En estos momentos hay varias decenas de detenidos y heridos. Están saliendo listas con nombres y apellidos que confirman tal situación. El gobierno provincial se ha lanzado a la caza de los manifestantes. La resistencia se sostiene con cortes de rutas, en este momento son más de trece.
Quienes ocultaron hasta el día de hoy la lucha sostenida por el pueblo jujeño en componenda con el gobierno de Morales nos obliga a reflexionar sobre la fuerza que adquiere el abajo cuando quiebra su dependencia de las instituciones del poder.
Semanas de autoconvocatorias, semanas de asambleas de base se fueron transformando en la fuerza del pueblo. La resultante electoral con el triunfo del oficialismo provincial se hizo añicos a pocas semanas. Ya nada será igual. Nos hace recordar al Correntinazo.
La democracia representativa ha chocado con la expresión de democracia directa.
Este ejercicio que se sigue llevando a cabo ha provocado una profunda crisis política en el arriba. Han roto su unidad antipopular, y muchos de ellos intentan aparecer en las «escondidas cámaras televisivas» con el solo fin de que todo vuelva al redil de la lucha electoral.
Los oficialistas provinciales y sus aplaudidores nacionales aprueban los mecanismos «constitucionales» para avalar la reforma constitucional. Las Vidal, las Bullrich, los Larreta azuzan todos los mecanismos represivos para sostener entre otras cosas salarios indignos para cualquier trabajador. Los «ausentes» de estas semanas de fuego y rebeldía popular, oficialistas desde Alberto Fernández hasta la vice Cristina Kirchner «salen al cruce» del gobierno provincial para frenar un abajo que no respeta «ni pelo ni marca».
Se reproducen como moscas los aplaudidores del «gobierno nacional y popular» que sostiene un salario de pobreza como nunca jamás se vivió en la historia de nuestro país.
Hay que sostener la resistencia como se está haciendo, asimilar que el poder ha entrado en crisis política y si ellos están mal es porque en el abajo la resistencia está golpeando más fuerte de lo que se esperaba.
El sostenerse en estas horas es ya una heroicidad descomunal. El frente burgués se ha roto y la reforma constitucional no quedará impune.
Los dueños del poder, transnacionales como las mineras, en el futuro inmediato deberán nadar en aguas turbulentas.
El pueblo movilizado y organizado está siendo el único vocero para sellar la suerte de negociados que comienzan con salarios de hambre y terminan liquidando la naturaleza humana y ambiental.