Los acontecimientos de París son una expresión manifiesta de la crisis política de la burguesía monopolista.
Las decenas de muertos pertenecen a los pueblos del mundo.
Por arriba intentan resolver sus disputas de intereses castigando a la humanidad repitiendo la historia de crisis del capitalismo.
Sus guerras interimperialistas no son nuestras guerras.
Sus disputas muestran sus verdaderas facetas de atrocidad.
La primer y segunda guerra mundial tuvieron dos fines centrales, por un lado acallar las luchas de los pueblos y cerrar los caminos que encontraban hacia su liberación y por otro lado resolver la ausencia de un centro único de decisión política imperialista que pudiera adecuarse al proceso de concentración económica y centralización de capitales.
La oligarquía financiera produce muerte y destrucción humana. En el capitalismo se necesitan quemar fuerzas productivas fundamentales como la del Hombre (su fuerza de trabajo), y apropiarse de territorios fuentes de materias primas y nuevas fuerzas de trabajo, a menor costo, para incorporar a nuevos emprendimientos de negocios y éstos hechos van en esa dirección, la misma que se adopta cuando pueblos como el de Siria muere bajo el asesinato masivo de esa disputa capitalista o produciendo emigraciones que sufren el alto costo del desarraigo y la pérdida de muchísimas vidas humanas en ese deambular incierto. Lo mismo ocurren en otros países, por nombrar algunos, como Libia, Yemen, Irack, Afganistán, Palestina, etc.
El sistema capitalista, en su época histórica imperialista, acorralado por la lucha de clases se transforma en un monstruo de muchas cabezas.
Los hechos de Paris, la necesidad de la clase dominante de azuzar guerras, de producir matanzas se está chocando con fenomenales fuerzas populares movilizadas reclamando una consigna de denominador común que es: ¡ir por una vida digna!
A las guerras de carácter imperialista contra los pueblos, se impone abrir una época de revoluciones sociales de carácter socialista capaces de poner freno a embestidas planetarias de carácter fascista.