El paro de camioneros expresa que por abajo está todo podrido. “Moyano versus Gobierno”. De esta manera, es presentado por la burguesía el paro de los camioneros que mantiene bloqueadas las refinerías petroleras en gran parte del país, como medida de protesta por un reclamo de recomposición salarial del 30%, en contra del impuesto a las ganancias y por la universalización de las asignaciones familiares. Las principales plantas afectadas por las medidas de fuerza son las petroquímicas de Dock Sud, La Matanza, La Plata, Campana y Junín, en Buenos Aires; también en Luján de Cuyo (Mendoza); San Lorenzo (Santa Fe); Refinor (Tucumán) y Monte Cristo (Córdoba). Cese total de las actividades en 18 provincias, a lo que se le suma que el viernes pasado ya había parado el transporte de caudales y anteayer se había alterado el funcionamiento de la distribución de mercaderías en los supermercados y del correo postal.
Por todo esto y como manotazo de ahogado, el Ministerio de Trabajo dictó una conciliación obligatoria por 15 días hábiles entre Camioneros y la Federaciónde Empresas de Transporte de Cargas, pero la misma no fue acatada.
Si bien es muy cierto que seguramente por arriba aparecen intereses mezquinos que se cruzan fundamentalmente por espacios políticos de poder, en definitiva por “la caja”, lo importante es lo que poco y nada ha trascendido y que se ve reflejado en las palabras de Moyano hijo cuando dice: “lo que el gobierno no quiere entender es que por abajo está todo podrido y que a nosotros no nos queda otra que ir a fondo”.
Esta es la única verdad y lo que está condicionando cada paso que intenta dar el gobierno de los monopolios y cada jugada que se plantea el sindicalismo empresarial que representan los Moyano. Nuestro enemigo es la oligarquía financiera y su gobierno.
Están jugando con fuego. Y no porque ahora coyunturalmente aparezcan “de punta” en contra de un gobierno al que hasta no hace mucho tiempo defendían a diestra y siniestra y se mostraban abrazados en los palcos de los actos “nacionales y populares”; sino por el mensaje implícito que reciben el resto de los trabajadores. Quieran o no, lo que están mostrando es que la única manera de conquistar lo que nos pertenece es ir a fondo con nuestros reclamos. El problema que tienen es que ellos ya no pueden encorsetar las luchas y darles “el ritmo” ni de sus planes ni de sus negocios.
Y estamos hablando de temas muy sensibles para nosotros, los trabajadores: un aumento del 30% (frente al techo que ronda el 20% y que pretende imponernos la burguesía), la barbaridad de que nuestros salarios paguen impuesto a las ganancias (ya lo hemos dicho: el salario no es ganancia, consigna que se han visto obligados a tomar), y el desconocimiento de la conciliación obligatoria (medida que deja desnudo al gobierno, que lejos de ser “arbitro”, es fiel defensor de los intereses de las empresas).
Están empantanados y lo que ha generado esto es la situación de lucha de clases.
Se han metido en un berenjenal en el que cada vez les es más difícil salir.
Frente a la denuncia penal que realizara el gobierno en contra de los Moyano, sumado a los incidentes entre la Gendarmeríay Camioneros ocurridos en La Matanza, con todo el circo armado para que Mariotto bajara de un helicóptero para “poner orden”, la respuesta obligada es el llamado para hoy de un paro nacional de los camioneros en todas las actividades. Más barro sobre el barro…
La burguesía necesita desesperadamente “paz social”, “acuerdo”, “diálogo”, es decir, arreglar en la mesa chica y entre cuatro paredes cómo se reparten las migajas sin hacer demasiadas olas. Entonces, ¿por qué no lo hacen? ¿Son suicidas?
No. No lo hacen porque no pueden. La presión que les estamos metiendo por abajo los pone entre la espada y la pared.
Los trabajadores podemos avanzar hasta convertir estas jornadas en una verdadera protesta nacional de la clase obrera, con paros, movilizaciones y asambleas.
Lo que está en juego no son sólo cuestiones de coyuntura sino estratégicas para la revolución, como el control político de las calles.
Es un momento en que como clase, ellos están sintiendo la profunda debilidad que tienen; del mismo modo que nosotros debemos sentir nuestra fortaleza y continuar yendo por lo que nos pertenece.