El Indec acaba de publicar la Encuesta Permanente de Hogares, con estos resultados:
* La mitad de los ocupados (algo más de 7.700.000 personas) gana menos de $ 2.200.
* En la mitad de los hogares argentinos, sumando los ingresos de todos los integrantes que trabajan, ingresan menos de $ 3.800.
* 4.700.000 ocupados, casi el 30% del total, ganan menos de $ 1.500 por mes.
* Solamente el 10% de los ocupados formales, algo más de 1.500.000 de personas, ganan más de $ 5.000 por mes.
Un dato adicional es que entre los que ganan menos de 2.200 pesos, se incluye a trabajadores en relación de dependencia, cuentapropistas, profesionales y patrones. Lo que quiere decir que ese monto se achica considerablemente si se contara solamente a los empleados.
Los grandes logros del gobierno nacional y popular es decirnos que estas cifras significan un aumento del 22% respecto de las cifras del año pasado. Una caradurez a prueba de balas, más aún si se parte de que estos datos son manipulados por la propia burguesía…
La Argentina del crecimiento económico a tasas chinas, la del consumo masivo, de la redistribución de la riqueza y la inclusión social, es en realidad la Argentina del empobrecimiento generalizado del pueblo trabajador. Ese empobrecimiento es el que sostiene las ganancias siderales que, año tras año, arrojan los balances del puñado de empresas monopolistas de las que este gobierno ha sido, es y será su garante mientras le toque gobernar
Las cifras oficiales NO nos dicen nada nuevo a las familias trabajadoras que, cotidianamente, sufrimos el alza constante de la canasta familiar y la pérdida de nuestro poder adquisitivo; sí son una verdadera confirmación de la escandalosa expropiación que sufrimos por parte de la burguesía monopolista y su gobierno.
Por esto mismo, mientras todo el arco político burgués se dedica a presentar sus listas de candidatos pactadas entre cuatro paredes, queriendo revivir un fervor electoral que hace años está muerto y enterrado, la clase obrera y el pueblo argentino no cejamos ni un instante en la lucha por mejores condiciones de trabajo y de vida, sin confiar en los más mínimo en ningún candidato, ni promesa electoral, ni discurso proselitista. Los argentinos hemos aprendido hace rato que de discursos no se vive, y de promesas menos todavía. Y que los candidatos lo único por lo que pelean es por ver quién va a ser el mejor gobierno, no para el pueblo, sino para los monopolios.
El modelo tan afanosamente vendido por el oficialismo es un proyecto burgués, lo mismo que cualquiera de los proyectos de los demás candidatos. Por eso nadie habla de que mientras la economía del país ha crecido el pueblo trabajador se ha empobrecido. Y el que diga que esto se puede cambiar con un voto está mintiendo sin tapujos.
Lo único que puede cambiar esta situación es la lucha y la movilización de las masas, golpeando allí donde les duele a los verdaderos dueños del poder y a sus gobernantes. Allí está la verdadera oposición a este gobierno y al proyecto que representa Eso es lo que está demostrando hoy la lucha en Santa Cruz, tal cual lo demostraron otras tantas luchas todos estos años a lo largo y ancho de nuestro país.
Sobre esta realidad cotidiana de luchas y conquistas se va construyendo el proyecto revolucionario que termine de una vez por todas con la infamia de un país con riquezas extraordinarias y un pueblo cada vez más pobre.