En Las Palmas y La Leonesa, desde hace varios años, vienen observando los vecinos que los casos de leucemia y de cáncer han aumentado en forma alarmante (entre el 300 y el 400%), además de la desproporcionada cantidad malformaciones en los niños nacidos en los últimos 15 años. Esto coincide con un “avance” de la producción agropecuaria. ¿Que significa esto? Agroquímicos en exceso, campos sin campesinos, explotación a full, ganancias para los monopolios. Aquí no se habla de efectos colaterales sino de muertes.
Los vecinos autoconvocados de estas localidades comenzaron a movilizarse, preocuparse y ocuparse de estos problemas, incorporaron a esta tarea investigadores de Resistencia y otros lugares. Profundizando la investigación emergen los problemas. Negocios, enfermedades, malformaciones, más negocios.
Todo parece mezclado y confuso, pero si se sigue la pista del dinero, todo se aclara. Por un lado las tierras que poseen estas arroceras: San Carlos SRL y Cancha Larga S.A. propiedad que figuran a nombre de Eduardo José Meistrich y Jorge Petruk, eran parte del ingenio azucarero.
Cuando el mismo se desguazó, estas tierras se debían entregar a pequeños productores de la zona, pero terminan en manos de dos grupos con más de 3000 hectáreas sembradas cada uno. Esta operación fue realizada gracias a los ex gobernadores Rozas, Nikisch y el actual Capitanich, donde están en el negocio la diputada Insaurralde y el Intendente de La Leonesa Carabajal, el ministro de economía del actual gobierno Aguilar y varios ex funcionarios, es por eso que se opusieron a que los miembros de la comisión de investigación y los vecinos autoconvocados de estos pueblos puedan juntarse en una escuela.
Además, mandaron una patota que agredió a periodistas locales a dos diputados y a un secretario de derechos humanos. Hacemos hincapié en estos personajes, no tanto porque tengan más importancia que los vecinos e investigadores que hace años vienen peleando, sino por el nivel de desesperación e impunidad en que se encuentran.
Además de desviar la atención de la contaminación que viene matando silenciosa, pero metódicamente día a día, a esta cruzada contra los que ellos denominan “infieles vecinos enemigos del progreso” (léase mayor explotación), se suman los dueños de los aviones aerotransportados que, por la movilización de los vecinos, hicieron aplicar una ley de herbicidas y plaguicidas de 1988, y judicialmente les impide que fumiguen como mínimo a 1000 metros de un centro poblado, cosa que no hacían ya que varios barrios, como la Ralera estaban a 50 metros de los cultivos, o sea que esos barrios vivían fumigados.
Estos dueños aducían que los investigadores y especialmente Carrasco que es investigador del CONICET, el mismo no estaba abalado por este organismo, cosa que es obvia, ya que el CONICET, tiene un convenio con Monsanto, productor del glifosato, con el que se rocía todos los cultivos. Al CONICET no le gusta escupir para arriba, también está en los negocios. También aducen que en millones de hectáreas se utiliza este producto y nadie se queja, parece ser que es más sano que el Quaker, ahora si fuese así, ¿por qué Monsanto pagó 180 millones de dólares a campesinos estadounidenses para no ir a juicio por consejo de un juez amigo?
En todo el mundo hay ciento o miles de investigaciones que demuestran que el glifosato que produce Monsanto es nocivo.
Políticos locales, instituciones de todo tipo, desde las cámara de diputados, ministerios, universidades, todos están detrás de los negocios, en un sistema capitalista dominado por los monopolios, las ganancias son el único motor. El ser humano, la salud, su bienestar, bien gracias.
Hoy sale a la luz todo esto que ocurre en Las Palmas y La Leonesa, porque los vecinos, la gente se movilizaron, pero esta situación pasa en cientos de pueblos del Chaco y la Argentina, donde la única salida sigue siendo la denuncia, la movilización, la unidad, el enfrentamiento a la política criminal de los monopolios.