Describir la pérdida del poder adquisitivo de la masa salarial en dólares durante todo el transcurso del gobierno de Macri, nos llevaría a la escalofriante pérdida de un 55% del salario, si tomamos en cuenta solamente las cifras que da el establishment de la burguesía. Ellos afirman que de 580 dólares (en 2016) se pasó actualmente a la fría y cruel cifra de 271 dólares. Lo que coloca a nuestro país en la misma sintonía que Venezuela, a la que tanto critican.
Para la gravedad de la situación “el remedio que proponen” es un bono para el sector privado de 5.000 míseros pesos, con decreto presidencial de por medio, consensuado entre Dante Sica (ministro de producción) y los multimillonarios sindicalistas Carlos Acuña, Armando Cavallieri, Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez y Héctor Daer. Al mismo tiempo, estuvieron “negociando” con estos popes un mecanismo de apoyo “logístico “para contener la demanda de los comedores para los sectores más vulnerables y una ayuda alimentaria para desocupados. Hay que mencionar que en todo este enjuague dejaron a los jubilados y pensionados afuera de la miserable ayuda social.
Demás está decir que es una burla descarada al pueblo laborioso de las tantas a las que nos tienen acostumbrados, pero no por ello esconden una nueva trampa. En realidad, cuando se refieren a sectores vulnerables se están refiriendo a la mayoría de los trabajadores asalariados que están con ingresos muy por debajo de la línea de la pobreza. Y la trampa surge cuando los señores del poder -como Miguel Acevedo- en una perfecta sincronización, al igual que muchos sindicatos salen a proponer aperturas de paritarias…
¿Cuáles? ¿Las truchas? Esas en que se la pasan discutiendo meses, con porcentajes ridículos en vaya a saber cuántas cuotas y cláusulas gatillo que nunca se cumplen; con paritos tibios de un día hoy, otro la semana que viene, otro el mes que viene… Nos dicen que se sientan a “negociar” y un montón de taradeses juntas, con marchitas turísticas, etc.
Es decir, cuando Acevedo afirma que la crisis económica no es tal, sino que es un problema político, escupe sobre el pucho la propuesta de la apertura de las paritarias, como un mecanismo que intente descomprimir el descontento y entretenga en el vaivén de las “discusiones salariales paritarias”, como que el poder y sus políticas están metidos en la resolución del bolsillo de los trabajadores. Mentiras y más mentiras.
Para empezar, aquí volvemos al inicio del problema. La clase obrera y demás trabajadoras y trabajadores no poseen hoy en casi su totalidad, verdaderas y auténticas organizaciones que expresen los intereses de la clase obrera. Es ya un mal endémico que arranca desde el autoritarismo de un viejo y desvencijado sindicalismo empleado de los monopolios, que actúan de acuerdo a las necesidades, con mecanismos que replican la democracia burguesa (representativa), corrompida, putrefacta y decadente a la altura asimétrica de la putrefacción del sistema capitalista en su conjunto. Donde en estos momentos tan difíciles se expresan en su máximo grado: solo están pensando en la gobernabilidad: nada nuevo bajo el sol.
Por esto es que insistimos que, desde la independencia de clase, los trabajadores, empatando sus reclamos, debemos avanzar en la organización independiente del Estado de los monopolios y sus leyes y reglamentaciones.
Así lo hicieron los docentes de Salta y lo están llevando a cabo los docentes, estatales y estudiantes de Chubut, en unidad con los petroleros y todo el pueblo. Es el único camino cierto, con ejercicio de la democracia directa, que es la vía que nos garantiza la masividad, combatividad y el reclamo que en conjunto los trabajadores consideremos.
¿O acaso los sindicatos se van a plantear -como los docentes de Chubut- medidas por tiempo indefinido, cortes en todo el país, asambleas permanentes por sector, creando un estado de ingobernabilidad, mientras ellos hacen fabulosas ganancias a costa del hambre de nuestro pueblo?
Nuestro Partido, como organización política revolucionaria, alienta a la organización independiente. Trabajadoras y trabajadores de la Argentina: es hora de autoconvocarse, organizarse, porque los únicos que estamos en crisis somos los trabajadores y el pueblo.
Donde podamos poner el eje de la lucha en un salario mínimo vital y móvil acorde a las necesidades del costo de la vida. Todo lo demás es un nuevo engaño, que de nuevo no tiene nada.