dentro del propio Israel.
Miles de trabajadores de diferentes empresas en todo el país se unieron a una huelga el lunes pasado, en protesta por la ofensiva israelí en Gaza.
Trabajadores de diferentes empresas en todo Israel y la Ribera Occidental, se unieron a la huelga, organizada después de un día de intensos bombardeos israelíes en Gaza, en donde murieron más de 100 personas. Las principales calles comerciales fueron cerradas, mientras los residentes se sumaban y llevaban a cabo la protesta.
Varios miles de manifestantes realizaron carteles con las fotos de los niños muertos durante la ofensiva, y corearon consignas acusando al ejército de «terroristas» y de «criminales de guerra».
Los manifestantes se enfrentaron con la policía después de la manifestación principal, y por lo menos una docena de personas fueron arrestadas. La semana pasada ya había habido algunas protestas contra la guerra, incluyendo una manifestación en Haifa en la que varios miembros de la Knesset fueron detenidos o golpeados, pero la huelga del lunes fue el primer gran movimiento coordinado.
«La acción en sí es lo que es importante, para mostrar su solidaridad y protestar contra los crímenes», señalaba un residente de Nazaret. “Tenemos que demostrar que somos un solo pueblo».
La convocatoria al paro general tuvo sus repercusiones políticas inmediatas y hasta el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Avigdor Lieberman se hizo cargo con una airada respuesta, instando a sus partidarios a “boicotear las empresas que se unieron a la huelga”. «Hago un llamado a todos a no comprar nada más de las tiendas y negocios de la comunidad árabe que están participando en la huelga general de hoy», escribió en Facebook.
La ira ha ido en aumento desde hace meses entre los ciudadanos palestinos de Israel, que representan alrededor del 20 por ciento de la población.
El gobierno israelí viene llevado a cabo una serie de iniciativas totalmente discriminatorias, que incluyen un proyecto de ley para deportar palestinos fuera de la Knesset, y un plan para incorporar más ciudadanos de religión cristiana en el servicio militar.
Las tensiones alcanzaron su punto máximo a principios de este mes, cuando un joven de 16 años de edad procedente de Jerusalén Este, fue secuestrado y brutalmente asesinado, en aparente venganza por la muerte de tres adolescentes -colonos judíos- en el mes de junio.
Los residentes de ese barrio, lucharon contra la policía durante tres días, y los enfrentamientos se extendieron a las ciudades palestinas en el centro y el norte de Israel. Según las denuncias de los organismos de DD. HH., cerca de 700 personas fueron arrestadas después de esas protestas, incluyendo 224 de Jerusalén Este.
La mayoría han sido liberados, pero muchos otros enfrentan aún cargos por lanzar piedras y participar del bloqueo de rutas. Este último cargo lleva penas de hasta 15 años de cárcel. «Algunos de estos jóvenes fueron acusados, o al menos investigados, sólo por el uso de Facebook», denuncian los organismos humanitarios.
Como ya lo hemos mencionado, el Estado de Israel, cuenta con el apoyo de sus aliados imperialistas, como EEUU, que mantiene una asistencia militar a Israel, de millones de dólares al año; ya que les permite, entre otras cosas y negocios, la ubicación de una base militar estratégica, para el control y despliegue armamentístico en una zona de poderosísimos recursos naturales, donde las potencias imperialistas, tienen fuertes intereses económicos.
Mientras tanto, el pueblo palestino hace frente de diferentes maneras al ataque imperialista, desde la lucha y la movilización frente a las atrocidades del capitalismo y su imperio.