O una democracia burguesa que delega en “los representantes” el gobierno y la deliberación de los grandes problemas del país, o una Democracia Directa, proletaria y popular, que gobierne a través de las instituciones democráticas surgidas desde abajo, con representantes elegidos en forma directa, revocables por mayoría simple en asambleas populares, con un debate resolutivo y permanente de los grandes problemas a tratar. Estas son las dos clases enfrentadas, con intereses de clase enfrentados, irreconciliables. Y que en lo político y orgánico cada una cuenta con Partidos.
La práctica de democracia directa ya alcanzada, acompaña la historia de las sociedades, porque es una respuesta política para destrabarla y que permite desplegar todo su potencial, poniendo sobre la mesa que el primer y fundamental interés es la sociedad humana que lo produce e intercambia todo. Es decir, la gran mayoría de explotados y oprimidos.
Para poder llevar adelante éstas premisas fundamentales es necesario fortalecer todas las organizaciones que nuestro pueblo ha ido creando en todos los planos, elevar el grado de conciencia de las mismas, si por ello entendemos que esas fuerzas son parte de la columna vertebral para la lucha por el poder. Y que se sintetiza en poner en marcha la democracia directa e ir institucionalizándolas como herramientas de doble poder por un período histórico, capaces de enfrentar a las instituciones de la clase burguesa.
Es este un período de fortalecimiento necesario y que no puede quedar flanco abierto por donde la política y la ideología dominante puedan erosionar este proceso. No es un momento fácil para encarar esta alternativa política de salida, pero somos muy respetuosos del nivel alcanzado de conciencia democrática de nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, para seguir avanzando en una acumulación de fuerzas revolucionarias hacia los cambios profundos que necesita nuestro pueblo.
Entre las fuerzas políticas que hay que fortalecer, robustecer y hacer crecer están los destacamentos revolucionarios que expresan en sus políticas tácticas y estratégicas los intereses de clase del proletariado y el pueblo. Somos destacamentos independientes de los intereses de la burguesía, lo que exige a nuestras políticas no perder el norte de la lucha, para no transformarnos simplemente en furgón de cola de la clase dominante.
Si de lo que se trata es de una revolución socialista que ponga los medios de producción y cambio en manos del proletariado y del pueblo, entonces, la democracia directa será nuestro norte político permanente. Es una revolución de todo el pueblo, y los destacamentos políticos del proletariado, sus partidos, de ser consecuentes con ese objetivo, tenemos que trabajar para elevar ese grado de conciencia y organización que nuestro pueblo va desplegando desde hace décadas, pero más pronunciadamente desde el 2001 en adelante.
Es desde esta concepción que pretendemos fortalecer los destacamentos revolucionarios y el de nuestro Partido en particular. Porque entendemos que nuestra clase obrera y nuestro pueblo no dejarán de luchar, de organizarse, pero que todo ello deberá acumular para la revolución, en donde la Democracia Directa pone a la gran mayoría como protagonista fundamental de la toma del poder.
Nuestro partido no descarta ninguna forma de lucha, recoge toda la sabiduría que anida de la historia de la lucha de clases, la va incorporando en ese ir venir del enfrentamiento. Pero para sintetizar este proceso hacia la revolución y en lo táctico, se necesita más partido revolucionario en lo más profundo de nuestro pueblo, para no bajar la mira de la lucha por el poder e ir sintetizando las políticas en forma constante.
No somos un partido político que se construye con el objetivo electoralista. Somos un partido político que aspira a ganar la dirección política de la clase obrera y el pueblo hacia la revolución socialista, y vamos encontrando en la experiencia y conciencia ya alcanzada de la gran mayoría del pueblo, los caminos más directos para elevar la mira de la lucha por el poder.
Muchas cosas están en marcha y la paciencia, siempre sujeta a la política táctica-estratégica, será una buena compañera, si ella está sujeta a las tareas urgentes y necesarias en cada momento de este proceso revolucionario.
Los destacamentos proletarios nos estamos encontrando en la lucha, en el abajo, y estamos asimilando la unidad como resultado y expresión del papel que juguamos mancomunadamente en cada fábrica, barrio, universidad etc. Somos destacamentos que -de seguir en este camino- iremos rompiendo con desconfianzas impuestas por la clase dominante y su coherente accionar, en donde las elecciones son el todo y la democracia es la nada.
Insistimos: la democracia directa necesita ir constituyendo sus instituciones independientes de la burguesía y a la vez, ir ejerciendo de lo pequeño a lo grande y de lo débil a lo fuerte la capacidad de poder. Es en este desplegar de acumulación de fuerzas en donde los destacamentos del proletariado deben jugar un papel destacado para acumular -desde el enfrentamiento al sistema- hacia la lucha por el poder.