Ante la imperiosa necesidad de imponer un turno americano para mejorar la productividad, en contra de las aspiraciones de dignidad que cualquier ser humano puede tener, ya sea por la cantidad de tiempo en planta, por el hecho de estar obligado a ir a trabajar un fin de semana o por poner nuestra vida a entera disposición de la producción capitalista, los obreros de Volkswagen dijeron BASTA y dan el puntapié inicial en el avance por sus conquistas.
Con centro en el sector de Mantenimiento y como hemos desarrollado días atrás en esta misma página, el espíritu y disposición a la lucha han sido extraordinarios.
Desde formas de propaganda que enseguida hacían masivas las consignas y las informaciones, expresiones públicas dentro de la planta, donde la justeza de los planteos iban marcando los caminos a seguir, formas masivas de organización que ponían en jaque cualquier iniciativa de la compañía en función de su necesidad y que a la vez iban haciendo sentir a cada uno de los obreros protagonistas que sí se podía ganar.
Dentro de la planta se viene jugando un partido hace tiempo en donde se evidencia a sobremanera la necesidad que tienen de producir y de “mejorar la productividad” tomando iniciativas permanentes en pos de ese objetivo, algunas han prosperado y otras no. Pero este hecho no es uno más en esta historia, se ha puesto un freno partiendo de las nuevas metodologías, siendo la mayoría de los obreros protagonistas en sus decisiones y se hizo retroceder a Volkswagen ganándose este conflicto la simpatía de toda la fábrica.
Sin dudas se abre un camino donde las batallas se recrudecerán, donde en general a la burguesía le va a ser cada vez más difícil imponer las condiciones de juego aunque lo seguirán intentando y es parte de la lucha de clases cotidiana.
Ahora bien a los revolucionarios se nos plantean nuevos desafíos que no los podemos dejar para mañana. Parados desde la concepción del recrudecimiento del enfrentamiento, de la disposición a la lucha y en la búsqueda de una vida más digna es que estos obreros ya se tienen que tutear con las ideas revolucionarias.
Estas experiencias basadas en la democracia directa, donde la decisión y el protagonismo son pura y exclusivamente de la clase obrera, son la base material que nos permite avanzar hacia una nueva sociedad, hacia una revolución socialista.