La industria, con las chimeneas a pleno”, titulan los suplementos económicos por estos días. Y no es para menos. Con el impulso de la industria automotriz, la burguesía declara que la producción manufacturera creció más de un 10% en mayo, y la variación acumulada alcanzó en lo que va del año un 9,5% en comparación con el mismo período del año anterior.
«Los sectores productores de bienes tuvieron durante el primer trimestre de 2010 un incremento del 5,8% y los sectores productores de servicios registraron un aumento interanual del 6,4%», señalan las estadísticas de la burguesía, que se dieron a conocer al cierre de esta semana.
Este «espectacular progreso económico» no tiene su correlato en términos de “equidad social”, como le gusta decir al progresismo ilustrado.
Es que todos lo datos coinciden plenamente –y esto es inocultable- con lo que venimos señalando durante los últimos meses: por más que lloren lágrimas de cocodrilo, las empresas monopolistas están produciendo a full, en base a una mayor superexplotación de los trabajadores, haciendo lo imposible por planchar los salarios, y cuando no lo logran, nos meten el mazazo de los aumentos de precios, con los que buscan recuperar lo que les hemos arrancado con la lucha.
Es que “la economía” anda fenómeno para los monopolios y su gobierno, quienes siguen recaudando a lo loco bajo el mecanismo que sea, conociéndose también en estos días que el superávit primario, después de los pagos de la deuda, se triplicó en mayo, llegando a 3.014 millones de pesos, en su comparación interanual.
Mientras tanto, la realidad de la inmensa mayoría del pueblo argentino es muy diferente. Padecemos día a día un sinnúmero de problemas irresueltos que hacen de nuestra vida un verdadero calvario.
Los impresionantes aumentos de los precios, en los primeros meses del año, determinaron una vertiginosa caída en el consumo, no sólo de la carne, verduras y frutas, sino de todos los productos de primera necesidad. Como ejemplo vale señalar que en el primer cuatrimestre de 2010, se estableció el segundo peor nivel de consumo per cápita de carne vacuna, detrás de los valores registrados en el mismo lapso en el año 2002.
Por otra parte, si de trabajo hablamos, casi cuatro millones de asalariados trabajan en negro y no tienen aportes al sistema de la seguridad social. Se trata del 34,6% del total de los trabajadores de nuestro país, según se pudo conocer con los datos referidos al primer trimestre de este año. Esta situación de abandono, que habitualmente se pretende endilgar al trabajo “informal” o “fuera de la ley”, encubre en realidad una infinidad de vínculos laborales que incluyen desde las grandes empresas hasta al propio Estado nacional o administraciones provinciales. Toda una maraña establecida de hecho, que continúa postergando cualquier aspiración de vida digna del pueblo argentino.
Por eso decimos que a esta altura, los intereses de los trabajadores y el pueblo son irreconciliables con los intereses de la burguesía monopolista y su gobierno. Esa es la raíz de la crisis política de la burguesía y la madre de todos sus males. Una burguesía que navega a la deriva, sin soluciones a la mano, debido a la firmeza y decisión de un pueblo que ha dicho BASTA y que está decidido a continuar luchando por lo que le pertenece.