Dice un conocido dicho popular ensillar hasta que aclare.
Esto bien puede aplicarse a la posición del gobierno sobre la soberanía y la decisión de Inglaterra de iniciar perforaciones en busca de petróleo en las Islas Malvinas.
Según el diccionario, HIPOCRESÍA es: Fingimiento de cualidades o sentimientos que no se tienen.
Esta caracterización le cae al pelo al gobierno, basta con seguir paso a paso su conducta.
Mas allá de lo cínico de escuchar invocar la soberanía nacional en boca de funcionarios que viven favoreciendo los negociados y el saqueo monopolista; mas allá de lo oportunista de agitar una bandera cuando se fomenta la superexplotación, la miseria y el hambre; más allá de las suspicacias que despierta saber que uno de los bancos que opera en el pago de la deuda externa es accionista de la empresa que explorará en Malvinas; la realidad por sí sola, pone las cosas en su lugar.
La declaración de Antonio Brufau, directivo de Repsol-YPF anunciando un plan para instalar una plataforma submarina en conjunto con Petrobras y Pan American Energy, que comenzaría a funcionar hacia fin de año, es una verdadera frutilla del postre.
Ya desde El Combatiente habíamos denunciado que detrás de la creación de Enarsa estaba el interés de Repsol en explotar el petróleo que se encuentra en la plataforma submarina argentina, algo que los pliegos de la privatización de YPF prohíbe.
No es de extrañar entonces tanta retórica nacionalista, cuando se trata de encubrir una violación de las propias leyes de la burguesía en beneficio de uno de los principales monopolios, como es Repsol, que explota, saquea, contamina y mata.