“El propio Donald Trump incorporó en sus filas a Elon Musk para replicar el modelo que está haciendo Federico Sturzenegger, es decir estamos exportando el modelo de la motosierra al mundo, estamos cambiando el mundo y estamos haciendo un mundo más libre”, afirmó el Presidente Milei, con una frase que ilustra su fantasía grandiosa, su delirio de grandeza que lo posiciona para la imagen de sí mismo como un estadista planetario, ejemplo para los mandatarios de todo el orbe.
No es que Elon Musk, dueño de X y de Tesla entre otros negocios, y el electo Presidente Trump se bañen en agua bendita ni mucho menos. Pero téngase en cuenta que el Ministro argentino que vino a desregularizar y achicar el Estado, es un ex procesado por turbias operatorias financieras en el Megacanje de 2001, que le costó al país y a todos los argentinos miles de millones de dólares en la histórica fuga de divisas.
En este mamarracho reciclado por el gobierno, según sostiene Milei, se va a inspirar el gobierno de los Estados Unidos para importar el plan argentino. Lástima que el Presidente no tenga en cuenta que Trump no tiene buenas noticias para los mercados emergentes. Los precios de los comodities van a descender, en virtud de la política proteccionista del país del norte, que va a subsidiar fuerte a sus productores. Además de las intenciones de Trump para determinados negocios, la concentración global del capital no tiene retorno.
Por su parte, el economista y analista financiero Javier Timerman señaló: “Las políticas económicas que impulsa un presidente republicano, generalmente, no son beneficiosas para la Argentina porque están enfocadas en cerrar la economía, aplicar tarifas y proteger el comercio de Estados Unidos. Esto no es bueno para una economía como la nuestra que necesita abrir mercados.”
Esto surge de los propios análisis de la clase dominante. Más allá de que demócratas y republicanos puedan representar a diversas facciones de una burguesía en descomposición, el párrafo es elocuente.
Milei no es ningún estadista, es un demente bien utilizado por la burguesía explotadora para llevar a cabo un ajuste de magnitudes devastadoras para los trabajadores y el pueblo argentino.
Sturzenegger no es ningún genio de la planificación estatal, es un simple advenedizo y fracasado funcionario que estuvo cerca de ir a prisión. Lo mismo se podría decir de Caputo, el Ministro de Economía, que hasta hace unos meses era para el Presidente un fugador serial, que se patinó 15.000 millones de dólares en 2017. Después, pasó a ser “el mejor Ministro de la historia.”
Este es un gobierno demencial. Pero pareciera que no importa. Se puede decir y hacer cualquier cosa. Es grave, muy grave. Todavía no tomamos dimensión de lo que se avecina. Solo estamos viendo los primeros síntomas.
Tenemos por delante la indelegable tarea de profundizar nuestro trabajo en las masas para acrecentar la conciencia de clase y enfrentar en unidad a un gobierno (demencial) de los monopolios.