La crisis estructural del sistema capitalista existe, más allá que los apologistas del sistema se esfuercen por maquillarla. Tanto existe la crisis que periódicamente exponentes de la oligarquía financiera mundial no pueden evitar advertir sobre la misma. Uno de ellos, George Soros, afirmó sobre la Unión Europea: “Todo lo que podía salir mal, salió mal”; estas declaraciones fueron hechas en medio del nuevo tembladeral que atraviesa Europa por la crisis política en Italia donde la opción por dejar Europa y salir del euro parece ganar cada vez más adeptos. Valga recordar que Italia tiene una deuda que representa el 130% de su PBI por lo que la sola mención de una salida del euro generó que ayer los bonos de ese país sufrieran la mayor caída en 25 años y las bolsas de todo el mundo sintieran los cimbronazos.
Las declaraciones de Soros, por lo tanto, no son casuales; además, su análisis no centra sólo en los aspectos económicos de la crisis sino también en los políticos cuando atribuye como parte de las causas a las políticas de austeridad aplicadas que “entorpecieron el desarrollo económico de Europa”. Un carnicero crítico de su propia carnicería.
Las preocupaciones no son sólo de Soros, ni los problemas sólo de Italia. El mayor banco alemán y uno de los más grandes del mundo, el Deutsche Bank, viene siendo motivo de alarmas cada vez más inquietantes. Su cartera de activos incobrables asciende a 64 billones de dólares. Para tener una idea de la magnitud de esta cifra es elocuente compararla con el PBI alemán, que es de casi 4 billones de dólares, y el PBI de toda la UE que es de algo más de 13 billones. Pero aquí tampoco los problemas son de Alemania; el accionista mayoritario del banco “alemán” es el fondo BlackRock uno de los fondos de inversión más grandes del mundo con sede en Wall Street.
Para ratificar la fragilidad de la economía capitalista, en el XXII Foro Económico Internacional realizado en San Petersburgo, Rusia, la semana pasada, la titular del FMI, Christine Lagarde, advirtió que el nivel de endeudamiento mundial de países y empresas asciende a 162 billones de dólares. Esta cifra representa el 225% del PBI mundial y es la más grande de toda la historia del capitalismo.
Como siempre decimos, los imbricados lazos del capital financiero mundial confirman que el capital no tiene patria y que las crisis en un país o región son parte constitutiva de una crisis del capitalismo en su conjunto.
En este marco mundial de crisis las mentiras del gobierno argentino acerca de haber superado los cimbronazos de abril/mayo quedan más en evidencia. Nadie en el mundo puede prever lo que podrá pasar en las próximas horas, mucho menos los representantes de un gobierno a la deriva y que improvisa y ensaya respuestas con la misma lógica con la que se maneja el capital a nivel mundial: pasar las tormentas y seguir navegando hasta encontrar la tempestad y el naufragio.