En medio del permanente show mediático de Cristina Kirchner y Axel Kichiloff , para defender la supuesta soberanía del pueblo, contra fondos buitres, la política económica del gobierno, dirigida hacia la clase obrera y el pueblo, sigue profundizando los niveles de ajuste y estrangulando cada vez más el poder adquisitivo de los salarios, en las familias trabajadoras y empobrecidas de nuestro país. Es decir, que mientras por un lado montan un discurso, pretendiendo mostrarse en lucha contra un sector de los monopolios que ellos denominaron buitres, por otro lado les dan vuelo a las aves de rapiña, para que agiganten sus ganancias a costa del cada vez mayor empobrecimiento de la clase obrera y el pueblo.
En estos dos últimos meses, cuando el frio comenzó a golpear en los hogares, rápidamente se hizo notar el violento aumento en el gas. El incremento que llego en la mayoría de los casos entre un 300 y hasta un 400%, termino convirtiéndose en un servicio de lujo, para muchos trabajadores que llegan arañando a fin de mes o directamente no llegan. Al igual que la electricidad, el agua y el transporte, son servicios de primera necesidad, que toda familia necesita para vivir dignamente, pero que cada vez, son más caros obtener. De que otra manera, se puede denominar un servicio de gas, que no sea “lujo”, cuando un trabajador que percibe un salario de 5000 o 6000 pesos, le llega una boleta de gas a pagar por 500 o 600 pesos. Sumándose a los otros gastos cotidianos, que también han sufrido grandes aumentos, como los otros servicios ya mencionados, más los alimentos, la escolaridad de los hijos, el alquiler, la vestimenta, etc. Y ni hablar de la situación que perciben los trabajadores desocupados, o con trabajos precarizados, que apenas están pensando en poder alimentarse todos los días.
La esencia perversa del capitalismo, convierte a la necesidad vital de los seres humanos, en un brillante negocio para la oligarquía financiera. La medicina y la salud, son un claro ejemplo de ello, donde “solo se salvan quienes puedan pagar”. Desde que nacemos, la ideología burguesa, nos invade permanentemente, bajo esta concepción. Donde otro ejemplo es el agua potabilizada, que se ha convertido en un gigante negocio global, mientras que debería ser un derecho adquirido de toda la humanidad. En este mismo sentido, lo que debería ser accesible y garantizado para toda la población, como el gas, la electricidad y el agua, encima en un país que posee enormes riquezas naturales, por el contrario, los elementos de primera necesidad, se han convertido en “un servicio de lujo”. La quita de subsidio, la crisis energética, el default, los buitres y otros tantos términos, no son más que engaños para seguir profundizando el ajuste a la clase obrera y el pueblo.