La situación de nuestro país atraviesa un momento verdaderamente crítico.
La burguesía, en el medio de una profunda crisis política, muestra toda su descomposición, y con la misma, intenta arrastrar a todo el pueblo argentino hacia su caos. Desesperados por llegar a Octubre, cada uno en su negocio electoral, nos cuelgan a todos nosotros un “salvavidas de plomo”. Ya sabemos lo que puede esperarnos en manos de todos estos impresentables.
La política de ajuste golpea al pueblo trabajador cada día peor; pero los sucesos que se vienen dando en todo el país respecto a un reanimamiento de luchas que se han desatado, confirman que el margen de maniobra político de la burguesía monopolista y sus gobiernos, es absolutamente inexistente.
Los días y los meses por venir serán de más y más enfrentamiento en todos los sectores de la sociedad, por lo que desde la clase obrera y el pueblo argentino, seguiremos sosteniendo firmemente nuestros reclamos y reivindicaciones.
Eso hay que hacerlo, pero sólo no alcanza.
Ellos (en cualquiera de sus variantes políticas, está dicho) no nos darán ninguna solución ni salida, ni tampoco debemos esperarla.
Ante la descomposición de la clase dominante debemos poner manos a la obra inmediatamente en la organización del poder político del pueblo.
Las organizaciones obreras y populares que ya estén en pie y, las que se están construyendo embrionariamente en este preciso momento y de aquí adelante, deben ser las organizaciones políticas que tomen en sus manos las decisiones y la resolución de los problemas que el poder ya no resuelve.
En cada barrio, cada centro de trabajo, cada establecimiento educativo o de salud, debemos instituir asambleas obreras y populares empapadas desde el inicio del ejercicio de la democracia directa, con el objetivo que comiencen a ser verdaderos órganos de poder del pueblo movilizado y decidido a la confrontación.
Con el objetivo de:
– No dejarlos gobernar y así, condicionar todas las políticas del poder.
– Denunciar y combatir los tarifazos, un verdadero golpe al salario.
– Enfrentar cualquier intento de flexibilización laboral y extorsión a los trabajadores.
Esta debe ser la táctica inmediata de la clase obrera y el pueblo para enfrentar los planes del gobierno y frenar las calamidades y desastres de la crisis burguesa.
Desde el ejercicio de la democracia directa, más organizaciones estables y permanentes.
Organizar el poder político de la clase obrera y el pueblo es la respuesta urgente y necesaria que proponemos, para comenzar a encontrar una salida desde abajo a la crisis de los de arriba.