Ismael Ramírez tenía 13 años cuando una bala certera disparada por las fuerzas de “seguridad” penetró en su torso. La familia que estaba con él pidió urgente auxilio pero la ambulancia no llegó a tiempo porque la policía no le permitía el paso. Posteriormente, cuando el niño llegó al hospital, ya estaba muerto.
El hecho se dio en Roque Sáenz Peña, Chaco, en medio de “un intento de saqueo a un supermercado”, según indican las noticias. Pero un dato fundamental de lo acontecido y que se oculta en los medios masivos es que no fue “un saqueo”: la movilización fue en reclamo por la tarjeta alimentaria, que el supermercado en cuestión les había retenido porque estaban remarcando los precios. “Retener” las tarjetas alimentarias (un resorte del clientelismo y una prebenda política del sistema) es una práctica “habitual” de estos comercios, ya que así se garantizan que los más necesitados siempre les compren a ellos.
Como si nada de todo esto existiera, la ministra de seguridad Patricia Bullrich, inmediatamente declaró que “detrás de los intentos de saqueo hay intenciones políticas de desestabilización”… Ninguna mención del asesinato ni al origen del conflicto.
Según la escala de valores de la ministra, los “saqueos” desestabilizan… las muertes, no. Ha repetido la conducta que siempre tiene la funcionaria. Su función, al servicio del capital monopolista es eficiente.
Inmediatamente brotaron como hongos, a través de las redes sociales, cientos de mensajes y fotografías trucadas pretendiendo mostrar a Ismael como un delincuente que estaba predestinado a ese fin, debidamente justificado, por su supuesta vida delictiva.
Bullrich, reproduce la lógica del Estado y de todas sus instituciones. Así como el arma asesina del niño fue disparada por un criminal con uniforme, la ministra disparó la reacción en cadena de cientos de servidores estatales de las fuerzas de seguridad bajo su mando (llamados trolls) que inundaron con mentiras las redes sociales para justificar la muerte de Ismael y dar un mensaje represivo a los sufrientes habitantes del país despojados de sus ingresos.
La maestra de Ismael, salió al cruce de las mentiras y describió con detalles quién era ese niño. Ella, junto a la familia, sus vecinos, sus compañeros y la comunidad de Roque Sáenz Peña, saben perfectamente cuál es la verdad que se intenta ocultar y deformar frente al resto del país.
El Estado y sus funcionarios, como Bullrich, están para cumplir fielmente ese propósito. Todos constituyen instrumentos que se utilizan contra el pueblo. Los gobiernos de turno aplican las políticas que sólo benefician a los monopolios y empobrecen al pueblo, valiéndose del Estado que se alza como escudo y arma de sometimiento contra las mayorías laboriosas del país.
La movilización, lucha y organización de trabajadores en unidad férrea con los sectores populares es la única fuerza capaz de revertir las políticas de dichos gobiernos, pero así como se los puede hacer retroceder avanzando en la conquista de derechos y mejores ingresos, es necesario destruir ese escudo y arma que constituye el Estado detrás del cual se protegen los dueños del poder.
Por eso, con más convicción que nunca, en momentos en que grandes sectores de masas se están movilizando por sus derechos y aspiraciones a una vida mejor, arrancando girones de la careta mentirosa del poder y sus funcionarios, es que debemos convertir en política nacional (es decir, tomar en nuestras manos la cosa pública) todas nuestras luchas, entendiendo que la política es la acción masiva de una fuerza que crece desde lo local, unitaria, con ejercicio de la democracia directa que venimos realizando como pueblo en cada gesta, y tejiendo organizaciones de base en cada fábrica, empresa, barrio, ámbito estudiantil, o lugar de trabajo.