El ocultamiento y la desinformación llegan a niveles inéditos en nuestro país. La prensa del sistema sólo se ocupa de la movilización popular para realizar arengas en contra de los piquetes y pedir abiertamente la represión a los mismos. Se silencia sistemáticamente la movilización en ciudades, pueblos, barrios de todo el país; durante estas semanas, las formidables movilizaciones de principios de marzo fueron acompañadas por miles de marchas, cortes, tomas de edificios, bocinazos y otras iniciativas por parte de los docentes que están llevando una lucha ejemplar desde las bases, el pueblo en general contra las condiciones de vida, trabajadores de distintas ramas por diferentes reivindicaciones.
La consigna popular acuñada en el Mayo Francés, en Paris del año 68: “nos están meando y dicen que llueve”, se adapta a la perfección a esta época.
Sin embargo, el pretendido ocultamiento se vuelve infructuoso ya que a través de las redes sociales y del “boca a boca” la información traspasa las barreras que quiere imponer el poder y los más amplios sectores sociales muestran, también en este aspecto, el grado de movilización popular existente.
El alza de la movilización de masas se potencia cotidianamente; el gobierno de los monopolios y la burguesía en general saben de esto y, a pesar que traten de “ningunear” o desvirtuar las luchas, se muestran preocupados y condicionados a la hora de llevar adelante las medidas antipopulares que deberían tomar en el camino de intentar sortear la crisis capitalista. La burguesía querría ir por más pero el pueblo movilizado les está poniendo freno. Debieron fragmentar los aumentos del gas; debieron suspender el aumento del transporte; hacen alharaca de despejar la calle y ese mismo alarde los muestra en toda su impotencia.
No dejarlos gobernar es la consigna del momento.
El pueblo ha ganado la calle nuevamente y ese es el mejor terreno de disputa contra la burguesía. No existe hoy facción alguna de esa clase que pueda decidir o determinar que las masas se desmovilicen. Allí está su debilidad y allí está nuestra fortaleza.
En este contexto, la movilización del próximo viernes 24 de marzo cobra gran trascendencia. Además de que será multitudinaria para expresar la memoria y las aspiraciones democráticas de nuestro pueblo, como lo es todos los años, se multiplicará la participación en la misma dado que las más amplias masas concurrirán para seguir manifestándose en contra del gobierno de los monopolios y sus políticas. Como dijimos, la calle es el ámbito en el que las masas están determinando el enfrentamiento y, por lo tanto, el 24 de marzo será un nuevo jalón en ese proceso.
De allí la importancia de incentivar la participación en la misma. El 24 de marzo debemos movilizarnos para seguir confirmando que la movilización popular sigue de pie; que nuestro pueblo nunca fue derrotado y sigue adelante con sus aspiraciones y demandas de justicia, vida digna, esperanzas y anhelos de dejar atrás a la clase que hoy nos gobierna y que es la misma que provocó el genocidio.
Y así será también el mejor homenaje a los miles de hombres y mujeres que lucharon y siguen luchando por esos objetivos.